La ira del amor divino — Estudia la Biblia Hoy





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La ira del amor divino
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Escuela Sabática


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 CONTENIDO 

La ira del amor divino

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA

Salmos 78
RVR1960 Masquil de Asaf. 1 Escucha, pueblo mío, mi ley; Inclinad vuestro oído a las palabras de mi boca. 2 Abriré mi boca en proverbios; Hablaré cosas escondidas desde tiempos antiguos, 3 Las cuales hemos oído y entendido; Que nuestros padres nos las contaron. 4 No las encubriremos a sus hijos, Contando a la generación venidera las alabanzas de Jehová, Y su potencia, y las maravillas que hizo. 5 Él estableció testimonio en Jacob, Y puso ley en Israel, La cual mandó a nuestros padres Que la notificasen a sus hijos; 6 Para que lo sepa la generación venidera, y los hijos que nacerán; Y los que se levantarán lo cuenten a sus hijos, 7 A fin de que pongan en Dios su confianza, Y no se olviden de las obras de Dios; Que guarden sus mandamientos, 8 Y no sean como sus padres, Generación contumaz y rebelde; Generación que no dispuso su corazón, Ni fue fiel para con Dios su espíritu. 9 Los hijos de Efraín, arqueros armados, Volvieron las espaldas en el día de la batalla. 10 No guardaron el pacto de Dios, Ni quisieron andar en su ley; 11 Sino que se olvidaron de sus obras, Y de sus maravillas que les había mostrado. 12 Delante de sus padres hizo maravillas En la tierra de Egipto, en el campo de Zoán. 13 Dividió el mar y los hizo pasar; Detuvo las aguas como en un montón. 14 Les guio de día con nube, Y toda la noche con resplandor de fuego. 15 Hendió las peñas en el desierto, Y les dio a beber como de grandes abismos, 16 Pues sacó de la peña corrientes, E hizo descender aguas como ríos. 17 Pero aún volvieron a pecar contra él, Rebelándose contra el Altísimo en el desierto; 18 Pues tentaron a Dios en su corazón, Pidiendo comida a su gusto. 19 Y hablaron contra Dios, Diciendo: ¿Podrá poner mesa en el desierto? 20 He aquí ha herido la peña, y brotaron aguas, Y torrentes inundaron la tierra; ¿Podrá dar también pan? ¿Dispondrá carne para su pueblo? 21 Por tanto, oyó Jehová, y se indignó; Se encendió el fuego contra Jacob, Y el furor subió también contra Israel, 22 Por cuanto no habían creído a Dios, Ni habían confiado en su salvación. 23 Sin embargo, mandó a las nubes de arriba, Y abrió las puertas de los cielos, 24 E hizo llover sobre ellos maná para que comiesen, Y les dio trigo de los cielos. 25 Pan de nobles comió el hombre; Les envió comida hasta saciarles. 26 Movió el solano en el cielo, Y trajo con su poder el viento sur, 27 E hizo llover sobre ellos carne como polvo, Como arena del mar, aves que vuelan. 28 Las hizo caer en medio del campamento, Alrededor de sus tiendas. 29 Comieron, y se saciaron; Les cumplió, pues, su deseo. 30 No habían quitado de sí su anhelo, Aún estaba la comida en su boca, 31 Cuando vino sobre ellos el furor de Dios, E hizo morir a los más robustos de ellos, Y derribó a los escogidos de Israel. 32 Con todo esto, pecaron aún, Y no dieron crédito a sus maravillas. 33 Por tanto, consumió sus días en vanidad, Y sus años en tribulación. 34 Si los hacía morir, entonces buscaban a Dios; Entonces se volvían solícitos en busca suya, 35 Y se acordaban de que Dios era su refugio, Y el Dios Altísimo su redentor. 36 Pero le lisonjeaban con su boca, Y con su lengua le mentían; 37 Pues sus corazones no eran rectos con él, Ni estuvieron firmes en su pacto. 38 Pero él, misericordioso, perdonaba la maldad, y no los destruía; Y apartó muchas veces su ira, Y no despertó todo su enojo. 39 Se acordó de que eran carne, Soplo que va y no vuelve. 40 ¡Cuántas veces se rebelaron contra él en el desierto, Lo enojaron en el yermo! 41 Y volvían, y tentaban a Dios, Y provocaban al Santo de Israel. 42 No se acordaron de su mano, Del día que los redimió de la angustia; 43 Cuando puso en Egipto sus señales, Y sus maravillas en el campo de Zoán; 44 Y volvió sus ríos en sangre, Y sus corrientes, para que no bebiesen. 45 Envió entre ellos enjambres de moscas que los devoraban, Y ranas que los destruían. 46 Dio también a la oruga sus frutos, Y sus labores a la langosta. 47 Sus viñas destruyó con granizo, Y sus higuerales con escarcha; 48 Entregó al pedrisco sus bestias, Y sus ganados a los rayos. 49 Envió sobre ellos el ardor de su ira; Enojo, indignación y angustia, Un ejército de ángeles destructores. 50 Dispuso camino a su furor; No eximió la vida de ellos de la muerte, Sino que entregó su vida a la mortandad. 51 Hizo morir a todo primogénito en Egipto, Las primicias de su fuerza en las tiendas de Cam. 52 Hizo salir a su pueblo como ovejas, Y los llevó por el desierto como un rebaño. 53 Los guio con seguridad, de modo que no tuvieran temor; Y el mar cubrió a sus enemigos. 54 Los trajo después a las fronteras de su tierra santa, A este monte que ganó su mano derecha. 55 Echó las naciones de delante de ellos; Con cuerdas repartió sus tierras en heredad, E hizo habitar en sus moradas a las tribus de Israel. 56 Pero ellos tentaron y enojaron al Dios Altísimo, Y no guardaron sus testimonios; 57 Sino que se volvieron y se rebelaron como sus padres; Se volvieron como arco engañoso. 58 Le enojaron con sus lugares altos, Y le provocaron a celo con sus imágenes de talla. 59 Lo oyó Dios y se enojó, Y en gran manera aborreció a Israel. 60 Dejó, por tanto, el tabernáculo de Silo, La tienda en que habitó entre los hombres, 61 Y entregó a cautiverio su poderío, Y su gloria en mano del enemigo. 62 Entregó también su pueblo a la espada, Y se irritó contra su heredad. 63 El fuego devoró a sus jóvenes, Y sus vírgenes no fueron loadas en cantos nupciales. 64 Sus sacerdotes cayeron a espada, Y sus viudas no hicieron lamentación. 65 Entonces despertó el Señor como quien duerme, Como un valiente que grita excitado del vino, 66 E hirió a sus enemigos por detrás; Les dio perpetua afrenta. 67 Desechó la tienda de José, Y no escogió la tribu de Efraín, 68 Sino que escogió la tribu de Judá, El monte de Sion, al cual amó. 69 Edificó su santuario a manera de eminencia, Como la tierra que cimentó para siempre. 70 Eligió a David su siervo, Y lo tomó de las majadas de las ovejas; 71 De tras las paridas lo trajo, Para que apacentase a Jacob su pueblo, Y a Israel su heredad. 72 Y los apacentó conforme a la integridad de su corazón, Los pastoreó con la pericia de sus manos. Salmos 78: 2 : Mt. 13.
