La Jaula del Pájaro — Estudia la Biblia Hoy





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La Jaula del Pájaro
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 CONTENIDO 

La Jaula del Pájaro

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Éxodo 14
RVR1960 1 Habló Jehová a Moisés, diciendo: 2 Di a los hijos de Israel que den la vuelta y acampen delante de Pi-hahirot, entre Migdol y el mar hacia Baal-zefón; delante de él acamparéis junto al mar. 3 Porque Faraón dirá de los hijos de Israel: Encerrados están en la tierra, el desierto los ha encerrado. 4 Y yo endureceré el corazón de Faraón para que los siga; y seré glorificado en Faraón y en todo su ejército, y sabrán los egipcios que yo soy Jehová. Y ellos lo hicieron así. 5 Y fue dado aviso al rey de Egipto, que el pueblo huía; y el corazón de Faraón y de sus siervos se volvió contra el pueblo, y dijeron: ¿Cómo hemos hecho esto de haber dejado ir a Israel, para que no nos sirva? 6 Y unció su carro, y tomó consigo su pueblo; 7 y tomó seiscientos carros escogidos, y todos los carros de Egipto, y los capitanes sobre ellos. 8 Y endureció Jehová el corazón de Faraón rey de Egipto, y él siguió a los hijos de Israel; pero los hijos de Israel habían salido con mano poderosa. 9 Siguiéndolos, pues, los egipcios, con toda la caballería y carros de Faraón, su gente de a caballo, y todo su ejército, los alcanzaron acampados junto al mar, al lado de Pi-hahirot, delante de Baal-zefón. 10 Y cuando Faraón se hubo acercado, los hijos de Israel alzaron sus ojos, y he aquí que los egipcios venían tras ellos; por lo que los hijos de Israel temieron en gran manera, y clamaron a Jehová. 11 Y dijeron a Moisés: ¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que muramos en el desierto? ¿Por qué has hecho así con nosotros, que nos has sacado de Egipto? 12 ¿No es esto lo que te hablamos en Egipto, diciendo: Déjanos servir a los egipcios? Porque mejor nos fuera servir a los egipcios, que morir nosotros en el desierto. 13 Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis. 14 Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos. 15 Entonces Jehová dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen. 16 Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por en medio del mar, en seco. 17 Y he aquí, yo endureceré el corazón de los egipcios para que los sigan; y yo me glorificaré en Faraón y en todo su ejército, en sus carros y en su caballería; 18 y sabrán los egipcios que yo soy Jehová, cuando me glorifique en Faraón, en sus carros y en su gente de a caballo. 19 Y el ángel de Dios que iba delante del campamento de Israel, se apartó e iba en pos de ellos; y asimismo la columna de nube que iba delante de ellos se apartó y se puso a sus espaldas, 20 e iba entre el campamento de los egipcios y el campamento de Israel; y era nube y tinieblas para aquellos, y alumbraba a Israel de noche, y en toda aquella noche nunca se acercaron los unos a los otros. 21 Y extendió Moisés su mano sobre el mar, e hizo Jehová que el mar se retirase por recio viento oriental toda aquella noche; y volvió el mar en seco, y las aguas quedaron divididas. 22 Entonces los hijos de Israel entraron por en medio del mar, en seco, teniendo las aguas como muro a su derecha y a su izquierda. 23 Y siguiéndolos los egipcios, entraron tras ellos hasta la mitad del mar, toda la caballería de Faraón, sus carros y su gente de a caballo. 24 Aconteció a la vigilia de la mañana, que Jehová miró el campamento de los egipcios desde la columna de fuego y nube, y trastornó el campamento de los egipcios, 25 y quitó las ruedas de sus carros, y los trastornó gravemente. Entonces los egipcios dijeron: Huyamos de delante de Israel, porque Jehová pelea por ellos contra los egipcios. 26 Y Jehová dijo a Moisés: Extiende tu mano sobre el mar, para que las aguas vuelvan sobre los egipcios, sobre sus carros, y sobre su caballería. 27 Entonces Moisés extendió su mano sobre el mar, y cuando amanecía, el mar se volvió en toda su fuerza, y los egipcios al huir se encontraban con el mar; y Jehová derribó a los egipcios en medio del mar. 28 Y volvieron las aguas, y cubrieron los carros y la caballería, y todo el ejército de Faraón que había entrado tras ellos en el mar; no quedó de ellos ni uno. 29 Y los hijos de Israel fueron por en medio del mar, en seco, teniendo las aguas por muro a su derecha y a su izquierda. 30 Así salvó Jehová aquel día a Israel de mano de los egipcios; e Israel vio a los egipcios muertos a la orilla del mar. 31 Y vio Israel aquel grande hecho que Jehová ejecutó contra los egipcios; y el pueblo temió a Jehová, y creyeron a Jehová y a Moisés su siervo. Éxodo 14: 22 : He. 11.
29.
NTV 1 Entonces el Señor le dio a Moisés las siguientes instrucciones: 2 «Ordénales a los israelitas que den la vuelta y acampen cerca de Pi-hahirot, entre Migdol y el mar. Que acampen allí, a lo largo de la orilla, frente a Baal-zefón. 3 Entonces el faraón pensará: “Los israelitas están confundidos. ¡Quedaron atrapados en el desierto!”. 4 Y una vez más endureceré el corazón del faraón, y él saldrá a perseguirlos. Lo haré así para manifestar mi gloria por medio del faraón y de todo su ejército. ¡Después los egipcios sabrán que yo soy el Señor! ». Así que los israelitas acamparon donde se les dijo. 5 Cuando al rey de Egipto le llegó la noticia de que los israelitas habían huido, el faraón y sus funcionarios cambiaron de parecer. «¿Qué hemos hecho al permitir que todos estos esclavos israelitas se fueran? », se preguntaban. 6 Entonces el faraón preparó su carro de guerra y llamó a sus tropas. 7 Llevó consigo seiscientos de los mejores carros de guerra, junto con los demás carros de Egipto, cada uno con su respectivo oficial al mando. 8 Así que el Señor endureció el corazón del faraón, rey de Egipto, quien por lo tanto salió a perseguir a los israelitas, los cuales se habían marchado con puños en alto en señal de desafío. 9 Los egipcios los persiguieron con todas las fuerzas del ejército del faraón — todos sus caballos y sus carros de guerra, sus conductores y sus tropas — y alcanzaron al pueblo de Israel mientras acampaba junto al mar, cerca de Pi-hahirot, frente a Baal-zefón. 10 Mientras el faraón se acercaba, los israelitas levantaron la vista y se llenaron de pánico al ver que los egipcios los alcanzaban. Entonces clamaron al Señor 11 y le dijeron a Moisés: — ¿Por qué nos trajiste aquí a morir en el desierto? ¿Acaso no había suficientes tumbas para nosotros en Egipto? ¿Qué nos has hecho? ¿Por qué nos obligaste a salir de Egipto? 12 ¿No te dijimos que esto pasaría cuando aún estábamos en Egipto? Te dijimos: “¡Déjanos en paz! Déjanos seguir siendo esclavos de los egipcios. ¡Es mejor ser un esclavo en Egipto que un cadáver en el desierto!”. 13 Pero Moisés les dijo: — No tengan miedo. Solo quédense quietos y observen cómo el Señor los rescatará hoy. Esos egipcios que ahora ven, jamás volverán a verlos. 14 El Señor mismo peleará por ustedes. Solo quédense tranquilos. 15 Luego el Señor le dijo a Moisés: «¿Por qué clamas a mí? ¡Dile al pueblo que se ponga en marcha! 16 Toma tu vara y extiende la mano sobre el mar. Divide las aguas para que los israelitas puedan pasar por en medio del mar, pisando tierra seca. 17 Yo endureceré el corazón de los egipcios y se lanzarán contra los israelitas. La grandeza de mi gloria se manifestará por medio del faraón y de su ejército, sus carros de guerra y sus conductores. 18 Cuando mi gloria se exhiba por medio de ellos, ¡todo Egipto verá mi gloria y sabrán que yo soy el Señor! ». 19 Entonces el ángel de Dios, que iba al frente del pueblo de Israel, se trasladó hacia atrás del campamento. La columna de nube también se cambió de lugar y pasó a estar detrás de ellos. 20 La nube se puso entre los egipcios y el campamento de los israelitas. Al atardecer, la nube se convirtió en fuego e iluminó la noche, pero los egipcios y los israelitas no se acercaron unos a otros en toda la noche. 21 Luego Moisés extendió la mano sobre el mar y el Señor abrió un camino a través de las aguas mediante un fuerte viento oriental. El viento sopló durante toda la noche y transformó el lecho del mar en tierra seca. 22 Entonces el pueblo de Israel cruzó por en medio del mar, caminando sobre tierra seca, con muros de agua a cada lado. 23 Entonces los egipcios — con todos los carros de guerra y sus conductores, y con los caballos del faraón — persiguieron a los israelitas hasta el medio del mar. 24 Pero poco antes del amanecer, el Señor miró al ejército egipcio desde la columna de fuego y de nube, y causó gran confusión en sus fuerzas de combate. 25 Torció las ruedas de los carros para que les resultara difícil manejarlos. «¡Salgamos de aquí, alejémonos de los israelitas! — gritaban los egipcios — . ¡El Señor está luchando por ellos en contra de Egipto! ». 26 Cuando todos los israelitas habían llegado al otro lado, el Señor le dijo a Moisés: «Extiende otra vez tu mano sobre el mar, y las aguas volverán con fuerza y cubrirán a los egipcios, a sus carros y a sus conductores». 27 Entonces, cuando el sol comenzaba a salir, Moisés extendió su mano sobre el mar y las aguas volvieron con fuerza a su estado normal. Los egipcios trataron de escapar, pero el Señor los arrastró al mar. 28 Enseguida las aguas volvieron a su lugar y cubrieron todos los carros y a sus conductores: el ejército completo del faraón. No sobrevivió ni uno de los egipcios que entró al mar para perseguir a los israelitas. 29 En cambio, el pueblo de Israel caminó por en medio del mar sobre tierra seca, mientras las aguas permanecían levantadas como muros a ambos lados. 30 Así es como el Señor aquel día rescató a Israel de las manos de los egipcios. Y los israelitas vieron los cadáveres de los egipcios a la orilla del mar. 31 Cuando el pueblo de Israel vio el gran poder que el Señor había desatado contra los egipcios, se llenaron de temor reverente delante de él. Entonces pusieron su fe en el Señor y en su siervo Moisés.
Éxodo 15:22-27
RVR1960 22 E hizo Moisés que partiese Israel del Mar Rojo, y salieron al desierto de Shur; y anduvieron tres días por el desierto sin hallar agua. 23 Y llegaron a Mara, y no pudieron beber las aguas de Mara, porque eran amargas; por eso le pusieron el nombre de Mara. 24 Entonces el pueblo murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Qué hemos de beber? 25 Y Moisés clamó a Jehová, y Jehová le mostró un árbol; y lo echó en las aguas, y las aguas se endulzaron. Allí les dio estatutos y ordenanzas, y allí los probó; 26 y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador. 27 Y llegaron a Elim, donde había doce fuentes de aguas, y setenta palmeras; y acamparon allí junto a las aguas. NTV 22 Entonces Moisés guio al pueblo de Israel lejos del mar Rojo, y se internaron en el desierto de Shur. Viajaron por este desierto durante tres días sin encontrar agua. 23 Cuando llegaron al oasis de Mara, no pudieron beber el agua porque era demasiado amarga. Por eso llamaron al lugar Mara (que significa «amarga»). 24 Entonces la gente se quejó y se puso en contra de Moisés. «¿Qué vamos a beber? », reclamaron. 25 Así que Moisés clamó al Señor por ayuda, y él le mostró un trozo de madera. Moisés echó la madera al agua, y el agua se volvió potable. Fue allí, en Mara, donde el Señor estableció el siguiente decreto como una norma para probar la fidelidad del pueblo. 26 Les dijo: «Si ustedes escuchan atentamente la voz del Señor su Dios y hacen lo que es correcto ante sus ojos, obedeciendo sus mandatos y cumpliendo todos sus decretos, entonces no les enviaré ninguna de las enfermedades que envié a los egipcios; porque yo soy el Señor, quien los sana». 27 Después de salir de Mara, los israelitas viajaron hasta el oasis de Elim, donde encontraron doce manantiales y setenta palmeras. Y acamparon allí, junto a las aguas.
