Al despuntar el siglo diecinueve, "tanto en Europa como en América, hubo hombres de fe y oración que fueron inducidos al estudio de las profecías, y que siguiendo la palabra inspirada, hallaron pruebas convincentes de que el fin de todas las cosas era inminente. En diferentes países había grupos aislados de cristianos, que debido sólo al estudio de las Escrituras, llegaron a creer que el advenimiento del Señor estaba cerca (El Conflicto de los Siglos", págs. 406, 407).

Guillermo Miller Guillermo Miller fue una figura tan prominente en la promulgación del mensaje del primer ángel en Norte América, que para muchos el movimiento adventista era conocido bajo el nombre de "millerismo". Era él un humilde agricultor que se decía ser deista, pero cuyas convicciones sinceras lo condujeron a aceptar las doctrinas de la Iglesia Bautista, No mucho tiempo después de su conversión, un amigo deísta le echó en cara que tenía una fe ciega en la Biblia. El Sr. Miller estaba convencido de que si la Biblia es realmente la palabra de Dios , debe ser consecuente consigo misma, y resolvió descubrir la armonía en todas las aparentes contradicciones . Con las referencias del margen y la concordancia como únicas ayudas , comenzó con oración un estudio sistemático y profundo de la Biblia. Continuó estudiando diligentemente desde el año 1816 hasta 1823.

En este estudio de la Biblia, Miller se convenció de que la doctrina según la cual el milenio temporal es un periodo en que el pecado estaría virtualmente desterrado de la tierra y que existiría una paz universal (una doctrina muy difundida en aquellos días), no tenía base bíblica. Siguiendo su estudio se persuadió de que la segunda venida de nuestro Señor sería personal, y anterior al milenio, y de que ese acontecimiento , en vez de ocurrir en una época remota futura, ocurriría en el año 1843. Este pensamiento lo conmovió vivamente. De inmediato se sintió llamado a amonestar a un mundo culpable y a difundir este mensaje del primer ángel según el cual la hora del juicio de Dios era inminente. El segundo domingo de agosto de 1831, Guillermo Miller dictó su primera conferencia pública, acerca del segundo advenimiento.

Más o menos dos años después de que Guillermo Miller comenzó esta obra pública, el 13 de noviembre de 1833, aconteció la memorable caída de las estrellas. Muchos la reconocieron como una de las señales de la segunda venida de Cristo, y la aceptaron como una amonestación divina, Produjo sobre ellos una impresión profunda, y los hizo pensar seriamente .

En el año 1836 el Sr. Miller compiló dieciséis conferencias en un libro que fue leído por muchos. Centena res iban a escucharle, o por carta le hacían preguntas respecto a la Biblia.

Por el año 1840 varios pastores eminentes habían abrazado la causa adventista entre ellos el Sr. Josué Himes, quien resultó ser justamente la ayuda que se necesitaba . Hasta este tiempo la predicación de Miller se había limitado a las comarcas rurales. El Sr. Himes le preguntó por qué había mantenido escondido un mensaje tan alarman te cuando su consumación estaba tan cercana, condenan do a la destrucción a todos los pecadores impenitentes, dentro de sólo tres años. Miller le contestó que había estado haciendo todo lo que podía para dar la amonestación, pero que como no le había sido posible conseguir un grupo de pastores que proclamasen este mensaje, él había estado trabajando solo, en la manera poco eficiente en que él como viejo agricultor podía hacerlo. El Sr. Himes le dijo que se preparara para una campaña; debía hablar en las ciudades . De acuerdo con esto, el Sr. Miller recibió la invitación de dar una conferencia en la capilla de la calle de Charden en Boston, de la cual el Sr. Himes era, pastor entonces. De este modo, el mensaje se abrió paso en las grandes ciudades. Y esto fue el comienzo de una amistad vitalicia entre Guillermo Miller y Josué Himes.

El mensaje de Miller versó sobre el juicio y la segunda venida de Cristo; nunca predicó acerca del sábado, porque, según los datos que hay, nunca lo aceptó. La hermana White dice lo siguiente: "

Si Guillermo Miller hubiese aceptado la luz del mensaje del tercer ángel, se habrían aclarado para él muchas cosas que le parecían oscuras y misteriosas. Pero sus hermanos manifestaban tanto amor e interés por el que no tuvo valor para chasquearlos. El corazón de Miller se inclinaba del lado de la verdad, pero se desanimaba al ver que sus hermanos se oponían a ella (Early Writings, pág. 258).

NOTA: Todo el material de Historia Denominacional que trae este Manual fue seleccionado de las siguientes fuentes: El Gran Movimiento Adventista, por Emma E. Howell; El Don de Profecía en la Iglesia Evangélica, por J. N. Loughborough; Christ's Last Legion, por A. Spalding; y algunos pocos datos de nuestro último Yearbook (1960).