35. Salmos 78: 12 : Ex. 7.
8 — 12.
32. Salmos 78: 13 : Ex. 14.
21-22. Salmos 78: 14 : Ex. 13.
21-22. Salmos 78: 16 : Ex. 17.
1-7; Nm. 20.
2-13. Salmos 78: 24 : Jn. 6.
31. Salmos 78: 31 : Ex. 16.
2-15; Nm. 11.
4-23,31-35. Salmos 78: 37 : Hch. 8.
21. Salmos 78: 44 : Ex. 7.
17-21. Salmos 78: 45 : Ex. 8.
20-24. Salmos 78: 45 : Ex. 8.
1-6. Salmos 78: 46 : Ex. 10.
12-15. Salmos 78: 48 : Ex. 9.
22-25. Salmos 78: 51 : Ex. 12.
29. Salmos 78: 52 : Ex. 13.
17-22. Salmos 78: 53 : Ex. 14.
26-28. Salmos 78: 54 : Ex. 15.
17; Jos. 3.
14-17. Salmos 78: 55 : Jos. 11.
16-23. Salmos 78: 56 : Jue. 2.
11-15. Salmos 78: 60 : Jos. 18.
1; Jer. 7.
12-14; 26.
6. Salmos 78: 61 : 1 S. 4.
4-22. Salmos 78: 71 : 1 S. 16.
11-12; 2 S. 7.
8; 1 Cr. 17.
7.
NTV Salmo de Asaf. 1 Oh pueblo mío, escucha mis enseñanzas; abre tus oídos a lo que digo, 2 porque te hablaré por medio de una parábola. Te enseñaré lecciones escondidas de nuestro pasado, 3 historias que hemos oído y conocido, que nos transmitieron nuestros antepasados. 4 No les ocultaremos estas verdades a nuestros hijos; a la próxima generación le contaremos de las gloriosas obras del Señor, de su poder y de sus imponentes maravillas. 5 Pues emitió sus leyes a Jacob; entregó sus enseñanzas a Israel. Les ordenó a nuestros antepasados que se las enseñaran a sus hijos, 6 para que la siguiente generación las conociera — incluso los niños que aún no habían nacido — , y ellos, a su vez, las enseñarán a sus propios hijos. 7 De modo que cada generación volviera a poner su esperanza en Dios y no olvidara sus gloriosos milagros, sino que obedeciera sus mandamientos. 8 Entonces no serán obstinados, rebeldes e infieles como sus antepasados, quienes se negaron a entregar su corazón a Dios. 9 Los guerreros de Efraín, aunque estaban armados con arcos, dieron la espalda y huyeron el día de la batalla. 10 No cumplieron el pacto de Dios y se negaron a vivir según sus enseñanzas. 11 Se olvidaron de lo que él había hecho, de las grandes maravillas que les había mostrado, 12 de los milagros que hizo para sus antepasados en la llanura de Zoán, en la tierra de Egipto. 13 Partió en dos el mar y los guio a cruzarlo ¡mientras sostenía las aguas como si fueran una pared! 14 Durante el día los guiaba con una nube, y toda la noche, con una columna de fuego. 15 Partió las rocas en el desierto para darles agua como de un manantial burbujeante. 16 Hizo que de la roca brotaran corrientes de agua, ¡y que el agua fluyera como un río! 17 Sin embargo, ellos siguieron pecando contra él, al rebelarse contra el Altísimo en el desierto. 18 Tercamente pusieron a prueba a Dios en sus corazones, al exigirle la comida que tanto ansiaban. 19 Hasta hablaron en contra de Dios al decir: «Dios no puede darnos comida en el desierto. 20 Por cierto, puede golpear una roca para que brote agua, pero no puede darle pan y carne a su pueblo». 21 Cuando el Señor los oyó, se puso furioso; el fuego de su ira se encendió contra Jacob. Sí, su enojo aumentó contra Israel, 22 porque no le creyeron a Dios ni confiaron en su cuidado. 23 Pero él ordenó que se abrieran los cielos; abrió las puertas del cielo. 24 Hizo que lloviera maná para que comieran; les dio pan del cielo. 25 ¡Se alimentaron con comida de ángeles! Dios les dio todo lo que podían consumir. 26 Soltó el viento del oriente en los cielos y guio al viento del sur con su gran poder. 27 ¡Hizo llover tanta carne como si fuera polvo y cantidad de aves como la arena a la orilla del mar! 28 Hizo caer las aves dentro del campamento y alrededor de sus carpas. 29 El pueblo comió hasta saciarse; él les dio lo que se les antojaba. 30 Pero antes de que saciaran su antojo, mientras aún tenían la comida en la boca, 31 la ira de Dios aumentó contra ellos, e hirió de muerte a sus hombres más fuertes; derribó a los mejores jóvenes de Israel. 32 Sin embargo, el pueblo siguió pecando; a pesar de sus maravillas, se negaron a confiar en él. 33 Entonces, hizo que la vida de ellos terminara en fracaso, y sus años, en horror. 34 Cuando Dios comenzó a matarlos, finalmente lo buscaron. Se arrepintieron y tomaron en serio a Dios. 35 Entonces recordaron que Dios era su roca, que el Dios Altísimo era su redentor. 36 Pero todo fue de dientes para afuera; le mintieron con la lengua. 37 Con el corazón no eran leales a él; no cumplieron su pacto. 38 Sin embargo, él tuvo misericordia y perdonó sus pecados, y no los destruyó a todos. Muchas veces contuvo su enojo y no desató su furia. 39 Se acordó de que eran simples mortales que desaparecen como una ráfaga de viento que nunca vuelve. 40 Oh, cuántas veces se rebelaron contra él en el desierto y entristecieron su corazón en esa tierra seca y baldía. 41 Una y otra vez pusieron a prueba la paciencia de Dios y provocaron al Santo de Israel. 42 No se acordaron de su poder ni de cómo los rescató de sus enemigos. 43 No recordaron las señales milagrosas que hizo en Egipto ni sus maravillas en la llanura de Zoán. 44 Pues él convirtió los ríos en sangre, para que nadie pudiera beber de los arroyos. 45 Envió grandes enjambres de moscas para que los consumieran y miles de ranas para que los arruinaran. 46 Les dio sus cultivos a las orugas; las langostas consumieron sus cosechas. 47 Destruyó sus vides con granizo y destrozó sus higueras con aguanieve. 48 Dejó su ganado a merced del granizo, sus animales, abandonados a los rayos. 