Éxodo 17:1-7
RVR1960 1 Toda la congregación de los hijos de Israel partió del desierto de Sin por sus jornadas, conforme al mandamiento de Jehová, y acamparon en Refidim; y no había agua para que el pueblo bebiese. 2 Y altercó el pueblo con Moisés, y dijeron: Danos agua para que bebamos. Y Moisés les dijo: ¿Por qué altercáis conmigo? ¿Por qué tentáis a Jehová? 3 Así que el pueblo tuvo allí sed, y murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros ganados? 4 Entonces clamó Moisés a Jehová, diciendo: ¿Qué haré con este pueblo? De aquí a un poco me apedrearán. 5 Y Jehová dijo a Moisés: Pasa delante del pueblo, y toma contigo de los ancianos de Israel; y toma también en tu mano tu vara con que golpeaste el río, y ve. 6 He aquí que yo estaré delante de ti allí sobre la peña en Horeb; y golpearás la peña, y saldrán de ella aguas, y beberá el pueblo. Y Moisés lo hizo así en presencia de los ancianos de Israel. 7 Y llamó el nombre de aquel lugar Masah y Meriba, por la rencilla de los hijos de Israel, y porque tentaron a Jehová, diciendo: ¿Está, pues, Jehová entre nosotros, o no? NTV 1 Por orden del Señor, toda la comunidad de Israel partió del desierto de Sin y anduvo de un lugar a otro. Finalmente acamparon en Refidim, pero allí no había agua para que el pueblo bebiera. 2 Así que el pueblo volvió a quejarse contra Moisés: — ¡Danos agua para beber! — reclamaron. — ¡Cállense! — respondió Moisés — . ¿Por qué se quejan contra mí? ¿Por qué ponen a prueba al Señor? 3 Pero ellos, atormentados por la sed, siguieron discutiendo con Moisés: — ¿Por qué nos sacaste de Egipto? ¿Quieres matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros animales? 4 Entonces Moisés clamó al Señor: — ¿Qué hago con este pueblo? ¡Están a punto de apedrearme! 5 El Señor le dijo a Moisés: — Pasa por delante del pueblo; toma tu vara, la que usaste para golpear las aguas del Nilo, y llama a algunos ancianos de Israel para que te acompañen. 6 Yo me pararé frente a ti sobre la roca, en el monte Sinaí. Golpea la roca, y saldrá agua a chorros. Entonces el pueblo podrá beber. Así que Moisés golpeó la roca como se le indicó, y el agua brotó a chorros a la vista de los ancianos. 7 Entonces Moisés llamó a aquel lugar Masá (que significa «prueba») y Meriba (que significa «discusión»), porque el pueblo de Israel discutió con Moisés y puso a prueba al Señor diciendo: «¿Está o no el Señor aquí con nosotros? ».
Proverbios 3
RVR1960 1 Hijo mío, no te olvides de mi ley, Y tu corazón guarde mis mandamientos; 2 Porque largura de días y años de vida Y paz te aumentarán. 3 Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad; Átalas a tu cuello, Escríbelas en la tabla de tu corazón; 4 Y hallarás gracia y buena opinión Ante los ojos de Dios y de los hombres. 5 Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. 6 Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas. 7 No seas sabio en tu propia opinión; Teme a Jehová, y apártate del mal; 8 Porque será medicina a tu cuerpo, Y refrigerio para tus huesos. 9 Honra a Jehová con tus bienes, Y con las primicias de todos tus frutos; 10 Y serán llenos tus graneros con abundancia, Y tus lagares rebosarán de mosto. 11 No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová, Ni te fatigues de su corrección; 12 Porque Jehová al que ama castiga, Como el padre al hijo a quien quiere. 13 Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría, Y que obtiene la inteligencia; 14 Porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata, Y sus frutos más que el oro fino. 15 Más preciosa es que las piedras preciosas; Y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella. 16 Largura de días está en su mano derecha; En su izquierda, riquezas y honra. 17 Sus caminos son caminos deleitosos, Y todas sus veredas paz. 18 Ella es árbol de vida a los que de ella echan mano, Y bienaventurados son los que la retienen. 19 Jehová con sabiduría fundó la tierra; Afirmó los cielos con inteligencia. 20 Con su ciencia los abismos fueron divididos, Y destilan rocío los cielos. 21 Hijo mío, no se aparten estas cosas de tus ojos; Guarda la ley y el consejo, 22 Y serán vida a tu alma, Y gracia a tu cuello. 23 Entonces andarás por tu camino confiadamente, Y tu pie no tropezará. 24 Cuando te acuestes, no tendrás temor, Sino que te acostarás, y tu sueño será grato. 25 No tendrás temor de pavor repentino, Ni de la ruina de los impíos cuando viniere, 26 Porque Jehová será tu confianza, Y él preservará tu pie de quedar preso. 27 No te niegues a hacer el bien a quien es debido, Cuando tuvieres poder para hacerlo. 28 No digas a tu prójimo: Anda, y vuelve, Y mañana te daré, Cuando tienes contigo qué darle. 29 No intentes mal contra tu prójimo Que habita confiado junto a ti. 30 No tengas pleito con nadie sin razón, Si no te han hecho agravio. 31 No envidies al hombre injusto, Ni escojas ninguno de sus caminos. 32 Porque Jehová abomina al perverso; Mas su comunión íntima es con los justos. 33 La maldición de Jehová está en la casa del impío, Pero bendecirá la morada de los justos. 34 Ciertamente él escarnecerá a los escarnecedores, Y a los humildes dará gracia. 35 Los sabios heredarán honra, Mas los necios llevarán ignominia. Proverbios 3: 4 : Lc. 2.
52; Ro. 12.
17; 2 Co. 8.
21. Proverbios 3: 7 : Ro. 12.
16. Proverbios 3: 11 : Job 5.
17. Proverbios 3: 12 : Ap. 3.
19. Proverbios 3: 12 : He. 12.
5-6. Proverbios 3: 34 : Stg. 4.
6; 1 P. 5.
5.
NTV 1 Hijo mío, nunca olvides las cosas que te he enseñado; guarda mis mandatos en tu corazón. 2 Si así lo haces, vivirás muchos años, y tu vida te dará satisfacción. 3 ¡Nunca permitas que la lealtad ni la bondad te abandonen! Átalas alrededor de tu cuello como un recordatorio. Escríbelas en lo profundo de tu corazón. 4 Entonces tendrás tanto el favor de Dios como el de la gente, y lograrás una buena reputación. 5 Confía en el Señor con todo tu corazón; no dependas de tu propio entendimiento. 6 Busca su voluntad en todo lo que hagas, y él te mostrará cuál camino tomar. 7 No te dejes impresionar por tu propia sabiduría. En cambio, teme al Señor y aléjate del mal. 8 Entonces dará salud a tu cuerpo y fortaleza a tus huesos. 9 Honra al Señor con tus riquezas y con lo mejor de todo lo que produces. 10 Entonces él llenará tus graneros, y tus tinajas se desbordarán de buen vino. 11 Hijo mío, no rechaces la disciplina del Señor ni te enojes cuando te corrige. 12 Pues el Señor corrige a los que ama, tal como un padre corrige al hijo que es su deleite. 13 Alegre es el que encuentra sabiduría, el que adquiere entendimiento. 14 Pues la sabiduría da más ganancia que la plata y su paga es mejor que el oro. 15 La sabiduría es más preciosa que los rubíes; nada de lo que desees puede compararse con ella. 16 Con la mano derecha, te ofrece una larga vida; con la izquierda, riquezas y honor. 17 Te guiará por sendas agradables; todos sus caminos dan satisfacción. 18 La sabiduría es un árbol de vida a los que la abrazan; felices son los que se aferran a ella. 19 Con sabiduría el Señor fundó la tierra; con entendimiento creó los cielos. 20 Con su conocimiento se abrieron las fuentes profundas de la tierra e hizo que el rocío se asiente bajo el cielo nocturno. 21 Hijo mío, no pierdas de vista el sentido común ni el discernimiento. Aférrate a ellos, 22 porque refrescarán tu alma; son como las joyas de un collar. 23 Te mantienen seguro en tu camino, y tus pies no tropezarán. 24 Puedes irte a dormir sin miedo; te acostarás y dormirás profundamente. 25 No hay por qué temer la calamidad repentina ni la destrucción que viene sobre los perversos, 26 porque el Señor es tu seguridad. Él cuidará que tu pie no caiga en una trampa. 27 No dejes de hacer el bien a todo el que lo merece, cuando esté a tu alcance ayudarlos. 28 Si puedes ayudar a tu prójimo hoy, no le digas: «Vuelve mañana y entonces te ayudaré». 29 No trames hacerle daño a tu vecino, porque los que viven cerca confían en ti. 30 No busques pelea sin motivo, cuando nadie te ha hecho daño. 31 No envidies a las personas violentas ni imites su conducta. 32 El Señor detesta a esa gente perversa; en cambio, ofrece su amistad a los justos. 33 El Señor maldice la casa del perverso, pero bendice el hogar de los justos. 34 El Señor se burla de los burlones, pero muestra su bondad a los humildes. 35 Los sabios heredan honra, ¡pero los necios son avergonzados!
Lucas 4:1-13
RVR1960 1 Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto 2 por cuarenta días, y era tentado por el diablo. Y no comió nada en aquellos días, pasados los cuales, tuvo hambre. 3 Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan. 4 Jesús, respondiéndole, dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios. 5 Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra. 6 Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy. 7 Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos. 8 Respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás. 9 Y le llevó a Jerusalén, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo; 10 porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden; m 11 y, En las manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie en piedra. m 12 Respondiendo Jesús, le dijo: Dicho está: No tentarás al Señor tu Dios. 13 Y cuando el diablo hubo acabado toda tentación, se apartó de él por un tiempo. NTV 1 Entonces Jesús, lleno del Espíritu Santo, regresó del río Jordán y fue guiado por el Espíritu en el desierto, 2 donde fue tentado por el diablo durante cuarenta días. Jesús no comió nada en todo ese tiempo y comenzó a tener mucha hambre. 3 Entonces el diablo le dijo: — Si eres el Hijo de Dios, dile a esta piedra que se transforme en pan. 4 Jesús le dijo: — ¡No! Las Escrituras dicen: “La gente no vive solo de pan” . 5 Entonces el diablo lo llevó a una parte alta y desplegó ante él todos los reinos del mundo en un solo instante. 6 — Te daré la gloria de estos reinos y autoridad sobre ellos — le dijo el diablo — , porque son míos para dárselos a quien yo quiera. 7 Te daré todo esto si me adoras. 8 Jesús le respondió: — Las Escrituras dicen: “Adora al Señor tu Dios y sírvele únicamente a él” . 9 Entonces el diablo lo llevó a Jerusalén, al punto más alto del templo, y dijo: — Si eres el Hijo de Dios, ¡tírate! 10 Pues las Escrituras dicen: “Él ordenará a sus ángeles que te protejan y te guarden. 11 Y te sostendrán con sus manos para que ni siquiera te lastimes el pie con una piedra”. 12 Jesús le respondió: — Las Escrituras también dicen: “No pondrás a prueba al Señor tu Dios” . 13 Cuando el diablo terminó de tentar a Jesús, lo dejó hasta la siguiente oportunidad.
1 Pedro 1:6-9
RVR1960 6 En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, 7 para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, 8 a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso; 9 obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas. NTV 6 Así que alégrense de verdad. Les espera una alegría inmensa, aunque tienen que soportar muchas pruebas por un tiempo breve. 7 Estas pruebas demostrarán que su fe es auténtica. Está siendo probada de la misma manera que el fuego prueba y purifica el oro, aunque la fe de ustedes es mucho más preciosa que el mismo oro. Entonces su fe, al permanecer firme en tantas pruebas, les traerá mucha alabanza, gloria y honra en el día que Jesucristo sea revelado a todo el mundo. 8 Ustedes aman a Jesucristo a pesar de que nunca lo han visto. Aunque ahora no lo ven, confían en él y se gozan con una alegría gloriosa e indescriptible. 9 La recompensa por confiar en él será la salvación de sus almas.

