Morir Como una Semilla — Estudia la Biblia Hoy





12/13        39 - 60 minutes
Morir Como una Semilla
Morir Como una Semilla
Morir Como una Semilla



Click me to expand

 CONTENIDO 

Morir como una Semilla

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA

Filipenses 2:5-9
RVR1960 5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, 6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. 9 Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, NTV 5 Tengan la misma actitud que tuvo Cristo Jesús. 6 Aunque era Dios, no consideró que el ser igual a Dios fuera algo a lo cual aferrarse. 7 En cambio, renunció a sus privilegios divinos; adoptó la humilde posición de un esclavo y nació como un ser humano. Cuando apareció en forma de hombre, 8 se humilló a sí mismo en obediencia a Dios y murió en una cruz como morían los criminales. 9 Por lo tanto, Dios lo elevó al lugar de máximo honor y le dio el nombre que está por encima de todos los demás nombres
Romanos 12:1-2
RVR1960 1 Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. 2 No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. NTV 1 Por lo tanto, amados hermanos, les ruego que entreguen su cuerpo a Dios por todo lo que él ha hecho a favor de ustedes. Que sea un sacrificio vivo y santo, la clase de sacrificio que a él le agrada. Esa es la verdadera forma de adorarlo. 2 No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta.
1 Samuel 2:12-3:18
RVR1960 12 Los hijos de Elí eran hombres impíos, y no tenían conocimiento de Jehová. 13 Y era costumbre de los sacerdotes con el pueblo, que cuando alguno ofrecía sacrificio, venía el criado del sacerdote mientras se cocía la carne, trayendo en su mano un garfio de tres dientes, 14 y lo metía en el perol, en la olla, en el caldero o en la marmita; y todo lo que sacaba el garfio, el sacerdote lo tomaba para sí. De esta manera hacían con todo israelita que venía a Silo. 15 Asimismo, antes de quemar la grosura, venía el criado del sacerdote, y decía al que sacrificaba: Da carne que asar para el sacerdote; porque no tomará de ti carne cocida, sino cruda. 16 Y si el hombre le respondía: Quemen la grosura primero, y después toma tanto como quieras; él respondía: No, sino dámela ahora mismo; de otra manera yo la tomaré por la fuerza. 17 Era, pues, muy grande delante de Jehová el pecado de los jóvenes; porque los hombres menospreciaban las ofrendas de Jehová. 18 Y el joven Samuel ministraba en la presencia de Jehová, vestido de un efod de lino. 19 Y le hacía su madre una túnica pequeña y se la traía cada año, cuando subía con su marido para ofrecer el sacrificio acostumbrado. 20 Y Elí bendijo a Elcana y a su mujer, diciendo: Jehová te dé hijos de esta mujer en lugar del que pidió a Jehová. Y se volvieron a su casa. 21 Y visitó Jehová a Ana, y ella concibió, y dio a luz tres hijos y dos hijas. Y el joven Samuel crecía delante de Jehová. 22 Pero Elí era muy viejo; y oía de todo lo que sus hijos hacían con todo Israel, y cómo dormían con las mujeres que velaban a la puerta del tabernáculo de reunión. 23 Y les dijo: ¿Por qué hacéis cosas semejantes? Porque yo oigo de todo este pueblo vuestros malos procederes. 24 No, hijos míos, porque no es buena fama la que yo oigo; pues hacéis pecar al pueblo de Jehová. 25 Si pecare el hombre contra el hombre, los jueces le juzgarán; mas si alguno pecare contra Jehová, ¿quién rogará por él? Pero ellos no oyeron la voz de su padre, porque Jehová había resuelto hacerlos morir. 26 Y el joven Samuel iba creciendo, y era acepto delante de Dios y delante de los hombres. 27 Y vino un varón de Dios a Elí, y le dijo: Así ha dicho Jehová: ¿No me manifesté yo claramente a la casa de tu padre, cuando estaban en Egipto en casa de Faraón? 28 Y yo le escogí por mi sacerdote entre todas las tribus de Israel, para que ofreciese sobre mi altar, y quemase incienso, y llevase efod delante de mí; y di a la casa de tu padre todas las ofrendas de los hijos de Israel. 29 ¿Por qué habéis hollado mis sacrificios y mis ofrendas, que yo mandé ofrecer en el tabernáculo; y has honrado a tus hijos más que a mí, engordándoos de lo principal de todas las ofrendas de mi pueblo Israel? 30 Por tanto, Jehová el Dios de Israel dice: Yo había dicho que tu casa y la casa de tu padre andarían delante de mí perpetuamente; mas ahora ha dicho Jehová: Nunca yo tal haga, porque yo honraré a los que me honran, y los que me desprecian serán tenidos en poco. 31 He aquí, vienen días en que cortaré tu brazo y el brazo de la casa de tu padre, de modo que no haya anciano en tu casa. 32 Verás tu casa humillada, mientras Dios colma de bienes a Israel; y en ningún tiempo habrá anciano en tu casa. 33 El varón de los tuyos que yo no corte de mi altar, será para consumir tus ojos y llenar tu alma de dolor; y todos los nacidos en tu casa morirán en la edad viril. 34 Y te será por señal esto que acontecerá a tus dos hijos, Ofni y Finees: ambos morirán en un día. 35 Y yo me suscitaré un sacerdote fiel, que haga conforme a mi corazón y a mi alma; y yo le edificaré casa firme, y andará delante de mi ungido todos los días. 36 Y el que hubiere quedado en tu casa vendrá a postrarse delante de él por una moneda de plata y un bocado de pan, diciéndole: Te ruego que me agregues a alguno de los ministerios, para que pueda comer un bocado de pan. 1 El joven Samuel ministraba a Jehová en presencia de Elí; y la palabra de Jehová escaseaba en aquellos días; no había visión con frecuencia. 2 Y aconteció un día, que estando Elí acostado en su aposento, cuando sus ojos comenzaban a oscurecerse de modo que no podía ver, 3 Samuel estaba durmiendo en el templo de Jehová, donde estaba el arca de Dios; y antes que la lámpara de Dios fuese apagada, 4 Jehová llamó a Samuel; y él respondió: Heme aquí. 5 Y corriendo luego a Elí, dijo: Heme aquí; ¿para qué me llamaste? Y Elí le dijo: Yo no he llamado; vuelve y acuéstate. Y él se volvió y se acostó. 6 Y Jehová volvió a llamar otra vez a Samuel. Y levantándose Samuel, vino a Elí y dijo: Heme aquí; ¿para qué me has llamado? Y él dijo: Hijo mío, yo no he llamado; vuelve y acuéstate. 7 Y Samuel no había conocido aún a Jehová, ni la palabra de Jehová le había sido revelada. 8 Jehová, pues, llamó la tercera vez a Samuel. Y él se levantó y vino a Elí, y dijo: Heme aquí; ¿para qué me has llamado? Entonces entendió Elí que Jehová llamaba al joven. 9 Y dijo Elí a Samuel: Ve y acuéstate; y si te llamare, dirás: Habla, Jehová, porque tu siervo oye. Así se fue Samuel, y se acostó en su lugar. 10 Y vino Jehová y se paró, y llamó como las otras veces: ¡Samuel, Samuel! Entonces Samuel dijo: Habla, porque tu siervo oye. 11 Y Jehová dijo a Samuel: He aquí haré yo una cosa en Israel, que a quien la oyere, le retiñirán ambos oídos. 12 Aquel día yo cumpliré contra Elí todas las cosas que he dicho sobre su casa, desde el principio hasta el fin. 13 Y le mostraré que yo juzgaré su casa para siempre, por la iniquidad que él sabe; porque sus hijos han blasfemado a Dios, y él no los ha estorbado. 14 Por tanto, yo he jurado a la casa de Elí que la iniquidad de la casa de Elí no será expiada jamás, ni con sacrificios ni con ofrendas. 15 Y Samuel estuvo acostado hasta la mañana, y abrió las puertas de la casa de Jehová. Y Samuel temía descubrir la visión a Elí. 16 Llamando, pues, Elí a Samuel, le dijo: Hijo mío, Samuel. Y él respondió: Heme aquí. 17 Y Elí dijo: ¿Qué es la palabra que te habló? Te ruego que no me la encubras; así te haga Dios y aun te añada, si me encubrieres palabra de todo lo que habló contigo. 18 Y Samuel se lo manifestó todo, sin encubrirle nada. Entonces él dijo: Jehová es; haga lo que bien le pareciere. 1 Samuel 2: 28 : Ex. 28.
1-4.
1 Samuel 2: 28 : Lv. 7.
35-36.
NTV 12 Ahora bien, los hijos de Elí eran unos sinvergüenzas que no le tenían respeto al Señor 13 ni a sus obligaciones sacerdotales. Cada vez que alguien ofrecía un sacrificio, los hijos de Elí enviaban a un sirviente con un tenedor grande de tres dientes. Mientras la carne del animal sacrificado aún se cocía, 14 el sirviente metía el tenedor en la olla y exigía que todo lo que sacara con el tenedor fuera entregado a los hijos de Elí. Así trataban a todos los israelitas que llegaban a Silo para adorar. 15 Algunas veces el sirviente llegaba aun antes de que la grasa del animal fuera quemada sobre el altar. Exigía carne cruda antes de que hubiera sido cocida, para poder asarla. 16 Si el hombre que ofrecía el sacrificio respondía: «Toma toda la que quieras, pero solo después de quemarse la grasa», el sirviente insistía: «No, dámela ahora o la tomaré por la fuerza». 17 Así que el pecado de estos jóvenes era muy serio ante los ojos del Señor, porque trataban las ofrendas del Señor con desprecio. 18 Pero Samuel, aunque era solo un niño, servía al Señor; vestía una túnica de lino como la del sacerdote. 19 Cada año su madre le hacía un pequeño abrigo y se lo llevaba cuando iba con su esposo para el sacrificio. 20 Antes de que ellos regresaran a su casa, Elí bendecía a Elcana y a su esposa diciendo: «Que el Señor les dé otros hijos para que tomen el lugar de este que ella entregó al Señor». 21 Entonces el Señor bendijo a Ana, y ella concibió y dio a luz tres hijos y dos hijas. Entre tanto, Samuel crecía en la presencia del Señor. 22 Ahora bien, Elí era muy viejo, pero estaba consciente de lo que sus hijos le hacían al pueblo de Israel. Por ejemplo, sabía que sus hijos seducían a las jóvenes que ayudaban a la entrada del tabernáculo. 23 Elí les dijo: «He oído lo que la gente dice acerca de las cosas perversas que ustedes hacen. ¿Por qué siguen pecando? 24 ¡Basta, hijos míos! Los comentarios que escucho del pueblo del Señor no son buenos. 25 Si alguien peca contra otra persona, Dios puede mediar por el culpable. Pero si alguien peca contra el Señor, ¿quién podrá interceder? ». Sin embargo, los hijos de Elí no hicieron caso a su padre, porque el Señor ya había decidido quitarles la vida. 26 Mientras tanto, el niño Samuel crecía en estatura física y en el favor del Señor y en el de toda la gente. 27 Cierto día un hombre de Dios vino a Elí y le dio el siguiente mensaje del Señor: «Yo me revelé a tus antepasados cuando eran esclavos del faraón en Egipto. 28 Elegí a tu antepasado Aarón de entre todas las tribus de Israel para que fuera mi sacerdote, ofreciera sacrificios sobre mi altar, quemara incienso y vistiera el chaleco sacerdotal, cuando me servía. Y les asigné las ofrendas de los sacrificios a ustedes, los sacerdotes. 29 Entonces, ¿por qué menosprecian mis sacrificios y ofrendas? ¿Por qué les das más honor a tus hijos que a mí? ¡Pues tú y ellos han engordado con lo mejor de las ofrendas de mi pueblo Israel! 30 »Por lo tanto, el Señor, Dios de Israel, dice: prometí que los de tu rama de la tribu de Leví me servirían siempre como sacerdotes. Sin embargo, honraré a los que me honran y despreciaré a los que me menosprecian. 31 Llegará el tiempo cuando pondré fin a tu familia para que ya no me sirva en el sacerdocio. Todos los miembros de tu familia morirán antes de tiempo; ninguno llegará a viejo. 32 Con envidia mirarás cuando derrame prosperidad sobre el pueblo de Israel, pero ningún miembro de tu familia jamás cumplirá sus días. 33 Los pocos que no sean excluidos de servir en mi altar sobrevivirán, pero solamente para que sus ojos queden ciegos y se les rompa el corazón, y sus hijos morirán de muerte violenta. 