49 Desató sobre ellos su ira feroz, toda su furia, su enojo y hostilidad. Envió contra ellos a un grupo de ángeles destructores. 50 Se enfureció contra ellos; no perdonó la vida de los egipcios, sino que los devastó con plagas. 51 Mató al hijo mayor de cada familia egipcia, la flor de la juventud en toda la tierra de Egipto. 52 Pero guio a su propio pueblo como a un rebaño de ovejas; los condujo a salvo a través del desierto. 53 Los protegió para que no tuvieran temor; en cambio, sus enemigos quedaron cubiertos por el mar. 54 Los llevó a la frontera de la tierra santa, a la tierra de colinas que había conquistado para ellos. 55 A su paso expulsó a las naciones de esa tierra, la cual repartió por sorteo a su pueblo como herencia y estableció a las tribus de Israel en sus hogares. 56 Pero ellos siguieron tentando al Dios Altísimo y rebelándose contra él; no obedecieron sus leyes. 57 Le dieron la espalda y fueron tan infieles como sus padres; eran tan poco fiables como un arco torcido. 58 Hicieron enojar a Dios al construir santuarios a otros dioses; con sus ídolos lo pusieron celoso. 59 Cuando Dios los oyó, se enojó mucho, y rechazó a Israel por completo. 60 Entonces abandonó su morada en Silo, el tabernáculo donde había vivido en medio de su pueblo. 61 Permitió que el arca de su poder fuera capturada; cedió su gloria a manos enemigas. 62 Entregó a su pueblo para que los masacraran a espada, porque estaba muy enojado con su propio pueblo, su posesión más preciada. 63 A los jóvenes los mataron con fuego; las muchachas murieron antes de entonar sus canciones de boda. 64 Masacraron a los sacerdotes, y sus viudas no pudieron llorar su muerte. 65 Entonces el Señor se levantó como si despertara de un sueño, como un guerrero que vuelve en sí de una borrachera. 66 Derrotó a sus enemigos en forma aplastante y los mandó a la vergüenza eterna. 67 Pero rechazó a los descendientes de José; no escogió a la tribu de Efraín. 68 En cambio, eligió a la tribu de Judá, y al monte Sion, al cual amaba. 69 Allí construyó su santuario tan alto como los cielos, tan sólido y perdurable como la tierra. 70 Escogió a su siervo David y lo llamó del redil. 71 Tomó a David de donde cuidaba a las ovejas y a los corderos y lo convirtió en pastor de los descendientes de Jacob: de Israel, el pueblo de Dios. 72 Lo cuidó con sinceridad de corazón y lo dirigió con manos diestras.
Jonás 4:1-4
RVR1960 1 Pero Jonás se apesadumbró en extremo, y se enojó. 2 Y oró a Jehová y dijo: Ahora, oh Jehová, ¿no es esto lo que yo decía estando aún en mi tierra? Por eso me apresuré a huir a Tarsis; porque sabía yo que tú eres Dios clemente y piadoso, tardo en enojarte, y de grande misericordia, y que te arrepientes del mal. 3 Ahora pues, oh Jehová, te ruego que me quites la vida; porque mejor me es la muerte que la vida. 4 Y Jehová le dijo: ¿Haces tú bien en enojarte tanto? NTV 1 Este cambio de planes molestó mucho a Jonás y se enfureció. 2 Entonces le reclamó al Señor: — Señor, ¿no te dije antes de salir de casa que tú harías precisamente esto? ¡Por eso hui a Tarsis! Sabía que tú eres un Dios misericordioso y compasivo, lento para enojarte y lleno de amor inagotable. Estás dispuesto a perdonar y no destruir a la gente. 3 ¡Quítame la vida ahora, Señor! Prefiero estar muerto y no vivo si lo que yo predije no sucederá. 4 El Señor le respondió: — ¿Te parece bien enojarte por esto?
Mateo 10:8
RVR1960 8 Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia. NTV 8 Sanen a los enfermos, resuciten a los muertos, curen a los que tienen lepra y expulsen a los demonios. ¡Den tan gratuitamente como han recibido!
Mateo 21:12-13
RVR1960 (Mr. 11.
15-19; Lc. 19.
45-48; Jn. 2.
13-22) 12 Y entró Jesús en el templo de Dios, y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el templo, y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas; 13 y les dijo: Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.
NTV 12 Jesús entró en el templo y comenzó a echar a todos los que compraban y vendían animales para el sacrificio. Volcó las mesas de los cambistas y las sillas de los que vendían palomas. 13 Les dijo: «Las Escrituras declaran: “Mi templo será llamado casa de oración”, ¡pero ustedes lo han convertido en una cueva de ladrones! ».
Jeremías 51:24-25
RVR1960 24 Y pagaré a Babilonia y a todos los moradores de Caldea, todo el mal que ellos hicieron en Sion delante de vuestros ojos, dice Jehová. 25 He aquí yo estoy contra ti, oh monte destruidor, dice Jehová, que destruiste toda la tierra; y extenderé mi mano contra ti, y te haré rodar de las peñas, y te reduciré a monte quemado. NTV 24 »Le daré a Babilonia y a sus habitantes el pago que se merecen por todo el mal que le hizo a mi pueblo en Jerusalén», dice el Señor. 25 «¡Mira, oh poderosa montaña, destructora de la tierra! Yo soy tu enemigo — dice el Señor — . Levantaré mi puño contra ti, para derribarte desde las cumbres. Cuando termine contigo, no serás más que un montón de escombros quemados.
Romanos 12:17-21
RVR1960 17 No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. 18 Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. 19 No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. 20 Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. 21 No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal. NTV 17 Nunca devuelvan a nadie mal por mal. Compórtense de tal manera que todo el mundo vea que ustedes son personas honradas. 18 Hagan todo lo posible por vivir en paz con todos. 19 Queridos amigos, nunca tomen venganza. Dejen que se encargue la justa ira de Dios. Pues dicen las Escrituras: «Yo tomaré venganza; yo les pagaré lo que se merecen», dice el Señor. 20 En cambio, «Si tus enemigos tienen hambre, dales de comer. Si tienen sed, dales de beber. Al hacer eso, amontonarás carbones encendidos de vergüenza sobre su cabeza». 21 No dejen que el mal los venza, más bien venzan el mal haciendo el bien.