VERSÍCULO DE MEMORIA

1 Pedro 1:6
RVR1960 6 En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, NTV 6 Así que alégrense de verdad. Les espera una alegría inmensa, aunque tienen que soportar muchas pruebas por un tiempo breve.

SÁBADO — INTRODUCCIÓN

“Aplena luz del día, y al oír la música de otras voces, el pájaro enjaulado no cantará lo que su amo procure enseñarle. Aprende un poquito de esto, un trino de aquello, pero nunca una melodía entera y definida.

Entonces el amo cubre la jaula y la pone donde el pájaro no oiga más que el canto que ha de aprender. En la oscuridad lo ensaya y vuelve a ensayar hasta que lo aprende, y prorrumpe en perfecta melodía. Después el pájaro es sacado de la oscuridad, y en lo sucesivo cantará ese mismo canto a plena luz. Así trata Dios a sus hijos. Tiene un canto que enseñarnos, y cuando lo hayamos aprendido entre las sombras de la aflicción, podremos cantarlo perpetuamente” (MC 374).

Fíjate en que el que lleva al pájaro a la oscuridad es el mismo dueño.

Es fácil entender que Satanás causa dolor, pero Dios mismo ¿participaría activamente en guiarnos a los crisoles donde experimentamos confusión o dolor?

Un vistazo a la semana:¿Qué ejemplos bíblicos recuerdas en los que Dios mismo conduce a la gente a experiencias que él sabe que implicarán sufrimiento? ¿Cuáles crees que eran los nuevos cantos que él quería que entonaran?

DOMINGO — Hacia la Tierra Prometida por un Callejón sin Salida

“Y cuando Faraón se hubo acercado, los hijos de Israel alzaron sus ojos, y he aquí que los egipcios venían tras ellos; por lo que los hijos de Israel temieron en gran manera, y clamaron a Jehová” Éxodo 14:10
RVR1960 10 Y cuando Faraón se hubo acercado, los hijos de Israel alzaron sus ojos, y he aquí que los egipcios venían tras ellos; por lo que los hijos de Israel temieron en gran manera, y clamaron a Jehová. NTV 10 Mientras el faraón se acercaba, los israelitas levantaron la vista y se llenaron de pánico al ver que los egipcios los alcanzaban. Entonces clamaron al Señor

¿Alguna vez caíste en una trampa, o te topaste con un callejón sin salida? A veces puede ser agradable, como cuando entras en una sala y descubres que un grupo de amigos te estaba esperando y todos exclaman: “¡Sorpresa! ¡Feliz cumpleaños!” Otras veces puede resultar bastante impactante, y hasta muy desagradable. Quizá tuviste compañeros agresivos en la escuela o un colega de trabajo que inesperadamente trató de hacerte quedar mal.

Desde el día en que los israelitas salieron de Egipto hasta que llegaron a la Tierra Prometida, “Jehová iba delante de ellos de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarles, a fin de que anduviesen de día y de noche” Éxodo 13:21
RVR1960 21 Y Jehová iba delante de ellos de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarles, a fin de que anduviesen de día y de noche. NTV 21 El Señor iba delante de ellos, y los guiaba durante el día mediante una columna de nube y les daba luz durante la noche con una columna de fuego. Esto les permitía viajar de día y de noche.
Dios mismo dirigió cada etapa de su viaje. Pero fíjate a dónde los condujo primeramente: a un lugar donde tenían el mar por delante, las montañas a ambos lados y al ejército de Faraón por detrás, a la vista de ellos.

Lee Éxodo 14
RVR1960 1 Habló Jehová a Moisés, diciendo: 2 Di a los hijos de Israel que den la vuelta y acampen delante de Pi-hahirot, entre Migdol y el mar hacia Baal-zefón; delante de él acamparéis junto al mar. 3 Porque Faraón dirá de los hijos de Israel: Encerrados están en la tierra, el desierto los ha encerrado. 4 Y yo endureceré el corazón de Faraón para que los siga; y seré glorificado en Faraón y en todo su ejército, y sabrán los egipcios que yo soy Jehová. Y ellos lo hicieron así. 5 Y fue dado aviso al rey de Egipto, que el pueblo huía; y el corazón de Faraón y de sus siervos se volvió contra el pueblo, y dijeron: ¿Cómo hemos hecho esto de haber dejado ir a Israel, para que no nos sirva? 6 Y unció su carro, y tomó consigo su pueblo; 7 y tomó seiscientos carros escogidos, y todos los carros de Egipto, y los capitanes sobre ellos. 8 Y endureció Jehová el corazón de Faraón rey de Egipto, y él siguió a los hijos de Israel; pero los hijos de Israel habían salido con mano poderosa. 9 Siguiéndolos, pues, los egipcios, con toda la caballería y carros de Faraón, su gente de a caballo, y todo su ejército, los alcanzaron acampados junto al mar, al lado de Pi-hahirot, delante de Baal-zefón. 10 Y cuando Faraón se hubo acercado, los hijos de Israel alzaron sus ojos, y he aquí que los egipcios venían tras ellos; por lo que los hijos de Israel temieron en gran manera, y clamaron a Jehová. 11 Y dijeron a Moisés: ¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que muramos en el desierto? ¿Por qué has hecho así con nosotros, que nos has sacado de Egipto? 12 ¿No es esto lo que te hablamos en Egipto, diciendo: Déjanos servir a los egipcios? Porque mejor nos fuera servir a los egipcios, que morir nosotros en el desierto. 13 Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis. 14 Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos. 15 Entonces Jehová dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen. 16 Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por en medio del mar, en seco. 17 Y he aquí, yo endureceré el corazón de los egipcios para que los sigan; y yo me glorificaré en Faraón y en todo su ejército, en sus carros y en su caballería; 18 y sabrán los egipcios que yo soy Jehová, cuando me glorifique en Faraón, en sus carros y en su gente de a caballo. 19 Y el ángel de Dios que iba delante del campamento de Israel, se apartó e iba en pos de ellos; y asimismo la columna de nube que iba delante de ellos se apartó y se puso a sus espaldas, 20 e iba entre el campamento de los egipcios y el campamento de Israel; y era nube y tinieblas para aquellos, y alumbraba a Israel de noche, y en toda aquella noche nunca se acercaron los unos a los otros. 21 Y extendió Moisés su mano sobre el mar, e hizo Jehová que el mar se retirase por recio viento oriental toda aquella noche; y volvió el mar en seco, y las aguas quedaron divididas. 22 Entonces los hijos de Israel entraron por en medio del mar, en seco, teniendo las aguas como muro a su derecha y a su izquierda. 23 Y siguiéndolos los egipcios, entraron tras ellos hasta la mitad del mar, toda la caballería de Faraón, sus carros y su gente de a caballo. 24 Aconteció a la vigilia de la mañana, que Jehová miró el campamento de los egipcios desde la columna de fuego y nube, y trastornó el campamento de los egipcios, 25 y quitó las ruedas de sus carros, y los trastornó gravemente. Entonces los egipcios dijeron: Huyamos de delante de Israel, porque Jehová pelea por ellos contra los egipcios. 26 Y Jehová dijo a Moisés: Extiende tu mano sobre el mar, para que las aguas vuelvan sobre los egipcios, sobre sus carros, y sobre su caballería. 27 Entonces Moisés extendió su mano sobre el mar, y cuando amanecía, el mar se volvió en toda su fuerza, y los egipcios al huir se encontraban con el mar; y Jehová derribó a los egipcios en medio del mar. 28 Y volvieron las aguas, y cubrieron los carros y la caballería, y todo el ejército de Faraón que había entrado tras ellos en el mar; no quedó de ellos ni uno. 29 Y los hijos de Israel fueron por en medio del mar, en seco, teniendo las aguas por muro a su derecha y a su izquierda. 30 Así salvó Jehová aquel día a Israel de mano de los egipcios; e Israel vio a los egipcios muertos a la orilla del mar. 31 Y vio Israel aquel grande hecho que Jehová ejecutó contra los egipcios; y el pueblo temió a Jehová, y creyeron a Jehová y a Moisés su siervo. Éxodo 14: 22 : He. 11.
29.
NTV 1 Entonces el Señor le dio a Moisés las siguientes instrucciones: 2 «Ordénales a los israelitas que den la vuelta y acampen cerca de Pi-hahirot, entre Migdol y el mar. Que acampen allí, a lo largo de la orilla, frente a Baal-zefón. 3 Entonces el faraón pensará: “Los israelitas están confundidos. ¡Quedaron atrapados en el desierto!”. 4 Y una vez más endureceré el corazón del faraón, y él saldrá a perseguirlos. Lo haré así para manifestar mi gloria por medio del faraón y de todo su ejército. ¡Después los egipcios sabrán que yo soy el Señor! ». Así que los israelitas acamparon donde se les dijo. 5 Cuando al rey de Egipto le llegó la noticia de que los israelitas habían huido, el faraón y sus funcionarios cambiaron de parecer. «¿Qué hemos hecho al permitir que todos estos esclavos israelitas se fueran? », se preguntaban. 6 Entonces el faraón preparó su carro de guerra y llamó a sus tropas. 7 Llevó consigo seiscientos de los mejores carros de guerra, junto con los demás carros de Egipto, cada uno con su respectivo oficial al mando. 8 Así que el Señor endureció el corazón del faraón, rey de Egipto, quien por lo tanto salió a perseguir a los israelitas, los cuales se habían marchado con puños en alto en señal de desafío. 9 Los egipcios los persiguieron con todas las fuerzas del ejército del faraón — todos sus caballos y sus carros de guerra, sus conductores y sus tropas — y alcanzaron al pueblo de Israel mientras acampaba junto al mar, cerca de Pi-hahirot, frente a Baal-zefón. 10 Mientras el faraón se acercaba, los israelitas levantaron la vista y se llenaron de pánico al ver que los egipcios los alcanzaban. Entonces clamaron al Señor 11 y le dijeron a Moisés: — ¿Por qué nos trajiste aquí a morir en el desierto? ¿Acaso no había suficientes tumbas para nosotros en Egipto? ¿Qué nos has hecho? ¿Por qué nos obligaste a salir de Egipto? 12 ¿No te dijimos que esto pasaría cuando aún estábamos en Egipto? Te dijimos: “¡Déjanos en paz! Déjanos seguir siendo esclavos de los egipcios. ¡Es mejor ser un esclavo en Egipto que un cadáver en el desierto!”. 13 Pero Moisés les dijo: — No tengan miedo. Solo quédense quietos y observen cómo el Señor los rescatará hoy. Esos egipcios que ahora ven, jamás volverán a verlos. 14 El Señor mismo peleará por ustedes. Solo quédense tranquilos. 15 Luego el Señor le dijo a Moisés: «¿Por qué clamas a mí? ¡Dile al pueblo que se ponga en marcha! 16 Toma tu vara y extiende la mano sobre el mar. Divide las aguas para que los israelitas puedan pasar por en medio del mar, pisando tierra seca. 17 Yo endureceré el corazón de los egipcios y se lanzarán contra los israelitas. La grandeza de mi gloria se manifestará por medio del faraón y de su ejército, sus carros de guerra y sus conductores. 18 Cuando mi gloria se exhiba por medio de ellos, ¡todo Egipto verá mi gloria y sabrán que yo soy el Señor! ». 19 Entonces el ángel de Dios, que iba al frente del pueblo de Israel, se trasladó hacia atrás del campamento. La columna de nube también se cambió de lugar y pasó a estar detrás de ellos. 20 La nube se puso entre los egipcios y el campamento de los israelitas. Al atardecer, la nube se convirtió en fuego e iluminó la noche, pero los egipcios y los israelitas no se acercaron unos a otros en toda la noche. 21 Luego Moisés extendió la mano sobre el mar y el Señor abrió un camino a través de las aguas mediante un fuerte viento oriental. El viento sopló durante toda la noche y transformó el lecho del mar en tierra seca. 22 Entonces el pueblo de Israel cruzó por en medio del mar, caminando sobre tierra seca, con muros de agua a cada lado. 23 Entonces los egipcios — con todos los carros de guerra y sus conductores, y con los caballos del faraón — persiguieron a los israelitas hasta el medio del mar. 24 Pero poco antes del amanecer, el Señor miró al ejército egipcio desde la columna de fuego y de nube, y causó gran confusión en sus fuerzas de combate. 25 Torció las ruedas de los carros para que les resultara difícil manejarlos. «¡Salgamos de aquí, alejémonos de los israelitas! — gritaban los egipcios — . ¡El Señor está luchando por ellos en contra de Egipto! ». 26 Cuando todos los israelitas habían llegado al otro lado, el Señor le dijo a Moisés: «Extiende otra vez tu mano sobre el mar, y las aguas volverán con fuerza y cubrirán a los egipcios, a sus carros y a sus conductores». 27 Entonces, cuando el sol comenzaba a salir, Moisés extendió su mano sobre el mar y las aguas volvieron con fuerza a su estado normal. Los egipcios trataron de escapar, pero el Señor los arrastró al mar. 28 Enseguida las aguas volvieron a su lugar y cubrieron todos los carros y a sus conductores: el ejército completo del faraón. No sobrevivió ni uno de los egipcios que entró al mar para perseguir a los israelitas. 29 En cambio, el pueblo de Israel caminó por en medio del mar sobre tierra seca, mientras las aguas permanecían levantadas como muros a ambos lados. 30 Así es como el Señor aquel día rescató a Israel de las manos de los egipcios. Y los israelitas vieron los cadáveres de los egipcios a la orilla del mar. 31 Cuando el pueblo de Israel vio el gran poder que el Señor había desatado contra los egipcios, se llenaron de temor reverente delante de él. Entonces pusieron su fe en el Señor y en su siervo Moisés.