34 Y para comprobar que lo que dije se hará realidad, ¡haré que tus dos hijos, Ofni y Finees, mueran el mismo día! 35 »Entonces levantaré a un sacerdote fiel, quien me servirá y hará lo que yo deseo. Estableceré para él una descendencia duradera, y ellos serán por siempre sacerdotes para mis reyes ungidos. 36 Así pues, todos los que sobrevivan de tu familia se inclinarán ante él, mendigando dinero y comida. Dirán: “Le rogamos que nos dé trabajo entre los sacerdotes para que tengamos suficiente para comer”». 1 Mientras tanto, el niño Samuel servía al Señor ayudando a Elí. Ahora bien, en esos días los mensajes del Señor eran muy escasos y las visiones eran poco comunes. 2 Una noche, Elí, que para entonces estaba casi ciego, ya se había acostado. 3 La lámpara de Dios aún no se había apagado, y Samuel estaba dormido en el tabernáculo cerca del arca de Dios. 4 De pronto el Señor llamó: — ¡Samuel! — Sí — respondió Samuel — . ¿Qué quiere? 5 Se levantó y corrió hasta donde estaba Elí. — Aquí estoy. ¿Me llamó usted? — Yo no te llamé — dijo Elí — . Vuelve a la cama. Entonces, Samuel se volvió a acostar. 6 Luego, el Señor volvió a llamar: — ¡Samuel! Nuevamente Samuel se levantó y fue a donde estaba Elí. — Aquí estoy. ¿Me llamó usted? — Yo no te llamé, hijo mío — respondió Elí — . Vuelve a la cama. 7 Samuel todavía no conocía al Señor, porque nunca antes había recibido un mensaje de él. 8 Así que el Señor llamó por tercera vez, y una vez más Samuel se levantó y fue a donde estaba Elí. — Aquí estoy. ¿Me llamó usted? En ese momento Elí se dio cuenta de que era el Señor quien llamaba al niño. 9 Entonces le dijo a Samuel: — Ve y acuéstate de nuevo y, si alguien vuelve a llamarte, di: “Habla, Señor, que tu siervo escucha”. Así que Samuel volvió a su cama. 10 Y el Señor vino y llamó igual que antes: — ¡Samuel! ¡Samuel! Y Samuel respondió: — Habla, que tu siervo escucha. 11 Entonces el Señor le dijo a Samuel: — Estoy por hacer algo espantoso en Israel. 12 Llevaré a cabo todas mis amenazas contra Elí y su familia, de principio a fin. 13 Le advertí que viene juicio sobre su familia para siempre, porque sus hijos blasfeman a Dios y él no los ha disciplinado. 14 Por eso juré que los pecados de Elí y los de sus hijos jamás serán perdonados ni por medio de sacrificios ni ofrendas. 15 Entonces Samuel se quedó en la cama hasta la mañana; luego se levantó y abrió las puertas del tabernáculo, como de costumbre. Tenía miedo de contarle a Elí lo que el Señor le había dicho. 16 Pero Elí lo llamó: — Samuel, hijo mío. — Aquí estoy — respondió Samuel. 17 — ¿Qué te dijo el Señor? Dímelo todo. ¡Y que el Señor te castigue, y aun te mate, si me ocultas algo! 18 Entonces Samuel le contó todo a Elí; no le ocultó nada. — Es la voluntad del Señor — respondió Elí — . Que él haga lo que mejor le parezca.
1 Samuel 13:1-14
RVR1960 1 Había ya reinado Saúl un año; y cuando hubo reinado dos años sobre Israel, 2 escogió luego a tres mil hombres de Israel, de los cuales estaban con Saúl dos mil en Micmas y en el monte de Bet-el, y mil estaban con Jonatán en Gabaa de Benjamín; y envió al resto del pueblo cada uno a sus tiendas. 3 Y Jonatán atacó a la guarnición de los filisteos que había en el collado, y lo oyeron los filisteos. E hizo Saúl tocar trompeta por todo el país, diciendo: Oigan los hebreos. 4 Y todo Israel oyó que se decía: Saúl ha atacado a la guarnición de los filisteos; y también que Israel se había hecho abominable a los filisteos. Y se juntó el pueblo en pos de Saúl en Gilgal. 5 Entonces los filisteos se juntaron para pelear contra Israel, treinta mil carros, seis mil hombres de a caballo, y pueblo numeroso como la arena que está a la orilla del mar; y subieron y acamparon en Micmas, al oriente de Bet-avén. 6 Cuando los hombres de Israel vieron que estaban en estrecho (porque el pueblo estaba en aprieto), se escondieron en cuevas, en fosos, en peñascos, en rocas y en cisternas. 7 Y algunos de los hebreos pasaron el Jordán a la tierra de Gad y de Galaad; pero Saúl permanecía aún en Gilgal, y todo el pueblo iba tras él temblando. 8 Y él esperó siete días, conforme al plazo que Samuel había dicho; pero Samuel no venía a Gilgal, y el pueblo se le desertaba. 9 Entonces dijo Saúl: Traedme holocausto y ofrendas de paz. Y ofreció el holocausto. 10 Y cuando él acababa de ofrecer el holocausto, he aquí Samuel que venía; y Saúl salió a recibirle, para saludarle. 11 Entonces Samuel dijo: ¿Qué has hecho? Y Saúl respondió: Porque vi que el pueblo se me desertaba, y que tú no venías dentro del plazo señalado, y que los filisteos estaban reunidos en Micmas, 12 me dije: Ahora descenderán los filisteos contra mí a Gilgal, y yo no he implorado el favor de Jehová. Me esforcé, pues, y ofrecí holocausto. 13 Entonces Samuel dijo a Saúl: Locamente has hecho; no guardaste el mandamiento de Jehová tu Dios que él te había ordenado; pues ahora Jehová hubiera confirmado tu reino sobre Israel para siempre. 14 Mas ahora tu reino no será duradero. Jehová se ha buscado un varón conforme a su corazón, al cual Jehová ha designado para que sea príncipe sobre su pueblo, por cuanto tú no has guardado lo que Jehová te mandó. NTV 1 Saúl tenía treinta años cuando subió al trono, y reinó durante cuarenta y dos años. 2 Saúl eligió a tres mil soldados selectos del ejército de Israel y mandó a los demás hombres a casa. Llevó consigo a dos mil de los hombres escogidos a Micmas y a la zona montañosa de Betel. Los otros mil fueron con Jonatán, el hijo de Saúl, a Guibeá en la tierra de Benjamín. 3 Poco tiempo después, Jonatán atacó y derrotó la guarnición de los filisteos en Geba. La noticia corrió rápidamente entre los filisteos. Entonces Saúl tocó el cuerno de carnero por toda la tierra, y dijo: «¡Hebreos, escuchen esto! ¡Levántense! ¡Sublévense! ». 4 Así que todo Israel oyó la noticia que Saúl había destruido la guarnición filistea en Geba y que ahora los filisteos odiaban a los israelitas más que nunca. Entonces todo el ejército israelita fue llamado para unirse a Saúl en Gilgal. 5 Los filisteos reunieron un ejército poderoso de tres mil carros de guerra, seis mil hombres para conducirlos, y ¡tantos guerreros como los granos de arena a la orilla del mar! Acamparon en Micmas, al oriente de Bet-avén. 6 Los hombres de Israel vieron el gran aprieto en el que se encontraban y, como estaban fuertemente presionados por el enemigo, trataron de esconderse en cuevas, matorrales, rocas, hoyos y cisternas. 7 Algunos cruzaron el río Jordán y escaparon a la tierra de Gad y de Galaad. Mientras tanto, Saúl se quedó en Gilgal, y sus hombres temblaban de miedo. 8 Durante siete días Saúl esperó allí, según las instrucciones de Samuel, pero aun así Samuel no llegaba. Saúl se dio cuenta de que sus tropas habían comenzado a desertar, 9 de modo que ordenó: «¡Tráiganme la ofrenda quemada y las ofrendas de paz! ». Y Saúl mismo sacrificó la ofrenda quemada. 10 Precisamente cuando Saúl terminaba de sacrificar la ofrenda quemada, llegó Samuel. Saúl salió a recibirlo, 11 pero Samuel preguntó: — ¿Qué has hecho? Saúl le contestó: — Vi que mis hombres me abandonaban, y que tú no llegabas cuando prometiste, y que los filisteos ya están en Micmas, listos para la batalla. 12 Así que dije: “¡Los filisteos están listos para marchar contra nosotros en Gilgal, y yo ni siquiera he pedido ayuda al Señor!”. De manera que me vi obligado a ofrecer yo mismo la ofrenda quemada antes de que tú llegaras. 13 — ¡Qué tontería! — exclamó Samuel — . No obedeciste al mandato que te dio el Señor tu Dios. Si lo hubieras obedecido, el Señor habría establecido tu reinado sobre Israel para siempre. 14 Pero ahora tu reino tiene que terminar, porque el Señor ha buscado a un hombre conforme a su propio corazón. El Señor ya lo ha nombrado para ser líder de su pueblo, porque tú no obedeciste el mandato del Señor.
Zacarías 4:1-14
RVR1960 1 Volvió el ángel que hablaba conmigo, y me despertó, como un hombre que es despertado de su sueño. 2 Y me dijo: ¿Qué ves? Y respondí: He mirado, y he aquí un candelabro todo de oro, con un depósito encima, y sus siete lámparas encima del candelabro, y siete tubos para las lámparas que están encima de él; 3 Y junto a él dos olivos, el uno a la derecha del depósito, y el otro a su izquierda. 4 Proseguí y hablé, diciendo a aquel ángel que hablaba conmigo: ¿Qué es esto, señor mío? 5 Y el ángel que hablaba conmigo respondió y me dijo: ¿No sabes qué es esto? Y dije: No, señor mío. 6 Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos. 7 ¿Quién eres tú, oh gran monte? Delante de Zorobabel serás reducido a llanura; él sacará la primera piedra con aclamaciones de: Gracia, gracia a ella. 8 Vino palabra de Jehová a mí, diciendo: 9 Las manos de Zorobabel echarán el cimiento de esta casa, y sus manos la acabarán; y conocerás que Jehová de los ejércitos me envió a vosotros. 10 Porque los que menospreciaron el día de las pequeñeces se alegrarán, y verán la plomada en la mano de Zorobabel. Estos siete son los ojos de Jehová, que recorren toda la tierra. 11 Hablé más, y le dije: ¿Qué significan estos dos olivos a la derecha del candelabro y a su izquierda? 12 Hablé aún de nuevo, y le dije: ¿Qué significan las dos ramas de olivo que por medio de dos tubos de oro vierten de sí aceite como oro? 13 Y me respondió diciendo: ¿No sabes qué es esto? Y dije: Señor mío, no. 14 Y él dijo: Estos son los dos ungidos que están delante del Señor de toda la tierra. NTV 1 Entonces el ángel que había estado hablando conmigo volvió y me despertó, como si hubiera estado dormido. 2 — ¿Qué ves ahora? — me preguntó. — Veo un candelabro de oro macizo con un tazón de aceite encima — contesté — . Alrededor del tazón hay siete lámparas y cada una tiene siete conductos para las mechas. 3 También veo dos olivos, uno a cada lado del tazón. 4 Entonces le pregunté al ángel: — ¿Qué es todo esto, mi señor? ¿Qué significa? 5 — ¿No lo sabes? — preguntó el ángel. — No, mi señor — le contesté. 6 Entonces me dijo: — El Señor dice a Zorobabel: “No es por el poder ni por la fuerza, sino por mi Espíritu, dice el Señor de los Ejércitos Celestiales. 7 Nada impedirá el camino de Zorobabel, ni siquiera una montaña gigantesca, ¡pues se convertirá en llanura delante de él! Y cuando Zorobabel coloque la última piedra del templo en su lugar, la gente gritará: ‘¡Dios lo bendiga! ¡Dios lo bendiga!’”. 8 Después recibí otro mensaje del Señor: 9 «Zorobabel es quien colocó los cimientos de este templo y él los terminará. Así ustedes sabrán que el Señor de los Ejércitos Celestiales me envió. 10 No menosprecien estos modestos comienzos, pues el Señor se alegrará cuando vea que el trabajo se inicia y que la plomada está en las manos de Zorobabel». (Las siete lámparas representan los ojos del Señor que recorren toda la tierra). 11 Entonces le pregunté al ángel: — ¿Qué son esos dos olivos a cada lado del candelabro 12 y las dos ramas de olivo que vierten aceite dorado por dos tubos de oro? 13 — ¿No lo sabes? — preguntó. — No, mi señor — respondí. 14 Entonces él me dijo: — Representan a los dos ungidos que están de pie en la corte del Señor de toda la tierra.