VERSÍCULO DE MEMORIA

Salmos 78:38
RVR1960 38 Pero él, misericordioso, perdonaba la maldad, y no los destruía; Y apartó muchas veces su ira, Y no despertó todo su enojo. NTV 38 Sin embargo, él tuvo misericordia y perdonó sus pecados, y no los destruyó a todos. Muchas veces contuvo su enojo y no desató su furia.

SÁBADO — INTRODUCCIÓN

La compasión de Dios es generalmente celebrada, pero a muchos les molesta la idea de su ira. Piensan que si Dios es amor nunca debería expresar ira. Sin embargo, esa idea es errónea, ya que su ira surge directamente de su amor.

Algunos afirman que el Dios del Antiguo Testamento es airado y que el del Nuevo Testamento es amoroso. Pero solo hay un Dios, y se revela como el mismo en ambos Testamentos. El Dios que es amor se enoja ante el mal precisamente porque él es amor. Jesús mismo expresó una profunda ira contra el mal, y el Nuevo Testamento registra numerosas veces la ira justa y apropiada de Dios.

La ira de Dios es siempre su respuesta justa y amorosa contra el mal y la injusticia. La ira divina es una justa indignación motivada por la bondad y el amor perfectos, y busca el bienestar de toda la Creación. La ira de Dios es simplemente la respuesta apropiada del amor al mal y a la injusticia. En consecuencia, el mal provoca la pasión de Dios en favor de las víctimas del mal y en contra de sus victimarios. La ira divina es, pues, otra expresión del amor divino.

DOMINGO — Afligido por el mal

El Dios de la Biblia ama la justicia y odia el mal. El pecado y el mal, por lo tanto, despiertan su ira, una pasión expresada en favor de los oprimidos y maltratados, incluso cuando la maldad de una persona la afecta a ella misma. Dios odia el mal porque este siempre hiere a sus criaturas, aunque sea autoinfligido. En los relatos bíblicos, Dios es provocado repetidamente a la ira por algo que los eruditos bíblicos denominan el ciclo de la rebelión. Este ciclo es el siguiente:

El pueblo se rebela contra Dios y hace lo malo ante sus ojos, incluso atrocidades horrendas como el sacrificio de niños y otras abominaciones.

Dios se retira en respuesta a las decisiones del pueblo.

El pueblo es oprimido por naciones extranjeras.

El pueblo clama a Dios por su liberación.

Dios libera al pueblo.

El pueblo vuelve a rebelarse contra Dios, a menudo de forma más atroz que antes.

Sin embargo, aunque Dios se enfrenta una y otra vez a la infidelidad humana ante este ciclo de maldad e infidelidad atroces, lo hace con una fidelidad interminable, una paciencia indulgente, una gracia asombrosa y una profunda compasión.