¿Por qué Dios llevó a los israelitas a un lugar donde sabía que les causaría terror?

Seguir “la columna” no nos asegura que seremos felices todo el tiempo. También puede ser una experiencia difícil, porque ser instruidos en justicia nos lleva a lugares que prueban nuestro corazón, que es muy engañoso por naturaleza Jeremías 17:9
RVR1960 9 Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? NTV 9 »El corazón humano es lo más engañoso que hay, y extremadamente perverso. ¿Quién realmente sabe qué tan malo es?
Durante estas dificultades, la clave para saber si realmente estamos siguiendo a Dios no necesariamente es la ausencia de pruebas o dolor sino, más bien, nuestra disposición a que Dios nos instruya y la continua sumisión de nuestra mente y corazón a su dirección.

¿Qué lección aprendieron los israelitas de esta experiencia? Éxodo 14:31
RVR1960 31 Y vio Israel aquel grande hecho que Jehová ejecutó contra los egipcios; y el pueblo temió a Jehová, y creyeron a Jehová y a Moisés su siervo. NTV 31 Cuando el pueblo de Israel vio el gran poder que el Señor había desatado contra los egipcios, se llenaron de temor reverente delante de él. Entonces pusieron su fe en el Señor y en su siervo Moisés.

¿Por qué a veces es tan difícil confiar en Dios, por más que conozcamos muchas de las maravillosas promesas que él tiene para nosotros? Relata alguna situación difícil en la que crees que el Señor te condujo para enseñarte a “creer en él” y a “temerle”

LUNES — Aguas Amargas

“Toda la congregación de los hijos de Israel partió del desierto de Sin por sus jornadas, conforme al mandamiento de Jehová, y acamparon en Refidim; y no había agua para que el pueblo bebiese” Éxodo 17:1
RVR1960 1 Toda la congregación de los hijos de Israel partió del desierto de Sin por sus jornadas, conforme al mandamiento de Jehová, y acamparon en Refidim; y no había agua para que el pueblo bebiese. NTV 1 Por orden del Señor, toda la comunidad de Israel partió del desierto de Sin y anduvo de un lugar a otro. Finalmente acamparon en Refidim, pero allí no había agua para que el pueblo bebiera.

Quizá no obtengamos de Dios todo lo que queremos, pero ¿no deberíamos esperar recibir todo lo que necesitamos? No lo que pensamos que necesitamos, sino lo que realmente necesitamos.

Había una cosa que los israelitas realmente necesitaban, y era agua. Inmediatamente después de que Dios guiara a los israelitas en el cruce del Mar Rojo con la nube, ellos lo siguieron por el desierto caluroso y sin agua durante tres días. Especialmente en el desierto, donde encontrar agua es fundamental, la desesperación de ellos es comprensible. ¿Cuándo conseguirían el agua que tanto necesitaban?

Entonces, ¿a dónde los lleva Dios? La columna se dirige a Mara, donde finalmente hay agua. ¡Debieron de haberse emocionado! Pero, cuando probaron el agua, inmediatamente la escupieron porque era amarga. “Entonces el pueblo murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Qué hemos de beber?” Éxodo 15:24
RVR1960 24 Entonces el pueblo murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Qué hemos de beber? NTV 24 Entonces la gente se quejó y se puso en contra de Moisés. «¿Qué vamos a beber? », reclamaron.

Luego, a los pocos días, Dios los vuelve a probar. No obstante, esta vez la columna realmente se detiene donde no hay nada de agua Éxodo 17:1
RVR1960 1 Toda la congregación de los hijos de Israel partió del desierto de Sin por sus jornadas, conforme al mandamiento de Jehová, y acamparon en Refidim; y no había agua para que el pueblo bebiese. NTV 1 Por orden del Señor, toda la comunidad de Israel partió del desierto de Sin y anduvo de un lugar a otro. Finalmente acamparon en Refidim, pero allí no había agua para que el pueblo bebiera.