VERSÍCULO DE MEMORIA

Juan 12:24
RVR1960 24 De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto. NTV 24 Les digo la verdad, el grano de trigo, a menos que sea sembrado en la tierra y muera, queda solo. Sin embargo, su muerte producirá muchos granos nuevos, una abundante cosecha de nuevas vidas.

SÁBADO — INTRODUCCIÓN


La ilustración de Jesús de un grano de trigo que muere es una analogía fascinante de nuestra sumisión a la voluntad de Dios. En primer lugar, cae. El grano que cae de la espiga no tiene ningún control sobre dónde o cómo caerá al suelo.
No tiene control sobre el suelo que lo rodea y que luego lo cubrirá.

En segundo lugar, espera. Mientras el grano permanece en la tierra, no sabe qué le deparará el futuro. No puede “imaginarse” cómo será la vida en el futuro, porque es solo un grano de trigo.

En tercer lugar, muere. El grano, probablemente, no podrá convertirse en
espiga a menos que abandone su situación cómoda y segura como grano. Debe “morir”; es decir, debe renunciar a lo que siempre ha sido antes, una semilla, para poder transformarse en una planta que produzca frutos.

Un vistazo a la semana: Si sabemos que la voluntad de Dios es lo mejor para nosotros, ¿por qué nos cuesta tanto aceptarla? ¿Qué ejemplo de sumisión nos ha dejado Cristo? ¿De qué manera comprendes que se aplica a tu vida la analogía del grano de trigo?

DOMINGO — SUMISIÓN PARA EL SERVICIO

Lee Filipenses 2:5-9
RVR1960 5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, 6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. 9 Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, NTV 5 Tengan la misma actitud que tuvo Cristo Jesús. 6 Aunque era Dios, no consideró que el ser igual a Dios fuera algo a lo cual aferrarse. 7 En cambio, renunció a sus privilegios divinos; adoptó la humilde posición de un esclavo y nació como un ser humano. Cuando apareció en forma de hombre, 8 se humilló a sí mismo en obediencia a Dios y murió en una cruz como morían los criminales. 9 Por lo tanto, Dios lo elevó al lugar de máximo honor y le dio el nombre que está por encima de todos los demás nombres

¿Qué mensaje importante hay para nosotros en estos versículos?

La cultura contemporánea nos incita a todos a exigir y hacer valer nuestros derechos. Y todo esto es bueno y, muchas veces, debería ser así. Pero, como ocurrió con Jesús, la voluntad de Dios quizá requiera que renunciemos a nuestros derechos libremente para servir al Padre de modo que esto tenga un impacto eterno en el Reino de Dios. Ese proceso de renunciar a estos derechos puede ser difícil e incómodo, ya que crea las condiciones de un crisol.

Fíjate cómo actuó Jesús Filipenses 2:5-8
RVR1960 5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, 6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. NTV 5 Tengan la misma actitud que tuvo Cristo Jesús. 6 Aunque era Dios, no consideró que el ser igual a Dios fuera algo a lo cual aferrarse. 7 En cambio, renunció a sus privilegios divinos; adoptó la humilde posición de un esclavo y nació como un ser humano. Cuando apareció en forma de hombre, 8 se humilló a sí mismo en obediencia a Dios y murió en una cruz como morían los criminales.
Estos versículos describen tres pasos que Jesús dio para someterse a la voluntad del Padre. Y, al principio, Pablo nos aconseja encarecidamente: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús” Filipenses 2:5
RVR1960 5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, NTV 5 Tengan la misma actitud que tuvo Cristo Jesús.

Para estar en condiciones de salvarnos, Jesús renunció a su igualdad con el Padre y se trasladó a la Tierra en la condición de un ser humano y sus limitaciones Filipenses 2:6-7
RVR1960 6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; NTV 6 Aunque era Dios, no consideró que el ser igual a Dios fuera algo a lo cual aferrarse. 7 En cambio, renunció a sus privilegios divinos; adoptó la humilde posición de un esclavo y nació como un ser humano. Cuando apareció en forma de hombre,

Jesús no vino como un ser humano extraordinario y glorioso, sino como siervo de otros seres humanos Filipenses 2:7
RVR1960 7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; NTV 7 En cambio, renunció a sus privilegios divinos; adoptó la humilde posición de un esclavo y nació como un ser humano. Cuando apareció en forma de hombre,

Como siervo humano, Jesús no tuvo una vida larga y tranquila, sino que se hizo “obediente hasta la muerte”. Pero, ni siquiera murió de una manera noble y gloriosa. No, él fue “obediente hasta la muerte, y muerte de Cruz” Filipenses 2:8
RVR1960 8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. NTV 8  se humilló a sí mismo en obediencia a Dios y murió en una cruz como morían los criminales.

¿En qué esferas de la vida este ejemplo de Jesús es un modelo para nosotros? Si los derechos y la igualdad son buenos y deberíamos protegerlos, ¿cómo explicarías la lógica de tener que renunciar a ellos en ocasiones? Ahora lee Filipenses 2:9
RVR1960 9 Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, NTV 9 Por lo tanto, Dios lo elevó al lugar de máximo honor y le dio el nombre que está por encima de todos los demás nombres
¿En qué sentido este versículo nos ayuda a comprender la lógica de la sumisión a la voluntad del Padre?

Ora para que el Espíritu Santo te dé sabiduría: “¿A qué derechos me aferro en este mismo momento que en realidad podrían ser una barrera para someterme a la voluntad de Jesús y servir a mi familia, mi iglesia y los que me rodean? ¿Hasta qué punto estoy dispuesto a soportar la incomodidad para servir a los demás en forma más eficiente?”

LUNES — MORIR ESTÁ ANTES QUE CONOCER LA VOLUNTAD DE DIOS

Muchos cristianos procuran sinceramente conocer la voluntad de Dios para su vida. “Si pudiera conocer la voluntad de Dios para mi vida, sacrificaría todo por él”. Pero, aun después de prometerle esto a Dios, todavía podemos estar confundidos acerca de cuál es su voluntad. La razón de esta confusión la encontramos en Romanos 12:1-2
RVR1960 1 Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. 2 No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. NTV 1 Por lo tanto, amados hermanos, les ruego que entreguen su cuerpo a Dios por todo lo que él ha hecho a favor de ustedes. Que sea un sacrificio vivo y santo, la clase de sacrificio que a él le agrada. Esa es la verdadera forma de adorarlo. 2 No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta.
Pablo describe cómo podemos conocer la voluntad de Dios, y presenta un argumento importante: si quieres saber cuál es la voluntad de Dios, ¡primero tienes que sacrificarte!

Lee Romanos 12:1-2
RVR1960 1 Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. 2 No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. NTV 1 Por lo tanto, amados hermanos, les ruego que entreguen su cuerpo a Dios por todo lo que él ha hecho a favor de ustedes. Que sea un sacrificio vivo y santo, la clase de sacrificio que a él le agrada. Esa es la verdadera forma de adorarlo. 2 No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta.
Pablo escribe que seremos capaces de “comprob[ar] cuál [es] la buena voluntad de Dios” Romanos 12:2
RVR1960 2 No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. NTV 2 No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta.
cuando:

  1. Tengamos una verdadera comprensión de las “misericordias de Dios” para nosotros Romanos 12:1
    RVR1960 1 Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. NTV 1 Por lo tanto, amados hermanos, les ruego que entreguen su cuerpo a Dios por todo lo que él ha hecho a favor de ustedes. Que sea un sacrificio vivo y santo, la clase de sacrificio que a él le agrada. Esa es la verdadera forma de adorarlo.

  2. Nos ofrezcamos como sacrificio vivo a Dios Romanos 12:1
    RVR1960 1 Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. NTV 1 Por lo tanto, amados hermanos, les ruego que entreguen su cuerpo a Dios por todo lo que él ha hecho a favor de ustedes. Que sea un sacrificio vivo y santo, la clase de sacrificio que a él le agrada. Esa es la verdadera forma de adorarlo.

  3. Nuestra mente se renueve Romanos 12:2
    RVR1960 2 No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. NTV 2 No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta.

Solo la mente verdaderamente renovada puede comprender la voluntad de Dios. Pero esta renovación depende primero de nuestra muerte a nosotros mismos. No fue suficiente que Cristo simplemente sufriera por nosotros, tenía que morir.

Pide al Espíritu Santo que te muestre en qué aspectos no estás completamente “muerto”. ¿A qué cosas necesitas renunciar a fin de llegar a ser un “sacrificio vivo” para Dios?

Cuando algunos aspectos de nuestra vida todavía no murieron al yo completamente, Dios permite que los crisoles nos llamen la atención. Sin embargo,
el sufrimiento no solo nos ayuda a enfrentar nuestro pecado, sino también nos da una idea de cómo Jesús se entregó a sí mismo por nosotros.

Elisabeth Elliot escribe: “La entrega de los anhelos más caros a nuestro corazón es quizá lo que más se aproxime al concepto de la cruz. [...] Nuestra propia experiencia de crucifixión, aunque inconmensurablemente menor que la de nuestro Salvador, nos brinda una oportunidad de empezar a conocerlo, al acompañarlo en sus sufrimientos. En todas las formas de nuestro sufrimiento, él nos llama a esa comunión” (Quest for Love, p. 182).

Lee Romanos 12:1-2
RVR1960 1 Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. 2 No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. NTV 1 Por lo tanto, amados hermanos, les ruego que entreguen su cuerpo a Dios por todo lo que él ha hecho a favor de ustedes. Que sea un sacrificio vivo y santo, la clase de sacrificio que a él le agrada. Esa es la verdadera forma de adorarlo. 2 No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta.
con oración. Piensa en las cosas a las que debes renunciar para convertirte en un sacrificio. ¿Cómo te ayuda esto a comprender los sufrimientos que Jesús enfrentó por ti en la Cruz? ¿Cómo puede este conocimiento ayudarte a tener comunión con Jesús y sus sufrimientos?

MARTES — DISPOSICIÓN A ESCUCHAR

“Y vino Jehová y se paró, y llamó como las otras veces: ¡Samuel, Samuel! Entonces Samuel dijo: Habla, porque tu siervo oye” 1 Samuel 3:10
RVR1960 10 Y vino Jehová y se paró, y llamó como las otras veces: ¡Samuel, Samuel! Entonces Samuel dijo: Habla, porque tu siervo oye. NTV 10 Y el Señor vino y llamó igual que antes: — ¡Samuel! ¡Samuel! Y Samuel respondió: — Habla, que tu siervo escucha.

¿Alguna vez escuchaste esa voz suave y apacible del Espíritu Santo, pero la ignoraste? Por ende, todo salió mal y luego pensaste para tus adentros: Oh no, ¿por qué no escuché?

Primero de Samuel describe la historia de un anciano y sus dos hijos malvados que no escucharon a Dios, y de un niño que sí oyó. Aunque recibieron fuertes advertencias de parte de Dios, los que debían cambiar de conducta no lo hicieron.