Lee Salmos 78
RVR1960 Masquil de Asaf. 1 Escucha, pueblo mío, mi ley; Inclinad vuestro oído a las palabras de mi boca. 2 Abriré mi boca en proverbios; Hablaré cosas escondidas desde tiempos antiguos, 3 Las cuales hemos oído y entendido; Que nuestros padres nos las contaron. 4 No las encubriremos a sus hijos, Contando a la generación venidera las alabanzas de Jehová, Y su potencia, y las maravillas que hizo. 5 Él estableció testimonio en Jacob, Y puso ley en Israel, La cual mandó a nuestros padres Que la notificasen a sus hijos; 6 Para que lo sepa la generación venidera, y los hijos que nacerán; Y los que se levantarán lo cuenten a sus hijos, 7 A fin de que pongan en Dios su confianza, Y no se olviden de las obras de Dios; Que guarden sus mandamientos, 8 Y no sean como sus padres, Generación contumaz y rebelde; Generación que no dispuso su corazón, Ni fue fiel para con Dios su espíritu. 9 Los hijos de Efraín, arqueros armados, Volvieron las espaldas en el día de la batalla. 10 No guardaron el pacto de Dios, Ni quisieron andar en su ley; 11 Sino que se olvidaron de sus obras, Y de sus maravillas que les había mostrado. 12 Delante de sus padres hizo maravillas En la tierra de Egipto, en el campo de Zoán. 13 Dividió el mar y los hizo pasar; Detuvo las aguas como en un montón. 14 Les guio de día con nube, Y toda la noche con resplandor de fuego. 15 Hendió las peñas en el desierto, Y les dio a beber como de grandes abismos, 16 Pues sacó de la peña corrientes, E hizo descender aguas como ríos. 17 Pero aún volvieron a pecar contra él, Rebelándose contra el Altísimo en el desierto; 18 Pues tentaron a Dios en su corazón, Pidiendo comida a su gusto. 19 Y hablaron contra Dios, Diciendo: ¿Podrá poner mesa en el desierto? 20 He aquí ha herido la peña, y brotaron aguas, Y torrentes inundaron la tierra; ¿Podrá dar también pan? ¿Dispondrá carne para su pueblo? 21 Por tanto, oyó Jehová, y se indignó; Se encendió el fuego contra Jacob, Y el furor subió también contra Israel, 22 Por cuanto no habían creído a Dios, Ni habían confiado en su salvación. 23 Sin embargo, mandó a las nubes de arriba, Y abrió las puertas de los cielos, 24 E hizo llover sobre ellos maná para que comiesen, Y les dio trigo de los cielos. 25 Pan de nobles comió el hombre; Les envió comida hasta saciarles. 26 Movió el solano en el cielo, Y trajo con su poder el viento sur, 27 E hizo llover sobre ellos carne como polvo, Como arena del mar, aves que vuelan. 28 Las hizo caer en medio del campamento, Alrededor de sus tiendas. 29 Comieron, y se saciaron; Les cumplió, pues, su deseo. 30 No habían quitado de sí su anhelo, Aún estaba la comida en su boca, 31 Cuando vino sobre ellos el furor de Dios, E hizo morir a los más robustos de ellos, Y derribó a los escogidos de Israel. 32 Con todo esto, pecaron aún, Y no dieron crédito a sus maravillas. 33 Por tanto, consumió sus días en vanidad, Y sus años en tribulación. 34 Si los hacía morir, entonces buscaban a Dios; Entonces se volvían solícitos en busca suya, 35 Y se acordaban de que Dios era su refugio, Y el Dios Altísimo su redentor. 36 Pero le lisonjeaban con su boca, Y con su lengua le mentían; 37 Pues sus corazones no eran rectos con él, Ni estuvieron firmes en su pacto. 38 Pero él, misericordioso, perdonaba la maldad, y no los destruía; Y apartó muchas veces su ira, Y no despertó todo su enojo. 39 Se acordó de que eran carne, Soplo que va y no vuelve. 40 ¡Cuántas veces se rebelaron contra él en el desierto, Lo enojaron en el yermo! 41 Y volvían, y tentaban a Dios, Y provocaban al Santo de Israel. 42 No se acordaron de su mano, Del día que los redimió de la angustia; 43 Cuando puso en Egipto sus señales, Y sus maravillas en el campo de Zoán; 44 Y volvió sus ríos en sangre, Y sus corrientes, para que no bebiesen. 45 Envió entre ellos enjambres de moscas que los devoraban, Y ranas que los destruían. 46 Dio también a la oruga sus frutos, Y sus labores a la langosta. 47 Sus viñas destruyó con granizo, Y sus higuerales con escarcha; 48 Entregó al pedrisco sus bestias, Y sus ganados a los rayos. 49 Envió sobre ellos el ardor de su ira; Enojo, indignación y angustia, Un ejército de ángeles destructores. 50 Dispuso camino a su furor; No eximió la vida de ellos de la muerte, Sino que entregó su vida a la mortandad. 51 Hizo morir a todo primogénito en Egipto, Las primicias de su fuerza en las tiendas de Cam. 52 Hizo salir a su pueblo como ovejas, Y los llevó por el desierto como un rebaño. 53 Los guio con seguridad, de modo que no tuvieran temor; Y el mar cubrió a sus enemigos. 54 Los trajo después a las fronteras de su tierra santa, A este monte que ganó su mano derecha. 