Lee Éxodo 15:22-27
RVR1960 22 E hizo Moisés que partiese Israel del Mar Rojo, y salieron al desierto de Shur; y anduvieron tres días por el desierto sin hallar agua. 23 Y llegaron a Mara, y no pudieron beber las aguas de Mara, porque eran amargas; por eso le pusieron el nombre de Mara. 24 Entonces el pueblo murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Qué hemos de beber? 25 Y Moisés clamó a Jehová, y Jehová le mostró un árbol; y lo echó en las aguas, y las aguas se endulzaron. Allí les dio estatutos y ordenanzas, y allí los probó; 26 y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador. 27 Y llegaron a Elim, donde había doce fuentes de aguas, y setenta palmeras; y acamparon allí junto a las aguas. NTV 22 Entonces Moisés guio al pueblo de Israel lejos del mar Rojo, y se internaron en el desierto de Shur. Viajaron por este desierto durante tres días sin encontrar agua. 23 Cuando llegaron al oasis de Mara, no pudieron beber el agua porque era demasiado amarga. Por eso llamaron al lugar Mara (que significa «amarga»). 24 Entonces la gente se quejó y se puso en contra de Moisés. «¿Qué vamos a beber? », reclamaron. 25 Así que Moisés clamó al Señor por ayuda, y él le mostró un trozo de madera. Moisés echó la madera al agua, y el agua se volvió potable. Fue allí, en Mara, donde el Señor estableció el siguiente decreto como una norma para probar la fidelidad del pueblo. 26 Les dijo: «Si ustedes escuchan atentamente la voz del Señor su Dios y hacen lo que es correcto ante sus ojos, obedeciendo sus mandatos y cumpliendo todos sus decretos, entonces no les enviaré ninguna de las enfermedades que envié a los egipcios; porque yo soy el Señor, quien los sana». 27 Después de salir de Mara, los israelitas viajaron hasta el oasis de Elim, donde encontraron doce manantiales y setenta palmeras. Y acamparon allí, junto a las aguas.
Éxodo 17:1-7
RVR1960 1 Toda la congregación de los hijos de Israel partió del desierto de Sin por sus jornadas, conforme al mandamiento de Jehová, y acamparon en Refidim; y no había agua para que el pueblo bebiese. 2 Y altercó el pueblo con Moisés, y dijeron: Danos agua para que bebamos. Y Moisés les dijo: ¿Por qué altercáis conmigo? ¿Por qué tentáis a Jehová? 3 Así que el pueblo tuvo allí sed, y murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros ganados? 4 Entonces clamó Moisés a Jehová, diciendo: ¿Qué haré con este pueblo? De aquí a un poco me apedrearán. 5 Y Jehová dijo a Moisés: Pasa delante del pueblo, y toma contigo de los ancianos de Israel; y toma también en tu mano tu vara con que golpeaste el río, y ve. 6 He aquí que yo estaré delante de ti allí sobre la peña en Horeb; y golpearás la peña, y saldrán de ella aguas, y beberá el pueblo. Y Moisés lo hizo así en presencia de los ancianos de Israel. 7 Y llamó el nombre de aquel lugar Masah y Meriba, por la rencilla de los hijos de Israel, y porque tentaron a Jehová, diciendo: ¿Está, pues, Jehová entre nosotros, o no? NTV 1 Por orden del Señor, toda la comunidad de Israel partió del desierto de Sin y anduvo de un lugar a otro. Finalmente acamparon en Refidim, pero allí no había agua para que el pueblo bebiera. 2 Así que el pueblo volvió a quejarse contra Moisés: — ¡Danos agua para beber! — reclamaron. — ¡Cállense! — respondió Moisés — . ¿Por qué se quejan contra mí? ¿Por qué ponen a prueba al Señor? 3 Pero ellos, atormentados por la sed, siguieron discutiendo con Moisés: — ¿Por qué nos sacaste de Egipto? ¿Quieres matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros animales? 4 Entonces Moisés clamó al Señor: — ¿Qué hago con este pueblo? ¡Están a punto de apedrearme! 5 El Señor le dijo a Moisés: — Pasa por delante del pueblo; toma tu vara, la que usaste para golpear las aguas del Nilo, y llama a algunos ancianos de Israel para que te acompañen. 6 Yo me pararé frente a ti sobre la roca, en el monte Sinaí. Golpea la roca, y saldrá agua a chorros. Entonces el pueblo podrá beber. Así que Moisés golpeó la roca como se le indicó, y el agua brotó a chorros a la vista de los ancianos. 7 Entonces Moisés llamó a aquel lugar Masá (que significa «prueba») y Meriba (que significa «discusión»), porque el pueblo de Israel discutió con Moisés y puso a prueba al Señor diciendo: «¿Está o no el Señor aquí con nosotros? ».

¿Qué le reveló Dios a Israel acerca de sí mismo en Mara y en Refidim? ¿Qué lecciones deberían haber aprendido?

En Refidim, ¿qué pregunta hicieron los hijos de Israel? Éxodo 17:7
RVR1960 7 Y llamó el nombre de aquel lugar Masah y Meriba, por la rencilla de los hijos de Israel, y porque tentaron a Jehová, diciendo: ¿Está, pues, Jehová entre nosotros, o no? NTV 7 Entonces Moisés llamó a aquel lugar Masá (que significa «prueba») y Meriba (que significa «discusión»), porque el pueblo de Israel discutió con Moisés y puso a prueba al Señor diciendo: «¿Está o no el Señor aquí con nosotros? ».
¿Te planteaste esta misma pregunta alguna vez? ¿Por qué? ¿Cómo te sentías y qué lecciones aprendiste después de recibir respuesta? ¿Cuántas veces necesitamos recibir respuesta para dejar de cuestionarnos esto?

MARTES — El Gran Conflicto en el Desierto

“Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto por cuarenta días, y era tentado por el diablo” Lucas 4:1-2
RVR1960 (Mt. 4.
1-11; Mr. 1.
12-13) 1 Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto 2 por cuarenta días, y era tentado por el diablo. Y no comió nada en aquellos días, pasados los cuales, tuvo hambre.
NTV 1 Entonces Jesús, lleno del Espíritu Santo, regresó del río Jordán y fue guiado por el Espíritu en el desierto, 2 donde fue tentado por el diablo durante cuarenta días. Jesús no comió nada en todo ese tiempo y comenzó a tener mucha hambre.

Lee Lucas 4:1-13
RVR1960 1 Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto 2 por cuarenta días, y era tentado por el diablo. Y no comió nada en aquellos días, pasados los cuales, tuvo hambre. 3 Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan. 4 Jesús, respondiéndole, dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios. 5 Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra. 6 Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy. 7 Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos. 8 Respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás. 9 Y le llevó a Jerusalén, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo; 10 porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden; m 11 y, En las manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie en piedra. m 12 Respondiendo Jesús, le dijo: Dicho está: No tentarás al Señor tu Dios. 13 Y cuando el diablo hubo acabado toda tentación, se apartó de él por un tiempo. NTV 1 Entonces Jesús, lleno del Espíritu Santo, regresó del río Jordán y fue guiado por el Espíritu en el desierto, 2 donde fue tentado por el diablo durante cuarenta días. Jesús no comió nada en todo ese tiempo y comenzó a tener mucha hambre. 3 Entonces el diablo le dijo: — Si eres el Hijo de Dios, dile a esta piedra que se transforme en pan. 4 Jesús le dijo: — ¡No! Las Escrituras dicen: “La gente no vive solo de pan” . 5 Entonces el diablo lo llevó a una parte alta y desplegó ante él todos los reinos del mundo en un solo instante. 6 — Te daré la gloria de estos reinos y autoridad sobre ellos — le dijo el diablo — , porque son míos para dárselos a quien yo quiera. 7 Te daré todo esto si me adoras. 8 Jesús le respondió: — Las Escrituras dicen: “Adora al Señor tu Dios y sírvele únicamente a él” . 9 Entonces el diablo lo llevó a Jerusalén, al punto más alto del templo, y dijo: — Si eres el Hijo de Dios, ¡tírate! 10 Pues las Escrituras dicen: “Él ordenará a sus ángeles que te protejan y te guarden. 11 Y te sostendrán con sus manos para que ni siquiera te lastimes el pie con una piedra”. 12 Jesús le respondió: — Las Escrituras también dicen: “No pondrás a prueba al Señor tu Dios” . 13 Cuando el diablo terminó de tentar a Jesús, lo dejó hasta la siguiente oportunidad.

¿Qué lecciones puedes aprender de este relato sobre cómo vencer la tentación y no ceder al pecado?