Lee esta historia en 1 Samuel 2:12-38
RVR1960 12 Los hijos de Elí eran hombres impíos, y no tenían conocimiento de Jehová. 13 Y era costumbre de los sacerdotes con el pueblo, que cuando alguno ofrecía sacrificio, venía el criado del sacerdote mientras se cocía la carne, trayendo en su mano un garfio de tres dientes, 14 y lo metía en el perol, en la olla, en el caldero o en la marmita; y todo lo que sacaba el garfio, el sacerdote lo tomaba para sí. De esta manera hacían con todo israelita que venía a Silo. 15 Asimismo, antes de quemar la grosura, venía el criado del sacerdote, y decía al que sacrificaba: Da carne que asar para el sacerdote; porque no tomará de ti carne cocida, sino cruda. 16 Y si el hombre le respondía: Quemen la grosura primero, y después toma tanto como quieras; él respondía: No, sino dámela ahora mismo; de otra manera yo la tomaré por la fuerza. 17 Era, pues, muy grande delante de Jehová el pecado de los jóvenes; porque los hombres menospreciaban las ofrendas de Jehová. 18 Y el joven Samuel ministraba en la presencia de Jehová, vestido de un efod de lino. 19 Y le hacía su madre una túnica pequeña y se la traía cada año, cuando subía con su marido para ofrecer el sacrificio acostumbrado. 20 Y Elí bendijo a Elcana y a su mujer, diciendo: Jehová te dé hijos de esta mujer en lugar del que pidió a Jehová. Y se volvieron a su casa. 21 Y visitó Jehová a Ana, y ella concibió, y dio a luz tres hijos y dos hijas. Y el joven Samuel crecía delante de Jehová. 22 Pero Elí era muy viejo; y oía de todo lo que sus hijos hacían con todo Israel, y cómo dormían con las mujeres que velaban a la puerta del tabernáculo de reunión. 23 Y les dijo: ¿Por qué hacéis cosas semejantes? Porque yo oigo de todo este pueblo vuestros malos procederes. 24 No, hijos míos, porque no es buena fama la que yo oigo; pues hacéis pecar al pueblo de Jehová. 25 Si pecare el hombre contra el hombre, los jueces le juzgarán; mas si alguno pecare contra Jehová, ¿quién rogará por él? Pero ellos no oyeron la voz de su padre, porque Jehová había resuelto hacerlos morir. 26 Y el joven Samuel iba creciendo, y era acepto delante de Dios y delante de los hombres. 27 Y vino un varón de Dios a Elí, y le dijo: Así ha dicho Jehová: ¿No me manifesté yo claramente a la casa de tu padre, cuando estaban en Egipto en casa de Faraón? 28 Y yo le escogí por mi sacerdote entre todas las tribus de Israel, para que ofreciese sobre mi altar, y quemase incienso, y llevase efod delante de mí; y di a la casa de tu padre todas las ofrendas de los hijos de Israel. 29 ¿Por qué habéis hollado mis sacrificios y mis ofrendas, que yo mandé ofrecer en el tabernáculo; y has honrado a tus hijos más que a mí, engordándoos de lo principal de todas las ofrendas de mi pueblo Israel? 30 Por tanto, Jehová el Dios de Israel dice: Yo había dicho que tu casa y la casa de tu padre andarían delante de mí perpetuamente; mas ahora ha dicho Jehová: Nunca yo tal haga, porque yo honraré a los que me honran, y los que me desprecian serán tenidos en poco. 31 He aquí, vienen días en que cortaré tu brazo y el brazo de la casa de tu padre, de modo que no haya anciano en tu casa. 32 Verás tu casa humillada, mientras Dios colma de bienes a Israel; y en ningún tiempo habrá anciano en tu casa. 33 El varón de los tuyos que yo no corte de mi altar, será para consumir tus ojos y llenar tu alma de dolor; y todos los nacidos en tu casa morirán en la edad viril. 34 Y te será por señal esto que acontecerá a tus dos hijos, Ofni y Finees: ambos morirán en un día. 35 Y yo me suscitaré un sacerdote fiel, que haga conforme a mi corazón y a mi alma; y yo le edificaré casa firme, y andará delante de mi ungido todos los días. 36 Y el que hubiere quedado en tu casa vendrá a postrarse delante de él por una moneda de plata y un bocado de pan, diciéndole: Te ruego que me agregues a alguno de los ministerios, para que pueda comer un bocado de pan. NTV 12 Ahora bien, los hijos de Elí eran unos sinvergüenzas que no le tenían respeto al Señor 13 ni a sus obligaciones sacerdotales. Cada vez que alguien ofrecía un sacrificio, los hijos de Elí enviaban a un sirviente con un tenedor grande de tres dientes. Mientras la carne del animal sacrificado aún se cocía, 14 el sirviente metía el tenedor en la olla y exigía que todo lo que sacara con el tenedor fuera entregado a los hijos de Elí. Así trataban a todos los israelitas que llegaban a Silo para adorar. 15 Algunas veces el sirviente llegaba aun antes de que la grasa del animal fuera quemada sobre el altar. Exigía carne cruda antes de que hubiera sido cocida, para poder asarla. 16 Si el hombre que ofrecía el sacrificio respondía: «Toma toda la que quieras, pero solo después de quemarse la grasa», el sirviente insistía: «No, dámela ahora o la tomaré por la fuerza». 17 Así que el pecado de estos jóvenes era muy serio ante los ojos del Señor, porque trataban las ofrendas del Señor con desprecio. 18 Pero Samuel, aunque era solo un niño, servía al Señor; vestía una túnica de lino como la del sacerdote. 19 Cada año su madre le hacía un pequeño abrigo y se lo llevaba cuando iba con su esposo para el sacrificio. 20 Antes de que ellos regresaran a su casa, Elí bendecía a Elcana y a su esposa diciendo: «Que el Señor les dé otros hijos para que tomen el lugar de este que ella entregó al Señor». 21 Entonces el Señor bendijo a Ana, y ella concibió y dio a luz tres hijos y dos hijas. Entre tanto, Samuel crecía en la presencia del Señor. 22 Ahora bien, Elí era muy viejo, pero estaba consciente de lo que sus hijos le hacían al pueblo de Israel. Por ejemplo, sabía que sus hijos seducían a las jóvenes que ayudaban a la entrada del tabernáculo. 23 Elí les dijo: «He oído lo que la gente dice acerca de las cosas perversas que ustedes hacen. ¿Por qué siguen pecando? 24 ¡Basta, hijos míos! Los comentarios que escucho del pueblo del Señor no son buenos. 25 Si alguien peca contra otra persona, Dios puede mediar por el culpable. Pero si alguien peca contra el Señor, ¿quién podrá interceder? ». Sin embargo, los hijos de Elí no hicieron caso a su padre, porque el Señor ya había decidido quitarles la vida. 26 Mientras tanto, el niño Samuel crecía en estatura física y en el favor del Señor y en el de toda la gente. 27 Cierto día un hombre de Dios vino a Elí y le dio el siguiente mensaje del Señor: «Yo me revelé a tus antepasados cuando eran esclavos del faraón en Egipto. 28 Elegí a tu antepasado Aarón de entre todas las tribus de Israel para que fuera mi sacerdote, ofreciera sacrificios sobre mi altar, quemara incienso y vistiera el chaleco sacerdotal, cuando me servía. Y les asigné las ofrendas de los sacrificios a ustedes, los sacerdotes. 29 Entonces, ¿por qué menosprecian mis sacrificios y ofrendas? ¿Por qué les das más honor a tus hijos que a mí? ¡Pues tú y ellos han engordado con lo mejor de las ofrendas de mi pueblo Israel! 30 »Por lo tanto, el Señor, Dios de Israel, dice: prometí que los de tu rama de la tribu de Leví me servirían siempre como sacerdotes. Sin embargo, honraré a los que me honran y despreciaré a los que me menosprecian. 31 Llegará el tiempo cuando pondré fin a tu familia para que ya no me sirva en el sacerdocio. Todos los miembros de tu familia morirán antes de tiempo; ninguno llegará a viejo. 32 Con envidia mirarás cuando derrame prosperidad sobre el pueblo de Israel, pero ningún miembro de tu familia jamás cumplirá sus días. 33 Los pocos que no sean excluidos de servir en mi altar sobrevivirán, pero solamente para que sus ojos queden ciegos y se les rompa el corazón, y sus hijos morirán de muerte violenta. 34 Y para comprobar que lo que dije se hará realidad, ¡haré que tus dos hijos, Ofni y Finees, mueran el mismo día! 35 »Entonces levantaré a un sacerdote fiel, quien me servirá y hará lo que yo deseo. Estableceré para él una descendencia duradera, y ellos serán por siempre sacerdotes para mis reyes ungidos. 36 Así pues, todos los que sobrevivan de tu familia se inclinarán ante él, mendigando dinero y comida. Dirán: “Le rogamos que nos dé trabajo entre los sacerdotes para que tengamos suficiente para comer”».
1 Samuel 3:1-18
RVR1960 1 El joven Samuel ministraba a Jehová en presencia de Elí; y la palabra de Jehová escaseaba en aquellos días; no había visión con frecuencia. 2 Y aconteció un día, que estando Elí acostado en su aposento, cuando sus ojos comenzaban a oscurecerse de modo que no podía ver, 3 Samuel estaba durmiendo en el templo de Jehová, donde estaba el arca de Dios; y antes que la lámpara de Dios fuese apagada, 4 Jehová llamó a Samuel; y él respondió: Heme aquí. 5 Y corriendo luego a Elí, dijo: Heme aquí; ¿para qué me llamaste? Y Elí le dijo: Yo no he llamado; vuelve y acuéstate. Y él se volvió y se acostó. 6 Y Jehová volvió a llamar otra vez a Samuel. Y levantándose Samuel, vino a Elí y dijo: Heme aquí; ¿para qué me has llamado? Y él dijo: Hijo mío, yo no he llamado; vuelve y acuéstate. 7 Y Samuel no había conocido aún a Jehová, ni la palabra de Jehová le había sido revelada. 8 Jehová, pues, llamó la tercera vez a Samuel. Y él se levantó y vino a Elí, y dijo: Heme aquí; ¿para qué me has llamado? Entonces entendió Elí que Jehová llamaba al joven. 9 Y dijo Elí a Samuel: Ve y acuéstate; y si te llamare, dirás: Habla, Jehová, porque tu siervo oye. Así se fue Samuel, y se acostó en su lugar. 10 Y vino Jehová y se paró, y llamó como las otras veces: ¡Samuel, Samuel! Entonces Samuel dijo: Habla, porque tu siervo oye. 11 Y Jehová dijo a Samuel: He aquí haré yo una cosa en Israel, que a quien la oyere, le retiñirán ambos oídos. 12 Aquel día yo cumpliré contra Elí todas las cosas que he dicho sobre su casa, desde el principio hasta el fin. 13 Y le mostraré que yo juzgaré su casa para siempre, por la iniquidad que él sabe; porque sus hijos han blasfemado a Dios, y él no los ha estorbado. 14 Por tanto, yo he jurado a la casa de Elí que la iniquidad de la casa de Elí no será expiada jamás, ni con sacrificios ni con ofrendas. 15 Y Samuel estuvo acostado hasta la mañana, y abrió las puertas de la casa de Jehová. Y Samuel temía descubrir la visión a Elí. 16 Llamando, pues, Elí a Samuel, le dijo: Hijo mío, Samuel. Y él respondió: Heme aquí. 17 Y Elí dijo: ¿Qué es la palabra que te habló? Te ruego que no me la encubras; así te haga Dios y aun te añada, si me encubrieres palabra de todo lo que habló contigo. 18 Y Samuel se lo manifestó todo, sin encubrirle nada. Entonces él dijo: Jehová es; haga lo que bien le pareciere. NTV 1 Mientras tanto, el niño Samuel servía al Señor ayudando a Elí. Ahora bien, en esos días los mensajes del Señor eran muy escasos y las visiones eran poco comunes. 2 Una noche, Elí, que para entonces estaba casi ciego, ya se había acostado. 3 La lámpara de Dios aún no se había apagado, y Samuel estaba dormido en el tabernáculo cerca del arca de Dios. 4 De pronto el Señor llamó: — ¡Samuel! — Sí — respondió Samuel — . ¿Qué quiere? 5 Se levantó y corrió hasta donde estaba Elí. — Aquí estoy. ¿Me llamó usted? — Yo no te llamé — dijo Elí — . Vuelve a la cama. Entonces, Samuel se volvió a acostar. 6 Luego, el Señor volvió a llamar: — ¡Samuel! Nuevamente Samuel se levantó y fue a donde estaba Elí. — Aquí estoy. ¿Me llamó usted? — Yo no te llamé, hijo mío — respondió Elí — . Vuelve a la cama. 7 Samuel todavía no conocía al Señor, porque nunca antes había recibido un mensaje de él. 8 Así que el Señor llamó por tercera vez, y una vez más Samuel se levantó y fue a donde estaba Elí. — Aquí estoy. ¿Me llamó usted? En ese momento Elí se dio cuenta de que era el Señor quien llamaba al niño. 9 Entonces le dijo a Samuel: — Ve y acuéstate de nuevo y, si alguien vuelve a llamarte, di: “Habla, Señor, que tu siervo escucha”. Así que Samuel volvió a su cama. 10 Y el Señor vino y llamó igual que antes: — ¡Samuel! ¡Samuel! Y Samuel respondió: — Habla, que tu siervo escucha. 11 Entonces el Señor le dijo a Samuel: — Estoy por hacer algo espantoso en Israel. 12 Llevaré a cabo todas mis amenazas contra Elí y su familia, de principio a fin. 13 Le advertí que viene juicio sobre su familia para siempre, porque sus hijos blasfeman a Dios y él no los ha disciplinado. 14 Por eso juré que los pecados de Elí y los de sus hijos jamás serán perdonados ni por medio de sacrificios ni ofrendas. 15 Entonces Samuel se quedó en la cama hasta la mañana; luego se levantó y abrió las puertas del tabernáculo, como de costumbre. Tenía miedo de contarle a Elí lo que el Señor le había dicho. 16 Pero Elí lo llamó: — Samuel, hijo mío. — Aquí estoy — respondió Samuel. 17 — ¿Qué te dijo el Señor? Dímelo todo. ¡Y que el Señor te castigue, y aun te mate, si me ocultas algo! 18 Entonces Samuel le contó todo a Elí; no le ocultó nada. — Es la voluntad del Señor — respondió Elí — . Que él haga lo que mejor le parezca.