55 Echó las naciones de delante de ellos; Con cuerdas repartió sus tierras en heredad, E hizo habitar en sus moradas a las tribus de Israel. 56 Pero ellos tentaron y enojaron al Dios Altísimo, Y no guardaron sus testimonios; 57 Sino que se volvieron y se rebelaron como sus padres; Se volvieron como arco engañoso. 58 Le enojaron con sus lugares altos, Y le provocaron a celo con sus imágenes de talla. 59 Lo oyó Dios y se enojó, Y en gran manera aborreció a Israel. 60 Dejó, por tanto, el tabernáculo de Silo, La tienda en que habitó entre los hombres, 61 Y entregó a cautiverio su poderío, Y su gloria en mano del enemigo. 62 Entregó también su pueblo a la espada, Y se irritó contra su heredad. 63 El fuego devoró a sus jóvenes, Y sus vírgenes no fueron loadas en cantos nupciales. 64 Sus sacerdotes cayeron a espada, Y sus viudas no hicieron lamentación. 65 Entonces despertó el Señor como quien duerme, Como un valiente que grita excitado del vino, 66 E hirió a sus enemigos por detrás; Les dio perpetua afrenta. 67 Desechó la tienda de José, Y no escogió la tribu de Efraín, 68 Sino que escogió la tribu de Judá, El monte de Sion, al cual amó. 69 Edificó su santuario a manera de eminencia, Como la tierra que cimentó para siempre. 70 Eligió a David su siervo, Y lo tomó de las majadas de las ovejas; 71 De tras las paridas lo trajo, Para que apacentase a Jacob su pueblo, Y a Israel su heredad. 72 Y los apacentó conforme a la integridad de su corazón, Los pastoreó con la pericia de sus manos. Salmos 78: 2 : Mt. 13.
35. Salmos 78: 12 : Ex. 7.
8 — 12.
32. Salmos 78: 13 : Ex. 14.
21-22. Salmos 78: 14 : Ex. 13.
21-22. Salmos 78: 16 : Ex. 17.
1-7; Nm. 20.
2-13. Salmos 78: 24 : Jn. 6.
31. Salmos 78: 31 : Ex. 16.
2-15; Nm. 11.
4-23,31-35. Salmos 78: 37 : Hch. 8.
21. Salmos 78: 44 : Ex. 7.
17-21. Salmos 78: 45 : Ex. 8.
20-24. Salmos 78: 45 : Ex. 8.
1-6. Salmos 78: 46 : Ex. 10.
12-15. Salmos 78: 48 : Ex. 9.
22-25. Salmos 78: 51 : Ex. 12.
29. Salmos 78: 52 : Ex. 13.
17-22. Salmos 78: 53 : Ex. 14.
26-28. Salmos 78: 54 : Ex. 15.
17; Jos. 3.
14-17. Salmos 78: 55 : Jos. 11.
16-23. Salmos 78: 56 : Jue. 2.
11-15. Salmos 78: 60 : Jos. 18.
1; Jer. 7.
12-14; 26.
6. Salmos 78: 61 : 1 S. 4.
4-22. Salmos 78: 71 : 1 S. 16.
11-12; 2 S. 7.
8; 1 Cr. 17.
7.
NTV Salmo de Asaf. 1 Oh pueblo mío, escucha mis enseñanzas; abre tus oídos a lo que digo, 2 porque te hablaré por medio de una parábola. Te enseñaré lecciones escondidas de nuestro pasado, 3 historias que hemos oído y conocido, que nos transmitieron nuestros antepasados. 4 No les ocultaremos estas verdades a nuestros hijos; a la próxima generación le contaremos de las gloriosas obras del Señor, de su poder y de sus imponentes maravillas. 5 Pues emitió sus leyes a Jacob; entregó sus enseñanzas a Israel. Les ordenó a nuestros antepasados que se las enseñaran a sus hijos, 6 para que la siguiente generación las conociera — incluso los niños que aún no habían nacido — , y ellos, a su vez, las enseñarán a sus propios hijos. 7 De modo que cada generación volviera a poner su esperanza en Dios y no olvidara sus gloriosos milagros, sino que obedeciera sus mandamientos. 8 Entonces no serán obstinados, rebeldes e infieles como sus antepasados, quienes se negaron a entregar su corazón a Dios. 9 Los guerreros de Efraín, aunque estaban armados con arcos, dieron la espalda y huyeron el día de la batalla. 10 No cumplieron el pacto de Dios y se negaron a vivir según sus enseñanzas. 11 Se olvidaron de lo que él había hecho, de las grandes maravillas que les había mostrado, 12 de los milagros que hizo para sus antepasados en la llanura de Zoán, en la tierra de Egipto. 13 Partió en dos el mar y los guio a cruzarlo ¡mientras sostenía las aguas como si fueran una pared! 14 Durante el día los guiaba con una nube, y toda la noche, con una columna de fuego. 15 Partió las rocas en el desierto para darles agua como de un manantial burbujeante. 16 Hizo que de la roca brotaran corrientes de agua, ¡y que el agua fluyera como un río! 17 Sin embargo, ellos siguieron pecando contra él, al rebelarse contra el Altísimo en el desierto. 18 Tercamente pusieron a prueba a Dios en sus corazones, al exigirle la comida que tanto ansiaban. 19 Hasta hablaron en contra de Dios al decir: «Dios no puede darnos comida en el desierto. 20 Por cierto, puede golpear una roca para que brote agua, pero no puede darle pan y carne a su pueblo». 21 Cuando el Señor los oyó, se puso furioso; el fuego de su ira se encendió contra Jacob. Sí, su enojo aumentó contra Israel, 22 porque no le creyeron a Dios ni confiaron en su cuidado. 23 Pero él ordenó que se abrieran los cielos; abrió las puertas del cielo. 