Las tentaciones pueden ser muy difíciles porque apelan a las cosas que realmente deseamos y siempre parecen surgir en los momentos de mayor debilidad. Lucas 4
RVR1960 (Mt. 4.
1-11; Mr. 1.
12-13) 1 Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto 2 por cuarenta días, y era tentado por el diablo. Y no comió nada en aquellos días, pasados los cuales, tuvo hambre. 3 Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan. 4 Jesús, respondiéndole, dijo: Escrito está: No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios. 5 Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra. 6 Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy. 7 Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos. 8 Respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás. 9 Y le llevó a Jerusalén, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo; 10 porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden; 11 y, En las manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie en piedra. 12 Respondiendo Jesús, le dijo: Dicho está: No tentarás al Señor tu Dios. 13 Y cuando el diablo hubo acabado toda tentación, se apartó de él por un tiempo. (Mt. 4.
12-17; Mr. 1.
14-15) 14 Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor. 15 Y enseñaba en las sinagogas de ellos, y era glorificado por todos. (Mt. 13.
53-58; Mr. 6.
1-6) 16 Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer. 17 Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito: 18 El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; 19 A predicar el año agradable del Señor. 20 Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. 21 Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros. 22 Y todos daban buen testimonio de él, y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca, y decían: ¿No es este el hijo de José? 23 Él les dijo: Sin duda me diréis este refrán: Médico, cúrate a ti mismo; de tantas cosas que hemos oído que se han hecho en Capernaum, haz también aquí en tu tierra. 24 Y añadió: De cierto os digo, que ningún profeta es acepto en su propia tierra. 25 Y en verdad os digo que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en toda la tierra; 26 pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidón. 27 Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán el sirio. 28 Al oír estas cosas, todos en la sinagoga se llenaron de ira; 29 y levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada la ciudad de ellos, para despeñarle. 30 Mas él pasó por en medio de ellos, y se fue. (Mr. 1.
21-28) 31 Descendió Jesús a Capernaum, ciudad de Galilea; y les enseñaba en los días de reposo. 32 Y se admiraban de su doctrina, porque su palabra era con autoridad. 33 Estaba en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu de demonio inmundo, el cual exclamó a gran voz, 34 diciendo: Déjanos; ¿qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Yo te conozco quién eres, el Santo de Dios. 35 Y Jesús le reprendió, diciendo: Cállate, y sal de él. Entonces el demonio, derribándole en medio de ellos, salió de él, y no le hizo daño alguno. 36 Y estaban todos maravillados, y hablaban unos a otros, diciendo: ¿Qué palabra es esta, que con autoridad y poder manda a los espíritus inmundos, y salen? 37 Y su fama se difundía por todos los lugares de los contornos. (Mt. 8.
14-15; Mr. 1.
29-31) 38 Entonces Jesús se levantó y salió de la sinagoga, y entró en casa de Simón. La suegra de Simón tenía una gran fiebre; y le rogaron por ella. 39 E inclinándose hacia ella, reprendió a la fiebre; y la fiebre la dejó, y levantándose ella al instante, les servía. (Mt. 8.
16-17; Mr. 1.
32-34) 40 Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades los traían a él; y él, poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba. 41 También salían demonios de muchos, dando voces y diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. Pero él los reprendía y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el Cristo. (Mr. 1.
35-39) 42 Cuando ya era de día, salió y se fue a un lugar desierto; y la gente le buscaba, y llegando a donde estaba, le detenían para que no se fuera de ellos. 43 Pero él les dijo: Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto he sido enviado. 44 Y predicaba en las sinagogas de Galilea.
NTV 1 Entonces Jesús, lleno del Espíritu Santo, regresó del río Jordán y fue guiado por el Espíritu en el desierto, 2 donde fue tentado por el diablo durante cuarenta días. Jesús no comió nada en todo ese tiempo y comenzó a tener mucha hambre. 3 Entonces el diablo le dijo: — Si eres el Hijo de Dios, dile a esta piedra que se transforme en pan. 4 Jesús le dijo: — ¡No! Las Escrituras dicen: “La gente no vive solo de pan” . 5 Entonces el diablo lo llevó a una parte alta y desplegó ante él todos los reinos del mundo en un solo instante. 6 — Te daré la gloria de estos reinos y autoridad sobre ellos — le dijo el diablo — , porque son míos para dárselos a quien yo quiera. 7 Te daré todo esto si me adoras. 8 Jesús le respondió: — Las Escrituras dicen: “Adora al Señor tu Dios y sírvele únicamente a él” . 9 Entonces el diablo lo llevó a Jerusalén, al punto más alto del templo, y dijo: — Si eres el Hijo de Dios, ¡tírate! 10 Pues las Escrituras dicen: “Él ordenará a sus ángeles que te protejan y te guarden. 11 Y te sostendrán con sus manos para que ni siquiera te lastimes el pie con una piedra”. 12 Jesús le respondió: — Las Escrituras también dicen: “No pondrás a prueba al Señor tu Dios” . 13 Cuando el diablo terminó de tentar a Jesús, lo dejó hasta la siguiente oportunidad. 14 Entonces Jesús regresó a Galilea lleno del poder del Espíritu Santo. Las noticias acerca de él corrieron rápidamente por toda la región. 15 Enseñaba con frecuencia en las sinagogas y todos lo elogiaban. 16 Cuando llegó a Nazaret, la aldea donde creció, fue como de costumbre a la sinagoga el día de descanso y se puso de pie para leer las Escrituras. 17 Le dieron el rollo del profeta Isaías. Jesús lo desenrolló y encontró el lugar donde está escrito lo siguiente: 18 «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar la Buena Noticia a los pobres. Me ha enviado a proclamar que los cautivos serán liberados, que los ciegos verán, que los oprimidos serán puestos en libertad, 19 y que ha llegado el tiempo del favor del Señor ». 20 Lo enrolló de nuevo, se lo entregó al ayudante y se sentó. Todas las miradas en la sinagoga se fijaron en él. 21 Después Jesús comenzó a hablarles: «La Escritura que acaban de oír ¡se ha cumplido este mismo día! ». 22 Todos hablaban bien de él y estaban asombrados de la gracia con la que salían las palabras de su boca. «¿Cómo puede ser? — preguntaban — . ¿No es este el hijo de José? ». 23 Entonces Jesús les dijo: «Seguramente ustedes me citarán el proverbio que dice: “Médico, cúrate a ti mismo” para decirme: “Haz milagros aquí en tu propio pueblo como los que hiciste en Capernaúm”. 24 Pero les digo la verdad, ningún profeta es aceptado en su propio pueblo. 25 »Sin duda había muchas viudas necesitadas en Israel en el tiempo de Elías, cuando los cielos se cerraron por tres años y medio y un hambre terrible devastó la tierra. 26 Sin embargo, Elías no fue enviado a ninguna de ellas. En cambio, lo enviaron a una extranjera, a una viuda de Sarepta en la tierra de Sidón. 27 También muchas personas en Israel tenían lepra en el tiempo del profeta Eliseo, pero el único sanado fue Naamán, un sirio». 28 Al oír eso la gente de la sinagoga se puso furiosa. 29 Se levantaron de un salto, lo atacaron y lo llevaron a la fuerza hasta el borde del cerro sobre el cual estaba construida la ciudad. Querían arrojarlo por el precipicio, 30 pero él pasó por en medio de la multitud y siguió su camino. 31 Después Jesús fue a Capernaúm, una ciudad de Galilea, y enseñaba en la sinagoga cada día de descanso. 32 Allí también la gente quedó asombrada de su enseñanza, porque hablaba con autoridad. 33 Cierta vez que Jesús estaba en la sinagoga, un hombre poseído por un demonio — un espíritu maligno — clamó, gritando: 34 «¡Vete! ¿Por qué te entrometes con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? ¡Yo sé quién eres: el Santo de Dios! ». 35 Pero Jesús lo reprendió: «¡Cállate! — le ordenó — . ¡Sal de este hombre! ». En ese mismo momento, el demonio arrojó al hombre al suelo mientras la multitud miraba; luego salió de él sin hacerle más daño. 36 La gente, asombrada, exclamó: «¡Qué poder y autoridad tienen las palabras de este hombre! Hasta los espíritus malignos le obedecen y huyen a su orden». 37 Las noticias acerca de Jesús corrieron por cada aldea de toda la región. 38 Después de salir de la sinagoga ese día, Jesús fue a la casa de Simón, donde encontró a la suegra de Simón muy enferma, con mucha fiebre. «Por favor, sánala», le suplicaron todos. 39 De pie junto a su cama, Jesús reprendió a la fiebre y la fiebre se fue de la mujer. Ella se levantó de inmediato y les preparó una comida. 40 Esa tarde, al ponerse el sol, la gente de toda la aldea llevó ante Jesús a sus parientes enfermos. Cualquiera que fuera la enfermedad, el toque de su mano los sanaba a todos. 41 Muchos estaban poseídos por demonios, los cuales salieron a su orden gritando: «¡Eres el Hijo de Dios! ». Pero como ellos sabían que él era el Mesías, los reprendió y no los dejó hablar. 42 Muy temprano a la mañana siguiente, Jesús salió a un lugar aislado. Las multitudes lo buscaron por todas partes y, cuando por fin lo encontraron, le suplicaron que no se fuera. 43 Él les respondió: «Debo predicar la Buena Noticia del reino de Dios también en otras ciudades, porque para eso fui enviado». 44 Así que siguió recorriendo la región, predicando en las sinagogas de toda Judea.
es el comienzo de la historia de la tentación de Jesús por parte de Satanás, y llama nuestra atención a algunos temas difíciles. A simple vista, pareciera que el Espíritu Santo lleva a Jesús a la tentación. Sin embargo, Dios nunca nos tienta Santiago 1:13
RVR1960 13 Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; NTV 13 Cuando sean tentados, acuérdense de no decir: «Dios me está tentando». Dios nunca es tentado a hacer el mal y jamás tienta a nadie.
más bien, como hemos visto, Dios nos lleva a crisoles de prueba. Lo notable de Lucas 4
RVR1960 (Mt. 4.
1-11; Mr. 1.
12-13) 1 Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto 2 por cuarenta días, y era tentado por el diablo. Y no comió nada en aquellos días, pasados los cuales, tuvo hambre. 3 Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan. 4 Jesús, respondiéndole, dijo: Escrito está: No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios. 5 Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra. 6 Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy. 7 Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos. 8 Respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás. 9 Y le llevó a Jerusalén, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo; 10 porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden; 11 y, En las manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie en piedra. 12 Respondiendo Jesús, le dijo: Dicho está: No tentarás al Señor tu Dios. 13 Y cuando el diablo hubo acabado toda tentación, se apartó de él por un tiempo. (Mt. 4.
12-17; Mr. 1.
14-15) 14 Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor. 15 Y enseñaba en las sinagogas de ellos, y era glorificado por todos. (Mt. 13.
53-58; Mr. 6.
1-6) 16 Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer. 17 Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito: 18 El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; 19 A predicar el año agradable del Señor. 20 Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. 21 Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros. 22 Y todos daban buen testimonio de él, y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca, y decían: ¿No es este el hijo de José? 23 Él les dijo: Sin duda me diréis este refrán: Médico, cúrate a ti mismo; de tantas cosas que hemos oído que se han hecho en Capernaum, haz también aquí en tu tierra. 24 Y añadió: De cierto os digo, que ningún profeta es acepto en su propia tierra. 25 Y en verdad os digo que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en toda la tierra; 26 pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidón. 27 Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán el sirio. 28 Al oír estas cosas, todos en la sinagoga se llenaron de ira; 29 y levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada la ciudad de ellos, para despeñarle. 30 Mas él pasó por en medio de ellos, y se fue. (Mr. 1.
21-28) 31 Descendió Jesús a Capernaum, ciudad de Galilea; y les enseñaba en los días de reposo. 32 Y se admiraban de su doctrina, porque su palabra era con autoridad. 33 Estaba en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu de demonio inmundo, el cual exclamó a gran voz, 34 diciendo: Déjanos; ¿qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Yo te conozco quién eres, el Santo de Dios. 35 Y Jesús le reprendió, diciendo: Cállate, y sal de él. Entonces el demonio, derribándole en medio de ellos, salió de él, y no le hizo daño alguno. 36 Y estaban todos maravillados, y hablaban unos a otros, diciendo: ¿Qué palabra es esta, que con autoridad y poder manda a los espíritus inmundos, y salen? 37 Y su fama se difundía por todos los lugares de los contornos. (Mt. 8.
14-15; Mr. 1.
29-31) 38 Entonces Jesús se levantó y salió de la sinagoga, y entró en casa de Simón. La suegra de Simón tenía una gran fiebre; y le rogaron por ella. 39 E inclinándose hacia ella, reprendió a la fiebre; y la fiebre la dejó, y levantándose ella al instante, les servía. (Mt. 8.
16-17; Mr. 1.
32-34) 40 Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades los traían a él; y él, poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba. 41 También salían demonios de muchos, dando voces y diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. Pero él los reprendía y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el Cristo. (Mr. 1.
35-39) 42 Cuando ya era de día, salió y se fue a un lugar desierto; y la gente le buscaba, y llegando a donde estaba, le detenían para que no se fuera de ellos. 43 Pero él les dijo: Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto he sido enviado. 44 Y predicaba en las sinagogas de Galilea.
NTV 1 Entonces Jesús, lleno del Espíritu Santo, regresó del río Jordán y fue guiado por el Espíritu en el desierto, 2 donde fue tentado por el diablo durante cuarenta días. Jesús no comió nada en todo ese tiempo y comenzó a tener mucha hambre. 3 Entonces el diablo le dijo: — Si eres el Hijo de Dios, dile a esta piedra que se transforme en pan. 4 Jesús le dijo: — ¡No! Las Escrituras dicen: “La gente no vive solo de pan” . 5 Entonces el diablo lo llevó a una parte alta y desplegó ante él todos los reinos del mundo en un solo instante. 6 — Te daré la gloria de estos reinos y autoridad sobre ellos — le dijo el diablo — , porque son míos para dárselos a quien yo quiera. 7 Te daré todo esto si me adoras. 8 Jesús le respondió: — Las Escrituras dicen: “Adora al Señor tu Dios y sírvele únicamente a él” . 9 Entonces el diablo lo llevó a Jerusalén, al punto más alto del templo, y dijo: — Si eres el Hijo de Dios, ¡tírate! 10 Pues las Escrituras dicen: “Él ordenará a sus ángeles que te protejan y te guarden. 11 Y te sostendrán con sus manos para que ni siquiera te lastimes el pie con una piedra”. 12 Jesús le respondió: — Las Escrituras también dicen: “No pondrás a prueba al Señor tu Dios” . 13 Cuando el diablo terminó de tentar a Jesús, lo dejó hasta la siguiente oportunidad. 14 Entonces Jesús regresó a Galilea lleno del poder del Espíritu Santo. Las noticias acerca de él corrieron rápidamente por toda la región. 15 Enseñaba con frecuencia en las sinagogas y todos lo elogiaban. 16 Cuando llegó a Nazaret, la aldea donde creció, fue como de costumbre a la sinagoga el día de descanso y se puso de pie para leer las Escrituras. 17 Le dieron el rollo del profeta Isaías. Jesús lo desenrolló y encontró el lugar donde está escrito lo siguiente: 18 «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar la Buena Noticia a los pobres. Me ha enviado a proclamar que los cautivos serán liberados, que los ciegos verán, que los oprimidos serán puestos en libertad, 19 y que ha llegado el tiempo del favor del Señor ». 20 Lo enrolló de nuevo, se lo entregó al ayudante y se sentó. Todas las miradas en la sinagoga se fijaron en él. 21 Después Jesús comenzó a hablarles: «La Escritura que acaban de oír ¡se ha cumplido este mismo día! ». 22 Todos hablaban bien de él y estaban asombrados de la gracia con la que salían las palabras de su boca. «¿Cómo puede ser? — preguntaban — . ¿No es este el hijo de José? ». 23 Entonces Jesús les dijo: «Seguramente ustedes me citarán el proverbio que dice: “Médico, cúrate a ti mismo” para decirme: “Haz milagros aquí en tu propio pueblo como los que hiciste en Capernaúm”. 24 Pero les digo la verdad, ningún profeta es aceptado en su propio pueblo. 25 »Sin duda había muchas viudas necesitadas en Israel en el tiempo de Elías, cuando los cielos se cerraron por tres años y medio y un hambre terrible devastó la tierra. 26 Sin embargo, Elías no fue enviado a ninguna de ellas. En cambio, lo enviaron a una extranjera, a una viuda de Sarepta en la tierra de Sidón. 27 También muchas personas en Israel tenían lepra en el tiempo del profeta Eliseo, pero el único sanado fue Naamán, un sirio». 28 Al oír eso la gente de la sinagoga se puso furiosa. 29 Se levantaron de un salto, lo atacaron y lo llevaron a la fuerza hasta el borde del cerro sobre el cual estaba construida la ciudad. Querían arrojarlo por el precipicio, 30 pero él pasó por en medio de la multitud y siguió su camino. 31 Después Jesús fue a Capernaúm, una ciudad de Galilea, y enseñaba en la sinagoga cada día de descanso. 32 Allí también la gente quedó asombrada de su enseñanza, porque hablaba con autoridad. 33 Cierta vez que Jesús estaba en la sinagoga, un hombre poseído por un demonio — un espíritu maligno — clamó, gritando: 34 «¡Vete! ¿Por qué te entrometes con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? ¡Yo sé quién eres: el Santo de Dios! ». 35 Pero Jesús lo reprendió: «¡Cállate! — le ordenó — . ¡Sal de este hombre! ». En ese mismo momento, el demonio arrojó al hombre al suelo mientras la multitud miraba; luego salió de él sin hacerle más daño. 36 La gente, asombrada, exclamó: «¡Qué poder y autoridad tienen las palabras de este hombre! Hasta los espíritus malignos le obedecen y huyen a su orden». 37 Las noticias acerca de Jesús corrieron por cada aldea de toda la región. 38 Después de salir de la sinagoga ese día, Jesús fue a la casa de Simón, donde encontró a la suegra de Simón muy enferma, con mucha fiebre. «Por favor, sánala», le suplicaron todos. 39 De pie junto a su cama, Jesús reprendió a la fiebre y la fiebre se fue de la mujer. Ella se levantó de inmediato y les preparó una comida. 40 Esa tarde, al ponerse el sol, la gente de toda la aldea llevó ante Jesús a sus parientes enfermos. Cualquiera que fuera la enfermedad, el toque de su mano los sanaba a todos. 41 Muchos estaban poseídos por demonios, los cuales salieron a su orden gritando: «¡Eres el Hijo de Dios! ». Pero como ellos sabían que él era el Mesías, los reprendió y no los dejó hablar. 42 Muy temprano a la mañana siguiente, Jesús salió a un lugar aislado. Las multitudes lo buscaron por todas partes y, cuando por fin lo encontraron, le suplicaron que no se fuera. 43 Él les respondió: «Debo predicar la Buena Noticia del reino de Dios también en otras ciudades, porque para eso fui enviado». 44 Así que siguió recorriendo la región, predicando en las sinagogas de toda Judea.
es que el Espíritu Santo puede guiarnos a momentos de prueba que implican que estaremos expuestos a las feroces tentaciones de Satanás. En esas ocasiones, cuando sentimos estas tentaciones con tanta fuerza, podemos malinterpretar y pensar que no hemos estado siguiendo a Dios correctamente. Pero, esto no necesariamente es así.