¿Qué contraste se evidencia aquí entre los que escuchan a Dios y los que no?

Los hijos de Elí tenían otras cosas en mente antes que las cosas de Dios. Y, si bien Elí habló con sus hijos después de escuchar lo que Dios quería, aparte de eso parece que no hizo nada más. Y sus hijos obviamente no estaban preparados para someter los detalles de su vida a la voluntad de Dios. ¡Qué contraste con el joven Samuel!

El predicador Charles Stanley describe cuán esencial es cultivar la disposición a escuchar la voz de Dios en lo que él llama “poner el cambio en punto muerto”. Dice: “El Espíritu Santo [...] no habla por el simple hecho de transmitir información. Habla para obtener una respuesta. Y sabe cuándo nuestra agenda acapara tanto nuestra atención que es una pérdida de tiempo sugerir algo que la contradiga. En esos casos, a menudo guarda silencio. Él espera hasta que pongamos el cambio en punto muerto para escuchar y finalmente obedecer” (The Wonderful Spirit-Filled Life, pp. 179, 180).

¿Qué crees que quiere decir Stanley con “poner el cambio en punto muerto”? Cuando piensas en tu disposición a escuchar a Dios, ¿qué cosas a menudo te impiden poner “el cambio en punto muerto para escuchar y finalmente obedecer”? ¿Qué necesitas hacer en tu vida para cultivar esa disposición a escuchar la voz de Dios y decidir ser obediente a sus indicaciones

MIERCOLES — AUTOSUFICIENCIA

Cuando Eva pecó en el Jardín del Edén, no fue simplemente porque dudó de la palabra de Dios. La raíz del problema era que ella creyó que tenía suficiente sabiduría para decidir por sí misma lo que era bueno. Confió en su propio juicio. Cuando dependemos de nuestro propio juicio en lugar de confiar en la palabra de Dios, nos exponemos a todo tipo de problemas.

La historia de Saúl describe los pasos hacia la autosuficiencia, y la tragedia que llega tan rápidamente. Samuel ungió a Saúl como rey de Dios 1 Samuel 10:1
RVR1960 1 Tomando entonces Samuel una redoma de aceite, la derramó sobre su cabeza, y lo besó, y le dijo: ¿No te ha ungido Jehová por príncipe sobre su pueblo Israel? NTV 1 Entonces Samuel tomó un frasco de aceite de oliva y lo derramó sobre la cabeza de Saúl. Besó a Saúl y dijo: «Hago esto porque el Señor te ha designado para que gobiernes a Israel, su posesión más preciada.
Luego dio instrucciones específicas a Saúl 1 Samuel 10:8
RVR1960 8 Luego bajarás delante de mí a Gilgal; entonces descenderé yo a ti para ofrecer holocaustos y sacrificar ofrendas de paz. Espera siete días, hasta que yo venga a ti y te enseñe lo que has de hacer. NTV 8 Luego desciende a Gilgal delante de mí. Allí me encontraré contigo para sacrificar ofrendas quemadas y ofrendas de paz. Deberás esperar siete días hasta que yo llegue y te dé más instrucciones».
pero Saúl desobedeció.

Lee la siguiente parte de la historia en 1 Samuel 13:1-14
RVR1960 1 Había ya reinado Saúl un año; y cuando hubo reinado dos años sobre Israel, 2 escogió luego a tres mil hombres de Israel, de los cuales estaban con Saúl dos mil en Micmas y en el monte de Bet-el, y mil estaban con Jonatán en Gabaa de Benjamín; y envió al resto del pueblo cada uno a sus tiendas. 3 Y Jonatán atacó a la guarnición de los filisteos que había en el collado, y lo oyeron los filisteos. E hizo Saúl tocar trompeta por todo el país, diciendo: Oigan los hebreos. 4 Y todo Israel oyó que se decía: Saúl ha atacado a la guarnición de los filisteos; y también que Israel se había hecho abominable a los filisteos. Y se juntó el pueblo en pos de Saúl en Gilgal. 5 Entonces los filisteos se juntaron para pelear contra Israel, treinta mil carros, seis mil hombres de a caballo, y pueblo numeroso como la arena que está a la orilla del mar; y subieron y acamparon en Micmas, al oriente de Bet-avén. 6 Cuando los hombres de Israel vieron que estaban en estrecho (porque el pueblo estaba en aprieto), se escondieron en cuevas, en fosos, en peñascos, en rocas y en cisternas. 7 Y algunos de los hebreos pasaron el Jordán a la tierra de Gad y de Galaad; pero Saúl permanecía aún en Gilgal, y todo el pueblo iba tras él temblando. 8 Y él esperó siete días, conforme al plazo que Samuel había dicho; pero Samuel no venía a Gilgal, y el pueblo se le desertaba. 9 Entonces dijo Saúl: Traedme holocausto y ofrendas de paz. Y ofreció el holocausto. 10 Y cuando él acababa de ofrecer el holocausto, he aquí Samuel que venía; y Saúl salió a recibirle, para saludarle. 11 Entonces Samuel dijo: ¿Qué has hecho? Y Saúl respondió: Porque vi que el pueblo se me desertaba, y que tú no venías dentro del plazo señalado, y que los filisteos estaban reunidos en Micmas, 12 me dije: Ahora descenderán los filisteos contra mí a Gilgal, y yo no he implorado el favor de Jehová. Me esforcé, pues, y ofrecí holocausto. 13 Entonces Samuel dijo a Saúl: Locamente has hecho; no guardaste el mandamiento de Jehová tu Dios que él te había ordenado; pues ahora Jehová hubiera confirmado tu reino sobre Israel para siempre. 14 Mas ahora tu reino no será duradero. Jehová se ha buscado un varón conforme a su corazón, al cual Jehová ha designado para que sea príncipe sobre su pueblo, por cuanto tú no has guardado lo que Jehová te mandó. NTV 1 Saúl tenía treinta años cuando subió al trono, y reinó durante cuarenta y dos años. 2 Saúl eligió a tres mil soldados selectos del ejército de Israel y mandó a los demás hombres a casa. Llevó consigo a dos mil de los hombres escogidos a Micmas y a la zona montañosa de Betel. Los otros mil fueron con Jonatán, el hijo de Saúl, a Guibeá en la tierra de Benjamín. 3 Poco tiempo después, Jonatán atacó y derrotó la guarnición de los filisteos en Geba. La noticia corrió rápidamente entre los filisteos. Entonces Saúl tocó el cuerno de carnero por toda la tierra, y dijo: «¡Hebreos, escuchen esto! ¡Levántense! ¡Sublévense! ». 4 Así que todo Israel oyó la noticia que Saúl había destruido la guarnición filistea en Geba y que ahora los filisteos odiaban a los israelitas más que nunca. Entonces todo el ejército israelita fue llamado para unirse a Saúl en Gilgal. 5 Los filisteos reunieron un ejército poderoso de tres mil carros de guerra, seis mil hombres para conducirlos, y ¡tantos guerreros como los granos de arena a la orilla del mar! Acamparon en Micmas, al oriente de Bet-avén. 6 Los hombres de Israel vieron el gran aprieto en el que se encontraban y, como estaban fuertemente presionados por el enemigo, trataron de esconderse en cuevas, matorrales, rocas, hoyos y cisternas. 7 Algunos cruzaron el río Jordán y escaparon a la tierra de Gad y de Galaad. Mientras tanto, Saúl se quedó en Gilgal, y sus hombres temblaban de miedo. 8 Durante siete días Saúl esperó allí, según las instrucciones de Samuel, pero aun así Samuel no llegaba. Saúl se dio cuenta de que sus tropas habían comenzado a desertar, 9 de modo que ordenó: «¡Tráiganme la ofrenda quemada y las ofrendas de paz! ». Y Saúl mismo sacrificó la ofrenda quemada. 10 Precisamente cuando Saúl terminaba de sacrificar la ofrenda quemada, llegó Samuel. Saúl salió a recibirlo, 11 pero Samuel preguntó: — ¿Qué has hecho? Saúl le contestó: — Vi que mis hombres me abandonaban, y que tú no llegabas cuando prometiste, y que los filisteos ya están en Micmas, listos para la batalla. 12 Así que dije: “¡Los filisteos están listos para marchar contra nosotros en Gilgal, y yo ni siquiera he pedido ayuda al Señor!”. De manera que me vi obligado a ofrecer yo mismo la ofrenda quemada antes de que tú llegaras. 13 — ¡Qué tontería! — exclamó Samuel — . No obedeciste al mandato que te dio el Señor tu Dios. Si lo hubieras obedecido, el Señor habría establecido tu reinado sobre Israel para siempre. 14 Pero ahora tu reino tiene que terminar, porque el Señor ha buscado a un hombre conforme a su propio corazón. El Señor ya lo ha nombrado para ser líder de su pueblo, porque tú no obedeciste el mandato del Señor.

¿Qué hizo Saúl que lo llevó a su propia ruina?

Hay tres pasos que llevaron a Saúl por el camino descendente de la autosuficiencia poco después de ser ungido rey. El problema era que ninguno de estos pasos era malo en sí. Sin embargo, contenían las semillas de la tragedia porque avanzó independientemente de Dios. Fíjate el orden en que ocurrió la caída de Saúl.