24 Hizo que lloviera maná para que comieran; les dio pan del cielo. 25 ¡Se alimentaron con comida de ángeles! Dios les dio todo lo que podían consumir. 26 Soltó el viento del oriente en los cielos y guio al viento del sur con su gran poder. 27 ¡Hizo llover tanta carne como si fuera polvo y cantidad de aves como la arena a la orilla del mar! 28 Hizo caer las aves dentro del campamento y alrededor de sus carpas. 29 El pueblo comió hasta saciarse; él les dio lo que se les antojaba. 30 Pero antes de que saciaran su antojo, mientras aún tenían la comida en la boca, 31 la ira de Dios aumentó contra ellos, e hirió de muerte a sus hombres más fuertes; derribó a los mejores jóvenes de Israel. 32 Sin embargo, el pueblo siguió pecando; a pesar de sus maravillas, se negaron a confiar en él. 33 Entonces, hizo que la vida de ellos terminara en fracaso, y sus años, en horror. 34 Cuando Dios comenzó a matarlos, finalmente lo buscaron. Se arrepintieron y tomaron en serio a Dios. 35 Entonces recordaron que Dios era su roca, que el Dios Altísimo era su redentor. 36 Pero todo fue de dientes para afuera; le mintieron con la lengua. 37 Con el corazón no eran leales a él; no cumplieron su pacto. 38 Sin embargo, él tuvo misericordia y perdonó sus pecados, y no los destruyó a todos. Muchas veces contuvo su enojo y no desató su furia. 39 Se acordó de que eran simples mortales que desaparecen como una ráfaga de viento que nunca vuelve. 40 Oh, cuántas veces se rebelaron contra él en el desierto y entristecieron su corazón en esa tierra seca y baldía. 41 Una y otra vez pusieron a prueba la paciencia de Dios y provocaron al Santo de Israel. 42 No se acordaron de su poder ni de cómo los rescató de sus enemigos. 43 No recordaron las señales milagrosas que hizo en Egipto ni sus maravillas en la llanura de Zoán. 44 Pues él convirtió los ríos en sangre, para que nadie pudiera beber de los arroyos. 45 Envió grandes enjambres de moscas para que los consumieran y miles de ranas para que los arruinaran. 46 Les dio sus cultivos a las orugas; las langostas consumieron sus cosechas. 47 Destruyó sus vides con granizo y destrozó sus higueras con aguanieve. 48 Dejó su ganado a merced del granizo, sus animales, abandonados a los rayos. 49 Desató sobre ellos su ira feroz, toda su furia, su enojo y hostilidad. Envió contra ellos a un grupo de ángeles destructores. 50 Se enfureció contra ellos; no perdonó la vida de los egipcios, sino que los devastó con plagas. 51 Mató al hijo mayor de cada familia egipcia, la flor de la juventud en toda la tierra de Egipto. 52 Pero guio a su propio pueblo como a un rebaño de ovejas; los condujo a salvo a través del desierto. 53 Los protegió para que no tuvieran temor; en cambio, sus enemigos quedaron cubiertos por el mar. 54 Los llevó a la frontera de la tierra santa, a la tierra de colinas que había conquistado para ellos. 55 A su paso expulsó a las naciones de esa tierra, la cual repartió por sorteo a su pueblo como herencia y estableció a las tribus de Israel en sus hogares. 56 Pero ellos siguieron tentando al Dios Altísimo y rebelándose contra él; no obedecieron sus leyes. 57 Le dieron la espalda y fueron tan infieles como sus padres; eran tan poco fiables como un arco torcido. 58 Hicieron enojar a Dios al construir santuarios a otros dioses; con sus ídolos lo pusieron celoso. 59 Cuando Dios los oyó, se enojó mucho, y rechazó a Israel por completo. 60 Entonces abandonó su morada en Silo, el tabernáculo donde había vivido en medio de su pueblo. 61 Permitió que el arca de su poder fuera capturada; cedió su gloria a manos enemigas. 62 Entregó a su pueblo para que los masacraran a espada, porque estaba muy enojado con su propio pueblo, su posesión más preciada. 63 A los jóvenes los mataron con fuego; las muchachas murieron antes de entonar sus canciones de boda. 64 Masacraron a los sacerdotes, y sus viudas no pudieron llorar su muerte. 65 Entonces el Señor se levantó como si despertara de un sueño, como un guerrero que vuelve en sí de una borrachera. 66 Derrotó a sus enemigos en forma aplastante y los mandó a la vergüenza eterna. 67 Pero rechazó a los descendientes de José; no escogió a la tribu de Efraín. 68 En cambio, eligió a la tribu de Judá, y al monte Sion, al cual amaba. 69 Allí construyó su santuario tan alto como los cielos, tan sólido y perdurable como la tierra. 70 Escogió a su siervo David y lo llamó del redil. 71 Tomó a David de donde cuidaba a las ovejas y a los corderos y lo convirtió en pastor de los descendientes de Jacob: de Israel, el pueblo de Dios. 72 Lo cuidó con sinceridad de corazón y lo dirigió con manos diestras.