“Muchas veces, al encontrarnos en situaciones penosas, dudamos de que el Espíritu de Dios nos haya estado guiando. Pero fue la conducción del Espíritu la que llevó a Jesús al desierto para ser tentado por Satanás. Cuando Dios nos somete a una prueba, tiene un propósito que lograr para nuestro bien. Jesús no confió presuntuosamente en las promesas de Dios yendo a la tentación sin recibir la orden divina, ni se entregó a la desesperación cuando le sobrevino la tentación. Ni debemos hacerlo nosotros” (DTG 102).

A veces, cuando estamos en el crisol, nos quemamos en lugar de purificarnos. Por lo tanto, es muy reconfortante saber que, cuando caemos en tentación, podemos volver a tener esperanza porque Jesús se mantuvo firme. Lo bueno es que Dios no nos abandona ni se olvida de nosotros, porque Jesús es quien carga con nuestros pecados.

Él pagó el castigo por nuestra incapacidad de soportar esa tentación (cualquiera que sea), porque pasó por un crisol peor que el de cualquiera de nosotros. Hay esperanza, incluso para el “primero” de los pecadores 1 Timoteo 1:15
RVR1960 15 Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. NTV 15 La siguiente declaración es digna de confianza, y todos deberían aceptarla: «Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores», de los cuales yo soy el peor de todos.

¿Qué tentaciones enfrentas ahora? Dedica tiempo a orar. Pide al Señor que te enseñe a poner en práctica las lecciones del ejemplo de Jesús en tu vida. Recuerda, ¡no necesitas sucumbir a la tentación, nunca! Recuerda también que, si caes, tienes a un Salvador.

MIERCOLES — Un Legado que Perdura

Lee 1 Pedro 1:6-7
RVR1960 6 En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, 7 para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, NTV 6 Así que alégrense de verdad. Les espera una alegría inmensa, aunque tienen que soportar muchas pruebas por un tiempo breve. 7 Estas pruebas demostrarán que su fe es auténtica. Está siendo probada de la misma manera que el fuego prueba y purifica el oro, aunque la fe de ustedes es mucho más preciosa que el mismo oro. Entonces su fe, al permanecer firme en tantas pruebas, les traerá mucha alabanza, gloria y honra en el día que Jesucristo sea revelado a todo el mundo.

¿Qué es lo que dice Pedro?

Pedro escribe a gente que estaba pasando por dificultades y que a menudo se sentía muy sola. Escribió “a los expatriados de la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia” 1 Pedro 1:1
RVR1960 1 Pedro, apóstol de Jesucristo, a los expatriados de la dispersión en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia, NTV 1 Yo, Pedro, apóstol de Jesucristo, escribo esta carta a los elegidos por Dios que viven como extranjeros en las provincias de Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia.
Esta es la zona que conocemos hoy como Turquía occidental. Unos versículos más adelante, Pedro expresa que sabe que están “afligidos en diversas pruebas” 1 Pedro 1:6
RVR1960 6 En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, NTV 6 Así que alégrense de verdad. Les espera una alegría inmensa, aunque tienen que soportar muchas pruebas por un tiempo breve.

¿Qué quiere decir Pedro con “expatriados de la dispersión”? ¿Cómo podría eso intensificar sus pruebas?

Ser cristiano en aquella época era algo nuevo; los creyentes eran pocos y estaban diseminados en diversos lugares donde claramente eran una minoría que, en el mejor de los casos, era incomprendida; y en el peor, perseguida. Sin embargo, Pedro les asegura que estas pruebas no son azarosas ni caóticas 1 Pedro 1:6-7
RVR1960 6 En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, 7 para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, NTV 6 Así que alégrense de verdad. Les espera una alegría inmensa, aunque tienen que soportar muchas pruebas por un tiempo breve. 7 Estas pruebas demostrarán que su fe es auténtica. Está siendo probada de la misma manera que el fuego prueba y purifica el oro, aunque la fe de ustedes es mucho más preciosa que el mismo oro. Entonces su fe, al permanecer firme en tantas pruebas, les traerá mucha alabanza, gloria y honra en el día que Jesucristo sea revelado a todo el mundo.
La fe auténtica es la meta de quienes perseveran “en diversas pruebas”.

Lee 1 Pedro 1:6-9
RVR1960 6 En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, 7 para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, 8 a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso; 9 obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas. NTV 6 Así que alégrense de verdad. Les espera una alegría inmensa, aunque tienen que soportar muchas pruebas por un tiempo breve. 7 Estas pruebas demostrarán que su fe es auténtica. Está siendo probada de la misma manera que el fuego prueba y purifica el oro, aunque la fe de ustedes es mucho más preciosa que el mismo oro. Entonces su fe, al permanecer firme en tantas pruebas, les traerá mucha alabanza, gloria y honra en el día que Jesucristo sea revelado a todo el mundo. 8 Ustedes aman a Jesucristo a pesar de que nunca lo han visto. Aunque ahora no lo ven, confían en él y se gozan con una alegría gloriosa e indescriptible. 9 La recompensa por confiar en él será la salvación de sus almas.

¿Qué garantía fundamental busca dar Pedro a estas personas en medio de sus pruebas? ¿Qué significa esta esperanza para nosotros también?

Independientemente de cuáles hayan sido esas pruebas y sufrimientos, ¿qué punto de comparación tienen con la Eternidad que les espera cuando Cristo regrese? Las palabras de Pedro para ellos son las palabras de Dios para nosotros, más allá de lo que enfrentemos. A pesar de lo difíciles o dolorosas que sean nuestras pruebas, nunca debemos perder de vista el fin último: la vida eterna en un cielo nuevo y una Tierra Nueva, sin dolor, sufrimiento ni muerte. Con esa promesa ante nosotros, una promesa garantizada por la muerte de Jesús, cuán importante es que no perdamos la fe, sino que, en medio de las pruebas, pidamos al Señor que nos limpie de todo lo que obstaculice el camino de nuestra fe.

JUEVES — El Fuego de la Prueba

Un joven, al que llamaremos Alex, había vivido una juventud muy problemática: drogas, violencia, incluso algún tiempo en la cárcel. Pero luego, gracias a la bondad de un miembro de la iglesia local (a quien Alex había robado), el joven conoció a Dios y entregó su corazón a Jesús. Aunque todavía tenía sus problemas y luchas, y aunque todavía quedaban elementos de su pasado, Alex era una nueva persona en Jesús. Amaba a Dios y buscaba expresar ese amor al obedecer sus mandamientos 1 Juan 5:1-2
RVR1960 1 Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró, ama también al que ha sido engendrado por él. 2 En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y guardamos sus mandamientos. NTV 1 Todo el que cree que Jesús es el Cristo ha llegado a ser un hijo de Dios. Y todo el que ama al Padre ama también a los hijos nacidos de él. 2 Sabemos que amamos a los hijos de Dios si amamos a Dios y obedecemos sus mandamientos.
En determinado momento, Alex sintió la impresión de que debía ser pastor. Todo apuntaba a eso. Estaba respondiendo al llamado de Dios, sin ninguna duda.