  1. Saúl dijo: “Vi”: la dispersión de sus tropas y la ausencia de Samuel 1 Samuel 13:11
    RVR1960 11 Entonces Samuel dijo: ¿Qué has hecho? Y Saúl respondió: Porque vi que el pueblo se me desertaba, y que tú no venías dentro del plazo señalado, y que los filisteos estaban reunidos en Micmas, NTV 11 pero Samuel preguntó: — ¿Qué has hecho? Saúl le contestó: — Vi que mis hombres me abandonaban, y que tú no llegabas cuando prometiste, y que los filisteos ya están en Micmas, listos para la batalla.
    Saúl estaba bajo presión y evaluó con sus propios ojos lo que estaba sucediendo.
  2. Saúl pasó de “vi” a “me dije”: que los filisteos los conquistarían 1 Samuel 13:12
    RVR1960 12 me dije: Ahora descenderán los filisteos contra mí a Gilgal, y yo no he implorado el favor de Jehová. Me esforcé, pues, y ofrecí holocausto. NTV 12 Así que dije: “¡Los filisteos están listos para marchar contra nosotros en Gilgal, y yo ni siquiera he pedido ayuda al Señor!”. De manera que me vi obligado a ofrecer yo mismo la ofrenda quemada antes de que tú llegaras.
    Lo que vio con sus propios ojos dio forma a lo que dijo, o supuso, sobre la situación.
  3. Saúl pasó de “me dije” a “me esforcé”, y ofreció sacrificio 1 Samuel 13:12
    RVR1960 12 me dije: Ahora descenderán los filisteos contra mí a Gilgal, y yo no he implorado el favor de Jehová. Me esforcé, pues, y ofrecí holocausto. NTV 12 Así que dije: “¡Los filisteos están listos para marchar contra nosotros en Gilgal, y yo ni siquiera he pedido ayuda al Señor!”. De manera que me vi obligado a ofrecer yo mismo la ofrenda quemada antes de que tú llegaras.
    Lo que Saúl pensó dio forma a sus sentimientos.

Todos hemos hecho esto: Confiamos en la vista humana, lo que nos lleva a confiar en el pensamiento humano, lo que nos lleva a confiar en los sentimientos humanos. Y luego actuamos sobre la base de estos sentimientos.

¿Por qué crees que fue tan fácil para Saúl seguir su propio juicio, a pesar de que las claras instrucciones de Dios todavía resonaban en sus oídos? Si sabemos que somos tan frágiles y tenemos un conocimiento tan imperfecto, ¿por qué seguimos tratando de confiar en nosotros mismos? ¿Qué podemos hacer para aprender a confiar en los mandatos de Dios más que en nosotros mismos?

JUEVES — SUSTITUTOS

Como vimos ayer, la sumisión a la voluntad de Dios puede verse socavada cuando dependemos de nuestra propia fuerza. También es posible confiar en otros sustitutos de Dios. Cuando algunos se sienten deprimidos, salen a comprar algo que los haga felices. Cuando algunos se sienten incompetentes, persiguen la fama. Cuando otros tienen dificultades con su cónyuge, buscan a otra persona que les dé intimidad y excitación.

Muchas de las cosas que usamos pueden aliviar la presión, pero no necesariamente resuelven el problema ni nos enseñan a manejar mejor la situación la próxima vez. Solo la ayuda sobrenatural de Dios puede hacer eso. El problema es que muchas veces dependemos de sustitutos de Dios en lugar de depender de Dios mismo.

Es probable que usemos estos tres sustitutos en lugar de Dios:

  1. Utilizar la lógica humana o la experiencia pasada, cuando lo que necesitamos es una nueva revelación divina.
  2. Bloquear los problemas de nuestra mente cuando lo que necesitamos son
    soluciones divinas.
  3. Escapar de la realidad y esquivar a Dios cuando lo que necesitamos es
    tener comunión con Dios para recibir poder divino.