En la universidad, las cosas fueron bien al comienzo. Luego, una tras otra las cosas le empezaron a ir mal, y su vida comenzó a desmoronarse. Su fuente de dinero comenzó a agotarse; un amigo íntimo se puso en su contra con acusaciones que, si bien eran falsas, dañaron su reputación. Además, se enfermaba seguido; nadie sabía qué tenía, pero esto afectó sus estudios hasta el punto en que temió tener que abandonarlos por completo. Para colmo, tenía una lucha terrible contra las drogas, que se conseguían fácilmente en la comunidad local. En un momento, incluso cayó en ese asunto. Alex no podía entender por qué estaba sucediendo todo esto, especialmente porque estaba seguro de que el Señor lo había guiado hasta esa institución. ¿Se equivocó Alex en eso? Toda su experiencia con Dios ¿fue un gran error? Hasta los elementos más básicos de su fe estaban en duda.

Imagina que, en medio de esta crisis, Alex se te acerca y te pide un consejo. ¿Qué le dirías? ¿Qué experiencias personales has tenido que lo puedan ayudar? ¿Qué versículos de la Biblia usarías?

¿Cuán útiles podrían ser los siguientes versículos en esa situación? Proverbios 3
RVR1960 1 Hijo mío, no te olvides de mi ley, Y tu corazón guarde mis mandamientos; 2 Porque largura de días y años de vida Y paz te aumentarán. 3 Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad; Átalas a tu cuello, Escríbelas en la tabla de tu corazón; 4 Y hallarás gracia y buena opinión Ante los ojos de Dios y de los hombres. 5 Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. 6 Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas. 7 No seas sabio en tu propia opinión; Teme a Jehová, y apártate del mal; 8 Porque será medicina a tu cuerpo, Y refrigerio para tus huesos. 9 Honra a Jehová con tus bienes, Y con las primicias de todos tus frutos; 10 Y serán llenos tus graneros con abundancia, Y tus lagares rebosarán de mosto. 11 No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová, Ni te fatigues de su corrección; 12 Porque Jehová al que ama castiga, Como el padre al hijo a quien quiere. 13 Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría, Y que obtiene la inteligencia; 14 Porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata, Y sus frutos más que el oro fino. 15 Más preciosa es que las piedras preciosas; Y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella. 16 Largura de días está en su mano derecha; En su izquierda, riquezas y honra. 17 Sus caminos son caminos deleitosos, Y todas sus veredas paz. 18 Ella es árbol de vida a los que de ella echan mano, Y bienaventurados son los que la retienen. 19 Jehová con sabiduría fundó la tierra; Afirmó los cielos con inteligencia. 20 Con su ciencia los abismos fueron divididos, Y destilan rocío los cielos. 21 Hijo mío, no se aparten estas cosas de tus ojos; Guarda la ley y el consejo, 22 Y serán vida a tu alma, Y gracia a tu cuello. 23 Entonces andarás por tu camino confiadamente, Y tu pie no tropezará. 24 Cuando te acuestes, no tendrás temor, Sino que te acostarás, y tu sueño será grato. 25 No tendrás temor de pavor repentino, Ni de la ruina de los impíos cuando viniere, 26 Porque Jehová será tu confianza, Y él preservará tu pie de quedar preso. 27 No te niegues a hacer el bien a quien es debido, Cuando tuvieres poder para hacerlo. 28 No digas a tu prójimo: Anda, y vuelve, Y mañana te daré, Cuando tienes contigo qué darle. 29 No intentes mal contra tu prójimo Que habita confiado junto a ti. 30 No tengas pleito con nadie sin razón, Si no te han hecho agravio. 31 No envidies al hombre injusto, Ni escojas ninguno de sus caminos. 32 Porque Jehová abomina al perverso; Mas su comunión íntima es con los justos. 33 La maldición de Jehová está en la casa del impío, Pero bendecirá la morada de los justos. 34 Ciertamente él escarnecerá a los escarnecedores, Y a los humildes dará gracia. 35 Los sabios heredarán honra, Mas los necios llevarán ignominia. Proverbios 3: 4 : Lc. 2.
52; Ro. 12.
17; 2 Co. 8.
21. Proverbios 3: 7 : Ro. 12.
16. Proverbios 3: 11 : Job 5.
17. Proverbios 3: 12 : Ap. 3.
19. Proverbios 3: 12 : He. 12.
5-6. Proverbios 3: 34 : Stg. 4.
6; 1 P. 5.
5.
NTV 1 Hijo mío, nunca olvides las cosas que te he enseñado; guarda mis mandatos en tu corazón. 2 Si así lo haces, vivirás muchos años, y tu vida te dará satisfacción. 3 ¡Nunca permitas que la lealtad ni la bondad te abandonen! Átalas alrededor de tu cuello como un recordatorio. Escríbelas en lo profundo de tu corazón. 4 Entonces tendrás tanto el favor de Dios como el de la gente, y lograrás una buena reputación. 5 Confía en el Señor con todo tu corazón; no dependas de tu propio entendimiento. 6 Busca su voluntad en todo lo que hagas, y él te mostrará cuál camino tomar. 7 No te dejes impresionar por tu propia sabiduría. En cambio, teme al Señor y aléjate del mal. 8 Entonces dará salud a tu cuerpo y fortaleza a tus huesos. 9 Honra al Señor con tus riquezas y con lo mejor de todo lo que produces. 10 Entonces él llenará tus graneros, y tus tinajas se desbordarán de buen vino. 11 Hijo mío, no rechaces la disciplina del Señor ni te enojes cuando te corrige. 12 Pues el Señor corrige a los que ama, tal como un padre corrige al hijo que es su deleite. 13 Alegre es el que encuentra sabiduría, el que adquiere entendimiento. 14 Pues la sabiduría da más ganancia que la plata y su paga es mejor que el oro. 15 La sabiduría es más preciosa que los rubíes; nada de lo que desees puede compararse con ella. 16 Con la mano derecha, te ofrece una larga vida; con la izquierda, riquezas y honor. 17 Te guiará por sendas agradables; todos sus caminos dan satisfacción. 18 La sabiduría es un árbol de vida a los que la abrazan; felices son los que se aferran a ella. 19 Con sabiduría el Señor fundó la tierra; con entendimiento creó los cielos. 20 Con su conocimiento se abrieron las fuentes profundas de la tierra e hizo que el rocío se asiente bajo el cielo nocturno. 21 Hijo mío, no pierdas de vista el sentido común ni el discernimiento. Aférrate a ellos, 22 porque refrescarán tu alma; son como las joyas de un collar. 23 Te mantienen seguro en tu camino, y tus pies no tropezarán. 24 Puedes irte a dormir sin miedo; te acostarás y dormirás profundamente. 25 No hay por qué temer la calamidad repentina ni la destrucción que viene sobre los perversos, 26 porque el Señor es tu seguridad. Él cuidará que tu pie no caiga en una trampa. 27 No dejes de hacer el bien a todo el que lo merece, cuando esté a tu alcance ayudarlos. 28 Si puedes ayudar a tu prójimo hoy, no le digas: «Vuelve mañana y entonces te ayudaré». 29 No trames hacerle daño a tu vecino, porque los que viven cerca confían en ti. 30 No busques pelea sin motivo, cuando nadie te ha hecho daño. 31 No envidies a las personas violentas ni imites su conducta. 32 El Señor detesta a esa gente perversa; en cambio, ofrece su amistad a los justos. 33 El Señor maldice la casa del perverso, pero bendice el hogar de los justos. 34 El Señor se burla de los burlones, pero muestra su bondad a los humildes. 35 Los sabios heredan honra, ¡pero los necios son avergonzados!
Jeremías 29:13
RVR1960 13 y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón. NTV 13 Si me buscan de todo corazón, podrán encontrarme.
Romanos 8:28
RVR1960 28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. NTV 28 Y sabemos que Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de quienes lo aman y son llamados según el propósito que él tiene para ellos.
2 Corintios 12:9
RVR1960 9 Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. NTV 9 Cada vez él me dijo: «Mi gracia es todo lo que necesitas; mi poder actúa mejor en la debilidad». Así que ahora me alegra jactarme de mis debilidades, para que el poder de Cristo pueda actuar a través de mí.
Hebreos 13:5
RVR1960 5 Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré; (A) NTV 5 No amen el dinero; estén contentos con lo que tienen, pues Dios ha dicho: «Nunca te fallaré. Jamás te abandonaré».

Casi todos los que siguen al Señor han tenido crisis durante las cuales se vieron tentados a dudar de la dirección de Dios. Lo importante en esas situaciones es aferrarse a las promesas, recordar la dirección de Dios en el pasado, y orar pidiendo fe y perseverancia. El Señor nunca se dará por vencido con nosotros. La pregunta para nosotros es: ¿Cómo hacer para no sucumbir a la tentación de renunciar a él?

VIERNES - Para Estudiar y Meditar

Lee Elena de White, Patriarcas y profetas, “El Éxodo,” pp. 286-295; “Del Mar Rojo al Sinaí”, pp. 296-309; El Deseado de todas las gentes, “La tentación,” pp. 89-99.

“Pero en la antigüedad, el Señor guio a su pueblo a Refidim, y quizá decida llevarnos allí a nosotros también, para probar nuestra lealtad. No siempre nos lleva a lugares agradables. Si así fuera, en nuestra autosuficiencia nos olvidaríamos de que él es nuestro Ayudador. Él anhela manifestarse ante nosotros y revelarnos las abundantes provisiones que tenemos a nuestra disposición, y permite que nos lleguen pruebas y desilusiones para que nos demos cuenta de nuestra impotencia y aprendamos a pedirle ayuda. Él puede hacer que fluyan corrientes refrescantes de la dura roca. Nunca sabremos, hasta que estemos cara a cara con Dios, cuando veremos como somos vistos y conoceremos como somos conocidos, cuántas cargas llevó él por nosotros y cuántas cargas habría deseado llevar, si, con la fe de un niño, se las hubiéramos dado a él” ( Elena de White, Advent Review y Sabbath Herald, “Rephidim”, 7/4/1903).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

PREGUNTA 1

A menudo hablamos de la tentación como algo individual, y así es. Al mismo tiempo, ¿existen tentaciones colectivas, de las que deberíamos estar precavidos como iglesia o como familia de la iglesia local?

PREGUNTA 2

Pregunta si alguno está dispuesto a hablar de algún “lugar desagradable” al que lo llevaron. ¿Por qué resultó ser desagradable? Si tuviera que reconsiderar esas experiencias hoy, ¿las vería de otro modo?

PREGUNTA 3

Todos entendemos el principio que está detrás del hecho de que Dios permite que las pruebas nos purifiquen y nos refinen. Sin embargo, ¿cómo entendemos la situación en la que los juicios aparentemente carecen de valor? Por ejemplo, alguien muere instantáneamente en un accidente automovilístico. Como clase, busquen definir las posibles respuestas.

PREGUNTA 4

Como clase, dediquen tiempo a orar unos por otros, para que cada uno pueda fortalecerse para soportar las pruebas y ser fiel.

PREGUNTA 5

Tu clase ¿conoce a alguien que se haya extraviado por enfrentar pruebas? Si es así, ¿qué podrían hacer como clase de manera muy tangible para ayudar a esa persona a volver?

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