Zacarías nos ayuda a concentrarnos en lo que realmente importa cuando nos vemos tentados a utilizar sustitutos. Después de muchos años a la distancia, los exiliados finalmente regresaron de Babilonia e inmediatamente comenzaron a reconstruir el Templo. Pero hay una increíble cantidad de resistencia a esto (algo de contexto se puede encontrar en Esdras 4-6
RVR1960 1 Oyendo los enemigos de Judá y de Benjamín que los venidos de la cautividad edificaban el templo de Jehová Dios de Israel, 2 vinieron a Zorobabel y a los jefes de casas paternas, y les dijeron: Edificaremos con vosotros, porque como vosotros buscamos a vuestro Dios, y a él ofrecemos sacrificios desde los días de Esar-hadón rey de Asiria, que nos hizo venir aquí. 3 Zorobabel, Jesúa, y los demás jefes de casas paternas de Israel dijeron: No nos conviene edificar con vosotros casa a nuestro Dios, sino que nosotros solos la edificaremos a Jehová Dios de Israel, como nos mandó el rey Ciro, rey de Persia. 4 Pero el pueblo de la tierra intimidó al pueblo de Judá, y lo atemorizó para que no edificara. 5 Sobornaron además contra ellos a los consejeros para frustrar sus propósitos, todo el tiempo de Ciro rey de Persia y hasta el reinado de Darío rey de Persia. 6 Y en el reinado de Asuero, en el principio de su reinado, escribieron acusaciones contra los habitantes de Judá y de Jerusalén. 7 También en días de Artajerjes escribieron Bislam, Mitrídates, Tabeel y los demás compañeros suyos, a Artajerjes rey de Persia; y la escritura y el lenguaje de la carta eran en arameo. 8 Rehum canciller y Simsai secretario escribieron una carta contra Jerusalén al rey Artajerjes. 9 En tal fecha escribieron Rehum canciller y Simsai secretario, y los demás compañeros suyos los jueces, gobernadores y oficiales, y los de Persia, de Erec, de Babilonia, de Susa, esto es, los elamitas, 10 y los demás pueblos que el grande y glorioso Asnapar transportó e hizo habitar en las ciudades de Samaria y las demás provincias del otro lado del río. 11 Y esta es la copia de la carta que enviaron: Al rey Artajerjes: Tus siervos del otro lado del río te saludan. 12 Sea notorio al rey, que los judíos que subieron de ti a nosotros vinieron a Jerusalén; y edifican la ciudad rebelde y mala, y levantan los muros y reparan los fundamentos. 13 Ahora sea notorio al rey, que si aquella ciudad fuere reedificada, y los muros fueren levantados, no pagarán tributo, impuesto y rentas, y el erario de los reyes será menoscabado. 14 Siendo que nos mantienen del palacio, no nos es justo ver el menosprecio del rey, por lo cual hemos enviado a hacerlo saber al rey, 15 para que se busque en el libro de las memorias de tus padres. Hallarás en el libro de las memorias, y sabrás que esta ciudad es ciudad rebelde, y perjudicial a los reyes y a las provincias, y que de tiempo antiguo forman en medio de ella rebeliones, por lo que esta ciudad fue destruida. 16 Hacemos saber al rey que si esta ciudad fuere reedificada, y levantados sus muros, la región de más allá del río no será tuya. 17 El rey envió esta respuesta: A Rehum canciller, a Simsai secretario, a los demás compañeros suyos que habitan en Samaria, y a los demás del otro lado del río: Salud y paz. 18 La carta que nos enviasteis fue leída claramente delante de mí. 19 Y por mí fue dada orden y buscaron; y hallaron que aquella ciudad de tiempo antiguo se levanta contra los reyes y se rebela, y se forma en ella sedición; 20 y que hubo en Jerusalén reyes fuertes que dominaron en todo lo que hay más allá del río, y que se les pagaba tributo, impuesto y rentas. 21 Ahora, pues, dad orden que cesen aquellos hombres, y no sea esa ciudad reedificada hasta que por mí sea dada nueva orden. 22 Y mirad que no seáis negligentes en esto; ¿por qué habrá de crecer el daño en perjuicio de los reyes? 23 Entonces, cuando la copia de la carta del rey Artajerjes fue leída delante de Rehum, y de Simsai secretario y sus compañeros, fueron apresuradamente a Jerusalén a los judíos, y les hicieron cesar con poder y violencia. 24 Entonces cesó la obra de la casa de Dios que estaba en Jerusalén, y quedó suspendida hasta el año segundo del reinado de Darío rey de Persia. 1 Profetizaron Hageo y Zacarías hijo de Iddo, ambos profetas, a los judíos que estaban en Judá y en Jerusalén en el nombre del Dios de Israel quien estaba sobre ellos. 2 Entonces se levantaron Zorobabel hijo de Salatiel y Jesúa hijo de Josadac, y comenzaron a reedificar la casa de Dios que estaba en Jerusalén; y con ellos los profetas de Dios que les ayudaban. 3 En aquel tiempo vino a ellos Tatnai gobernador del otro lado del río, y Setar-boznai y sus compañeros, y les dijeron así: ¿Quién os ha dado orden para edificar esta casa y levantar estos muros? 4 Ellos también preguntaron: ¿Cuáles son los nombres de los hombres que hacen este edificio? 5 Mas los ojos de Dios estaban sobre los ancianos de los judíos, y no les hicieron cesar hasta que el asunto fuese llevado a Darío; y entonces respondieron por carta sobre esto. 6 Copia de la carta que Tatnai gobernador del otro lado del río, y Setar-boznai, y sus compañeros los gobernadores que estaban al otro lado del río, enviaron al rey Darío. 7 Le enviaron carta, y así estaba escrito en ella: Al rey Darío toda paz. 8 Sea notorio al rey, que fuimos a la provincia de Judea, a la casa del gran Dios, la cual se edifica con piedras grandes; y ya los maderos están puestos en las paredes, y la obra se hace de prisa, y prospera en sus manos. 9 Entonces preguntamos a los ancianos, diciéndoles así: ¿Quién os dio orden para edificar esta casa y para levantar estos muros? 10 Y también les preguntamos sus nombres para hacértelo saber, para escribirte los nombres de los hombres que estaban a la cabeza de ellos. 11 Y nos respondieron diciendo así: Nosotros somos siervos del Dios del cielo y de la tierra, y reedificamos la casa que ya muchos años antes había sido edificada, la cual edificó y terminó el gran rey de Israel. 12 Mas después que nuestros padres provocaron a ira al Dios de los cielos, él los entregó en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, caldeo, el cual destruyó esta casa y llevó cautivo al pueblo a Babilonia. 13 Pero en el año primero de Ciro rey de Babilonia, el mismo rey Ciro dio orden para que esta casa de Dios fuese reedificada. 14 También los utensilios de oro y de plata de la casa de Dios, que Nabucodonosor había sacado del templo que estaba en Jerusalén y los había llevado al templo de Babilonia, el rey Ciro los sacó del templo de Babilonia, y fueron entregados a Sesbasar, a quien había puesto por gobernador; 15 y le dijo: Toma estos utensilios, ve, y llévalos al templo que está en Jerusalén; y sea reedificada la casa de Dios en su lugar. 16 Entonces este Sesbasar vino y puso los cimientos de la casa de Dios, la cual está en Jerusalén, y desde entonces hasta ahora se edifica, y aún no está concluida. 17 Y ahora, si al rey parece bien, búsquese en la casa de los tesoros del rey que está allí en Babilonia, si es así que por el rey Ciro había sido dada la orden para reedificar esta casa de Dios en Jerusalén, y se nos envíe a decir la voluntad del rey sobre esto. 1 Entonces el rey Darío dio la orden de buscar en la casa de los archivos, donde guardaban los tesoros allí en Babilonia. 2 Y fue hallado en Acmeta, en el palacio que está en la provincia de Media, un libro en el cual estaba escrito así: Memoria: 3 En el año primero del rey Ciro, el mismo rey Ciro dio orden acerca de la casa de Dios, la cual estaba en Jerusalén, para que fuese la casa reedificada como lugar para ofrecer sacrificios, y que sus paredes fuesen firmes; su altura de sesenta codos, y de sesenta codos su anchura; 4 y tres hileras de piedras grandes, y una de madera nueva; y que el gasto sea pagado por el tesoro del rey. 5 Y también los utensilios de oro y de plata de la casa de Dios, los cuales Nabucodonosor sacó del templo que estaba en Jerusalén y los pasó a Babilonia, sean devueltos y vayan a su lugar, al templo que está en Jerusalén, y sean puestos en la casa de Dios. 6 Ahora, pues, Tatnai gobernador del otro lado del río, Setar-boznai, y vuestros compañeros los gobernadores que estáis al otro lado del río, alejaos de allí. 7 Dejad que se haga la obra de esa casa de Dios; que el gobernador de los judíos y sus ancianos reedifiquen esa casa de Dios en su lugar. 8 Y por mí es dada orden de lo que habéis de hacer con esos ancianos de los judíos, para reedificar esa casa de Dios; que de la hacienda del rey, que tiene del tributo del otro lado del río, sean dados puntualmente a esos varones los gastos, para que no cese la obra. 9 Y lo que fuere necesario, becerros, carneros y corderos para holocaustos al Dios del cielo, trigo, sal, vino y aceite, conforme a lo que dijeren los sacerdotes que están en Jerusalén, les sea dado día por día sin obstáculo alguno, 10 para que ofrezcan sacrificios agradables al Dios del cielo, y oren por la vida del rey y por sus hijos. 11 También por mí es dada orden, que cualquiera que altere este decreto, se le arranque un madero de su casa, y alzado, sea colgado en él, y su casa sea hecha muladar por esto. 12 Y el Dios que hizo habitar allí su nombre, destruya a todo rey y pueblo que pusiere su mano para cambiar o destruir esa casa de Dios, la cual está en Jerusalén. Yo Darío he dado el decreto; sea cumplido prontamente. 13 Entonces Tatnai gobernador del otro lado del río, y Setar-boznai y sus compañeros, hicieron puntualmente según el rey Darío había ordenado. 14 Y los ancianos de los judíos edificaban y prosperaban, conforme a la profecía del profeta Hageo y de Zacarías hijo de Iddo. Edificaron, pues, y terminaron, por orden del Dios de Israel, y por mandato de Ciro, de Darío, y de Artajerjes rey de Persia. 15 Esta casa fue terminada el tercer día del mes de Adar, que era el sexto año del reinado del rey Darío. 16 Entonces los hijos de Israel, los sacerdotes, los levitas y los demás que habían venido de la cautividad, hicieron la dedicación de esta casa de Dios con gozo. 17 Y ofrecieron en la dedicación de esta casa de Dios cien becerros, doscientos carneros y cuatrocientos corderos; y doce machos cabríos en expiación por todo Israel, conforme al número de las tribus de Israel. 18 Y pusieron a los sacerdotes en sus turnos, y a los levitas en sus clases, para el servicio de Dios en Jerusalén, conforme a lo escrito en el libro de Moisés. 19 También los hijos de la cautividad celebraron la pascua a los catorce días del mes primero. 20 Porque los sacerdotes y los levitas se habían purificado a una; todos estaban limpios, y sacrificaron la pascua por todos los hijos de la cautividad, y por sus hermanos los sacerdotes, y por sí mismos. 21 Comieron los hijos de Israel que habían vuelto del cautiverio, con todos aquellos que se habían apartado de las inmundicias de las gentes de la tierra para buscar a Jehová Dios de Israel. 22 Y celebraron con regocijo la fiesta solemne de los panes sin levadura siete días, por cuanto Jehová los había alegrado, y había vuelto el corazón del rey de Asiria hacia ellos, para fortalecer sus manos en la obra de la casa de Dios, del Dios de Israel. Esdras 4: 2 : 2 R. 17.
24-41. Esdras 4: 6 : Est. 1.
1. Esdras 5: 1 : Hag. 1.
1. Esdras 5: 1 : Zac. 1.
1. Esdras 5: 2 : Hag. 1.
12; Zac. 4.
6-9. Esdras 5: 12 : 2 R. 25.
8-12; 2 Cr. 36.
17-20; Jer. 52.
12-15. Esdras 5: 13 : Esd. 1.
2-11. Esdras 6: 14 : Hag. 1.
1. Esdras 6: 14 : Zac. 1.
1. Esdras 6: 19 : Ex. 12.
1-20.
NTV 1 Cuando los enemigos de Judá y de Benjamín oyeron que los desterrados estaban reconstruyendo un templo al Señor, Dios de Israel, 2 fueron a ver a Zorobabel y a los otros líderes, y les dijeron: — Déjennos participar en la construcción junto con ustedes, porque nosotros también adoramos a su Dios. Le venimos haciendo sacrificios desde que el rey Esar-hadón, de Asiria, nos trajo a estas tierras. 3 Zorobabel, Jesúa y los otros líderes de Israel respondieron: — De ninguna manera pueden tomar parte en esta obra. Nosotros solos construiremos el templo para el Señor, Dios de Israel, tal como nos ordenó Ciro, rey de Persia. 4 Entonces los habitantes del lugar intentaron desalentar e intimidar al pueblo de Judá para impedirle que siguiera trabajando. 5 Sobornaron a algunos funcionarios para que actuaran en contra de ellos y frustraran sus planes. Esta situación continuó durante todo el reinado de Ciro, rey de Persia, y duró hasta que Darío subió al trono de Persia. 6 Años más tarde, cuando Jerjes comenzó su reinado, los enemigos de Judá escribieron una carta con acusaciones contra el pueblo de Judá y de Jerusalén. 7 Tiempo después, durante el reinado de Artajerjes, rey de Persia, los enemigos de Judá, dirigidos por Bislam, Mitrídates y Tabeel, le enviaron una carta a Artajerjes escrita en arameo, que fue traducida al idioma del rey. 8 El gobernador Rehum y Simsai, el secretario de la corte, escribieron la carta, en la cual le contaban al rey Artajerjes acerca de la situación en Jerusalén. 9 Saludaban al rey en nombre de todos sus colegas: los jueces y los dirigentes locales, el pueblo de Tarpel, los persas, los babilonios y los de Erec y Susa (es decir, Elam). 10 También enviaron saludos de parte del resto del pueblo que el gran y noble Asurbanipal había deportado y reubicado en Samaria y en todas las tierras vecinas de la provincia situada al occidente del río Éufrates. 11 La siguiente es una copia de la carta: «Al rey Artajerjes, de parte de sus leales súbditos de la provincia situada al occidente del río Éufrates: 12 »El rey debería saber que los judíos que llegaron a Jerusalén de Babilonia están reconstruyendo esa ciudad rebelde y malvada. Ya han echado los cimientos y pronto terminarán sus murallas. 13 El rey también debería saber que, si esa ciudad se reconstruye y se completan sus murallas, su reino se verá perjudicado, porque los judíos se negarán a pagar los tributos, los derechos aduaneros y los peajes correspondientes. 14 »Ya que nosotros somos leales súbditos de usted y no queremos que se deshonre al rey de esa manera, hemos enviado esta información a su majestad. 15 Sugerimos que se investigue en los registros de sus antepasados, en los que descubrirá lo rebelde que fue esa ciudad en la antigüedad. De hecho, fue destruida a causa de su larga y conflictiva historia de rebelión contra los reyes y las naciones que la controlaban. 16 Advertimos al rey que, si esa ciudad se reconstruye y sus murallas se completan, su majestad perderá la provincia situada al occidente del río Éufrates». 17 Entonces el rey Artajerjes envió la siguiente respuesta: «Al gobernador Rehum, a Simsai, secretario de la corte, y a sus colegas de Samaria y de toda la provincia situada al occidente del río Éufrates: saludos. 18 »La carta que me enviaron fue traducida y leída en mi presencia. 19 Ordené que se investigara en los registros y, efectivamente, comprobé que Jerusalén ha sido un semillero de insurrección contra muchos reyes. De hecho, ¡la rebelión y las revueltas son normales allí! 20 Reyes poderosos han gobernado Jerusalén y toda la provincia al occidente del río Éufrates, y han recibido tributos, derechos aduaneros y peajes. 21 Por lo tanto, emitan órdenes para que esos hombres dejen de trabajar. Queda prohibido reconstruir esa ciudad, a menos que yo lo ordene expresamente. 22 Sean diligentes y no descuiden este asunto, porque no debemos permitir que la situación perjudique los intereses del trono». 23 Cuando Rehum, Simsai y sus colegas oyeron la lectura de esa carta del rey Artajerjes, se fueron de prisa hacia Jerusalén. Entonces, con una demostración de fuerza, obligaron a los judíos a abandonar la construcción. 24 Por lo tanto, se detuvo la obra del templo de Dios en Jerusalén, y quedó suspendida hasta el segundo año del reinado de Darío, rey de Persia. 1 En ese tiempo, los profetas Hageo y Zacarías, hijo de Iddo, profetizaron a los judíos que estaban en Judá y en Jerusalén. Hablaron en nombre del Dios de Israel, quien estaba sobre ellos. 2 Zorobabel, hijo de Salatiel, y Jesúa, hijo de Jehosadac, respondieron y continuaron la reconstrucción del templo de Dios en Jerusalén. Los profetas de Dios estaban con ellos y los ayudaban. 3 Sin embargo, Tatnai, el gobernador de la provincia situada al occidente del río Éufrates, y Setar-boznai junto con sus colegas pronto llegaron a Jerusalén y preguntaron: «¿Quién les dio permiso para reconstruir este templo y restaurar esta estructura? ». 4 También pidieron los nombres de todos los varones que trabajaban en la construcción del templo; 5 pero como Dios cuidaba a su pueblo, no pudieron impedir que los líderes judíos siguieran construyendo hasta que se enviara un informe a Darío y él comunicara su decisión al respecto. 6 La siguiente es una copia de la carta que el gobernador Tatnai, Setar-boznai y los demás funcionarios de la provincia situada al occidente del río Éufrates le enviaron al rey Darío: 7 «Al rey Darío: saludos. 8 »El rey debería saber que fuimos al sitio donde se construye el templo del gran Dios, en la provincia de Judá. Lo están reconstruyendo con piedras especialmente preparadas y le están colocando madera en las murallas. La obra prosigue con gran energía y éxito. 9 »Les preguntamos a los líderes: “¿Quién les dio permiso para reconstruir este templo y restaurar esta estructura?”. 10 También exigimos sus nombres para poder comunicarle a usted quiénes eran esos líderes. 11 »Ellos dieron la siguiente respuesta: “Nosotros somos siervos del Dios del cielo y de la tierra, y estamos reconstruyendo el templo que, hace muchos años, edificó aquí un gran rey de Israel. 12 No obstante, debido a que nuestros antepasados hicieron enojar al Dios del cielo, él los entregó en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, quien destruyó el templo y desterró al pueblo a Babilonia. 13 Sin embargo, el rey Ciro, de Babilonia, en el primer año de su reinado, emitió un decreto que ordenaba reconstruir el templo de Dios. 14 El rey Ciro devolvió las copas de oro y de plata que Nabucodonosor había tomado del templo de Dios en Jerusalén y había colocado en el templo de Babilonia. Esas copas fueron retiradas de ese templo y entregadas a un hombre llamado Sesbasar, a quien el rey Ciro había designado gobernador de Judá. 15 El rey le indicó que devolviera las copas a su lugar en Jerusalén y reconstruyera el templo de Dios en su sitio original. 16 Así que ese tal Sesbasar llegó y echó los cimientos del templo de Dios en Jerusalén. Desde entonces, la gente ha estado trabajando en la reconstrucción, pero aún no está terminado”. 17 »Por lo tanto, si al rey le place, solicitamos que se haga una investigación en los archivos reales de Babilonia, a fin de descubrir si es verdad que el rey Ciro emitió un decreto para la reconstrucción del templo de Dios en Jerusalén; y luego, que el rey nos haga saber su decisión sobre este asunto». 1 Entonces el rey Darío dio órdenes para que se investigara en los archivos de Babilonia, los cuales estaban guardados en la tesorería. 2 Sin embargo, fue en la fortaleza de Ecbatana, en la provincia de Media, donde se encontró un rollo que decía lo siguiente: «Memorando: 3 »En el primer año del reinado del rey Ciro, se emitió un decreto en relación con el templo de Dios en Jerusalén. »Que se reconstruya el templo con los cimientos originales en el sitio donde los judíos solían ofrecer sus sacrificios. Su altura será de veintisiete metros, y su anchura será de veintisiete metros. 4 A cada tres hileras de piedras especialmente preparadas, se les pondrá encima una capa de madera. Todos los gastos correrán por cuenta de la tesorería real. 5 Además, las copas de oro y de plata que Nabucodonosor tomó del templo de Dios en Jerusalén y llevó a Babilonia serán devueltas a Jerusalén y colocadas nuevamente en el lugar que corresponden. Que sean devueltas al templo de Dios». 6 Entonces el rey Darío envió el siguiente mensaje: «Por consiguiente, Tatnai, gobernador de la provincia situada al occidente del río Éufrates, y Setar-boznai junto con sus colegas y otros funcionarios del occidente del río Éufrates, ¡manténganse bien lejos de allí! 7 No estorben la construcción del templo de Dios. Dejen que se reconstruya en su sitio original y no le pongan trabas al trabajo del gobernador de Judá ni al de los ancianos de los judíos. 8 »Además, por la presente, decreto que ustedes tendrán que ayudar a esos ancianos de los judíos mientras reconstruyan el templo de Dios. Ustedes tienen que pagar el costo total de la obra, sin demora, con los impuestos que se recaudan en la provincia situada al occidente del río Éufrates, a fin de que la construcción no se interrumpa. 9 »Denles a los sacerdotes de Jerusalén todo lo que necesiten, sean becerros, carneros o corderos, para las ofrendas quemadas que presenten al Dios del cielo; y sin falta, provéanles toda la sal y todo el trigo, el vino y el aceite de oliva que requieran para cada día. 10 Entonces ellos podrán ofrecer sacrificios aceptables al Dios del cielo y orar por el bienestar del rey y sus hijos. 11 »También declaro que a los que violen de cualquier manera este decreto se les arrancará una viga de su casa; luego, serán levantados y atravesados en ella, y su casa será reducida a un montón de escombros. 12 Que el Dios que eligió la ciudad de Jerusalén como el lugar donde se dé honra a su nombre destruya a cualquier rey o nación que viole este mandato y destruya este templo. »Yo, Darío, he emitido el presente decreto. Que se obedezca al pie de la letra». 13 Tatnai, gobernador de la provincia situada al occidente del río Éufrates, y Setar-boznai junto con sus colegas acataron enseguida el mandato del rey Darío. 14 Así que los ancianos de los judíos continuaron la obra y fueron muy animados por la predicación de los profetas Hageo y Zacarías, hijo de Iddo. Por fin el templo quedó terminado, como lo había ordenado el Dios de Israel y decretado Ciro, Darío y Artajerjes, reyes de Persia. 15 La construcción del templo se completó el 12 de marzo, durante el sexto año del reinado de Darío. 16 Luego, el pueblo de Israel, los sacerdotes, los levitas y todos los demás que habían regresado del destierro dedicaron el templo de Dios con gran alegría. 17 Durante la ceremonia de dedicación del templo de Dios, sacrificaron cien becerros, doscientos carneros y cuatrocientos corderos. También presentaron doce chivos como ofrenda por el pecado de las doce tribus de Israel. 18 Luego los sacerdotes y levitas se agruparon según sus diferentes divisiones para servir en el templo de Dios en Jerusalén, tal como está establecido en el libro de Moisés. 19 Los que regresaron del destierro celebraron la Pascua el 21 de abril. 20 Los sacerdotes y los levitas se habían purificado y estaban ceremonialmente puros. Así que mataron el cordero de la Pascua para todos los que regresaron del destierro, para sus hermanos sacerdotes y para ellos mismos. 21 El pueblo de Israel que había regresado del destierro comió la cena de Pascua junto con los demás de la tierra que habían dejado sus prácticas corruptas para adorar al Señor, Dios de Israel. 22 Luego celebraron el Festival de los Panes sin Levadura durante siete días. Hubo mucha alegría en toda la tierra, porque el Señor había hecho que el rey de Asiria les diera su favor al ayudarlos a reconstruir el templo de Dios, el Dios de Israel.
Por eso Zacarías se acercó con este mensaje de ánimo a Zorobabel, quien estaba dirigiendo la obra.

Lee este mensaje en Zacarías 4
RVR1960 1 Volvió el ángel que hablaba conmigo, y me despertó, como un hombre que es despertado de su sueño. 2 Y me dijo: ¿Qué ves? Y respondí: He mirado, y he aquí un candelabro todo de oro, con un depósito encima, y sus siete lámparas encima del candelabro, y siete tubos para las lámparas que están encima de él; 3 Y junto a él dos olivos, el uno a la derecha del depósito, y el otro a su izquierda. 4 Proseguí y hablé, diciendo a aquel ángel que hablaba conmigo: ¿Qué es esto, señor mío? 5 Y el ángel que hablaba conmigo respondió y me dijo: ¿No sabes qué es esto? Y dije: No, señor mío. 6 Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos. 7 ¿Quién eres tú, oh gran monte? Delante de Zorobabel serás reducido a llanura; él sacará la primera piedra con aclamaciones de: Gracia, gracia a ella. 8 Vino palabra de Jehová a mí, diciendo: 9 Las manos de Zorobabel echarán el cimiento de esta casa, y sus manos la acabarán; y conocerás que Jehová de los ejércitos me envió a vosotros. 10 Porque los que menospreciaron el día de las pequeñeces se alegrarán, y verán la plomada en la mano de Zorobabel. Estos siete son los ojos de Jehová, que recorren toda la tierra. 11 Hablé más, y le dije: ¿Qué significan estos dos olivos a la derecha del candelabro y a su izquierda? 12 Hablé aún de nuevo, y le dije: ¿Qué significan las dos ramas de olivo que por medio de dos tubos de oro vierten de sí aceite como oro? 13 Y me respondió diciendo: ¿No sabes qué es esto? Y dije: Señor mío, no. 14 Y él dijo: Estos son los dos ungidos que están delante del Señor de toda la tierra. Zacarías 4: 3 : Ap. 11.
4. Zacarías 4: 6 : Esd. 5.
2. Zacarías 4: 10 : Ap. 5.
6. Zacarías 4: 11 : Ap. 11.
4.
NTV 1 Entonces el ángel que había estado hablando conmigo volvió y me despertó, como si hubiera estado dormido. 2 — ¿Qué ves ahora? — me preguntó. — Veo un candelabro de oro macizo con un tazón de aceite encima — contesté — . Alrededor del tazón hay siete lámparas y cada una tiene siete conductos para las mechas. 3 También veo dos olivos, uno a cada lado del tazón. 4 Entonces le pregunté al ángel: — ¿Qué es todo esto, mi señor? ¿Qué significa? 5 — ¿No lo sabes? — preguntó el ángel. — No, mi señor — le contesté. 6 Entonces me dijo: — El Señor dice a Zorobabel: “No es por el poder ni por la fuerza, sino por mi Espíritu, dice el Señor de los Ejércitos Celestiales. 7 Nada impedirá el camino de Zorobabel, ni siquiera una montaña gigantesca, ¡pues se convertirá en llanura delante de él! Y cuando Zorobabel coloque la última piedra del templo en su lugar, la gente gritará: ‘¡Dios lo bendiga! ¡Dios lo bendiga!’”. 8 Después recibí otro mensaje del Señor: 9 «Zorobabel es quien colocó los cimientos de este templo y él los terminará. Así ustedes sabrán que el Señor de los Ejércitos Celestiales me envió. 10 No menosprecien estos modestos comienzos, pues el Señor se alegrará cuando vea que el trabajo se inicia y que la plomada está en las manos de Zorobabel». (Las siete lámparas representan los ojos del Señor que recorren toda la tierra). 11 Entonces le pregunté al ángel: — ¿Qué son esos dos olivos a cada lado del candelabro 12 y las dos ramas de olivo que vierten aceite dorado por dos tubos de oro? 13 — ¿No lo sabes? — preguntó. — No, mi señor — respondí. 14 Entonces él me dijo: — Representan a los dos ungidos que están de pie en la corte del Señor de toda la tierra.

¿Qué quiere decir Dios en Zacarías 4:6
RVR1960 6 Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos. NTV 6 Entonces me dijo: — El Señor dice a Zorobabel: “No es por el poder ni por la fuerza, sino por mi Espíritu, dice el Señor de los Ejércitos Celestiales.
? ¿Cómo podría el Espíritu Santo afectar la finalización de un proyecto de construcción? ¿Qué nos enseña esto sobre la relación entre el Espíritu Santo y las cosas prácticas que hacemos?

Dios no impidió que hubiese oposición al Templo ni salvó a Zorobabel del estrés de hacerle frente. Y Dios no siempre nos protegerá de los adversarios. Pero, cuando llegue la adversidad, Dios puede usarla como un crisol para enseñarnos
a depender de él.

Cuando estás estresado, ¿cuál es tu primera reacción? ¿Comer? ¿Mirar televisión? ¿Orar? ¿Entregarte a Dios? Tu respuesta ¿qué te dice sobre ti mismo y las cosas que necesitas aprender o cambiar?

VIERNES - Para Estudiar y Meditar

Lee Elena de White, Patriarcas y profetas, “Elí y sus hijos”, pp. 621-628; y “La presunción de Saúl”, pp. 669-678.

La sumisión a la voluntad de Dios se da cuando morimos a nuestros deseos y ambiciones. Esto abre el camino para un verdadero servicio a los demás. No podemos vivir para Dios sin transformarnos en un sacrificio vivo y vivir constantemente dispuestos a escuchar la voz de Dios. Para que verdaderamente podamos someter nuestra voluntad a la voluntad de nuestro Padre, debemos reconocer los peligros de confiar en nosotros mismos y en los sustitutos de la palabra y el poder de Dios. Como la sumisión a la voluntad de Dios es la base de una vida semejante a la de Cristo, Dios puede permitir que los crisoles nos enseñen a depender de él.

“La negligencia de Elí se presenta claramente delante de cada padre y madre de la Tierra. Como resultado de su afecto no santificado o de su falta de disposición para realizar un deber desagradable, recogió una cosecha de iniquidad en sus hijos perversos. Tanto el padre que permitió la impiedad como los hijos que la practicaron fueron culpables delante de Dios, y el Altísimo no aceptaba ni sacrificios ni ofrendas por sus transgresiones” (CN 259).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

PREGUNTA 1

En la clase, hablen de la increíble condescendencia del Hijo de Dios al venir a la Tierra como ser humano para morir por nuestros pecados. ¿Qué nos dice esto a cada uno de nosotros sobre lo que significa el sacrificio y la abnegación por el bien de los demás? Aunque por supuesto no podemos hacer nada que se equipare con lo que hizo Jesús, el principio está allí y siempre deberíamos tenerlo presente. ¿Cómo podemos, en nuestra propia esfera, emular el tipo de sumisión y abnegación que Jesús nos mostró en la Cruz?

PREGUNTA 2

Para muchos, someterse a Dios sin saber qué sucederá luego puede ser algo aterrador. ¿Qué consejo darían a alguien que confía en sí mismo en vez de confiar en Dios? ¿Qué le dirían para ayudarlo a disipar sus miedos por desconocer el futuro o no poder controlarlo?

PREGUNTA 3

Como clase, dediquen tiempo a orar por los conocidos que tienen dificultades para someterse a la voluntad de Dios, para que puedan ver que confiar en la voluntad de Dios es el único camino hacia una paz duradera. Al mismo tiempo, ¿qué cosas prácticas pueden hacer por estas personas para ayudarlas a ver que pueden entregarse a Dios y que este es el mejor camino? En otras palabras, ¿cómo puede utilizarlos Dios para ayudar a otros a conocer su amor y su disposición a proveerles lo que necesitan?

Repaso de la Lección

LECCIONES DE VIDA - Pr. Robert Costa

This page was produced by
Estudia la Biblia Hoy
estudialabibliahoy.com


Australia/Sydney : 20220917-091314 : 1626149781039 : 1656629340288

12/13