¿Qué enseña este pasaje acerca de la respuesta de Dios a las repetidas rebeliones de su pueblo?

Según la Biblia, el amor y la justicia están indisolublemente ligados. La ira divina es la respuesta apropiada del amor contra el mal, porque el mal siempre hiere a alguien a quien Dios ama. No hay ningún caso en las Escrituras en el que Dios actúe arbitrariamente.

Y, aunque el pueblo de Dios lo abandonó y lo traicionó una y otra vez, él siguió a lo largo de los siglos concediéndole pacientemente una compasión que superaba todas las expectativas razonables Nehemías 9:7-33
RVR1960 7 Tú eres, oh Jehová, el Dios que escogiste a Abram, y lo sacaste de Ur de los caldeos, y le pusiste el nombre Abraham; 8 y hallaste fiel su corazón delante de ti, e hiciste pacto con él para darle la tierra del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del jebuseo y del gergeseo, para darla a su descendencia; y cumpliste tu palabra, porque eres justo. 9 Y miraste la aflicción de nuestros padres en Egipto, y oíste el clamor de ellos en el Mar Rojo; 10 e hiciste señales y maravillas contra Faraón, contra todos sus siervos, y contra todo el pueblo de su tierra, porque sabías que habían procedido con soberbia contra ellos; y te hiciste nombre grande, como en este día. 11 Dividiste el mar delante de ellos, y pasaron por medio de él en seco; y a sus perseguidores echaste en las profundidades, como una piedra en profundas aguas. 12 Con columna de nube los guiaste de día, y con columna de fuego de noche, para alumbrarles el camino por donde habían de ir. 13 Y sobre el monte de Sinaí descendiste, y hablaste con ellos desde el cielo, y les diste juicios rectos, leyes verdaderas, y estatutos y mandamientos buenos, 14 y les ordenaste el día de reposo santo para ti, y por mano de Moisés tu siervo les prescribiste mandamientos, estatutos y la ley. 15 Les diste pan del cielo en su hambre, y en su sed les sacaste aguas de la peña; y les dijiste que entrasen a poseer la tierra, por la cual alzaste tu mano y juraste que se la darías. 16 Mas ellos y nuestros padres fueron soberbios, y endurecieron su cerviz, y no escucharon tus mandamientos. 17 No quisieron oír, ni se acordaron de tus maravillas que habías hecho con ellos; antes endurecieron su cerviz, y en su rebelión pensaron poner caudillo para volverse a su servidumbre. Pero tú eres Dios que perdonas, clemente y piadoso, tardo para la ira, y grande en misericordia, porque no los abandonaste. 18 Además, cuando hicieron para sí becerro de fundición y dijeron: Este es tu Dios que te hizo subir de Egipto; y cometieron grandes abominaciones, 19 tú, con todo, por tus muchas misericordias no los abandonaste en el desierto. La columna de nube no se apartó de ellos de día, para guiarlos por el camino, ni de noche la columna de fuego, para alumbrarles el camino por el cual habían de ir. 20 Y enviaste tu buen Espíritu para enseñarles, y no retiraste tu maná de su boca, y agua les diste para su sed. 21 Los sustentaste cuarenta años en el desierto; de ninguna cosa tuvieron necesidad; sus vestidos no se envejecieron, ni se hincharon sus pies. 22 Y les diste reinos y pueblos, y los repartiste por distritos; y poseyeron la tierra de Sehón, la tierra del rey de Hesbón, y la tierra de Og rey de Basán. 23 Multiplicaste sus hijos como las estrellas del cielo, y los llevaste a la tierra de la cual habías dicho a sus padres que habían de entrar a poseerla. 24 Y los hijos vinieron y poseyeron la tierra, y humillaste delante de ellos a los moradores del país, a los cananeos, los cuales entregaste en su mano, y a sus reyes, y a los pueblos de la tierra, para que hiciesen de ellos como quisieran. 25 Y tomaron ciudades fortificadas y tierra fértil, y heredaron casas llenas de todo bien, cisternas hechas, viñas y olivares, y muchos árboles frutales; comieron, se saciaron, y se deleitaron en tu gran bondad. 26 Pero te provocaron a ira, y se rebelaron contra ti, y echaron tu ley tras sus espaldas, y mataron a tus profetas que protestaban contra ellos para convertirlos a ti, e hicieron grandes abominaciones. 27 Entonces los entregaste en mano de sus enemigos, los cuales los afligieron. Pero en el tiempo de su tribulación clamaron a ti, y tú desde los cielos los oíste; y según tu gran misericordia les enviaste libertadores para que los salvasen de mano de sus enemigos. 28 Pero una vez que tenían paz, volvían a hacer lo malo delante de ti, por lo cual los abandonaste en mano de sus enemigos que los dominaron; pero volvían y clamaban otra vez a ti, y tú desde los cielos los oías y según tus misericordias muchas veces los libraste. 29 Les amonestaste a que se volviesen a tu ley; mas ellos se llenaron de soberbia, y no oyeron tus mandamientos, sino que pecaron contra tus juicios, los cuales si el hombre hiciere, en ellos vivirá; se rebelaron, endurecieron su cerviz, y no escucharon. 30 Les soportaste por muchos años, y les testificaste con tu Espíritu por medio de tus profetas, pero no escucharon; por lo cual los entregaste en mano de los pueblos de la tierra. 31 Mas por tus muchas misericordias no los consumiste, ni los desamparaste; porque eres Dios clemente y misericordioso. 32 Ahora pues, Dios nuestro, Dios grande, fuerte, temible, que guardas el pacto y la misericordia, no sea tenido en poco delante de ti todo el sufrimiento que ha alcanzado a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros sacerdotes, a nuestros profetas, a nuestros padres y a todo tu pueblo, desde los días de los reyes de Asiria hasta este día. 33 Pero tú eres justo en todo lo que ha venido sobre nosotros; porque rectamente has hecho, mas nosotros hemos hecho lo malo. NTV 7 »Eres el Señor Dios, quien eligió a Abram y lo sacó de Ur de los caldeos y le dio un nuevo nombre, Abraham. 8 Cuando demostró ser fiel, hiciste un pacto con él para darle a él y a sus descendientes la tierra de los cananeos, de los hititas, de los amorreos, de los ferezeos, de los jebuseos y de los gergeseos; y has cumplido lo que prometiste, porque tú siempre eres fiel a tu palabra. 9 »Tú viste la miseria de nuestros antepasados en Egipto y escuchaste sus lamentos cuando estaban junto al mar Rojo. 10 Realizaste señales milagrosas y maravillas contra el faraón, sus funcionarios y su pueblo, porque tú sabías con cuánta arrogancia trataban a nuestros antepasados. Tú tienes una gloriosa reputación que jamás ha sido olvidada. 11 ¡Dividiste el mar para que tu pueblo pudiera cruzarlo por tierra seca! Luego arrojaste a sus perseguidores a las profundidades del mar. Se hundieron como piedras en aguas turbulentas. 12 Guiaste a nuestros antepasados mediante una columna de nube durante el día y una columna de fuego durante la noche para que pudieran encontrar el camino. 13 »Bajaste al monte Sinaí y les hablaste desde el cielo. Les diste ordenanzas e instrucciones justas, y decretos y mandatos buenos. 14 Les diste instrucciones acerca de tu sagrado día de descanso. Además, por medio de tu siervo Moisés, les ordenaste que obedecieran todos tus mandatos, decretos e instrucciones. 15 »Les diste pan del cielo cuando tenían hambre y agua de la roca cuando tenían sed. Les ordenaste que fueran y tomaran posesión de la tierra que habías jurado darles. 16 »Sin embargo, nuestros antepasados fueron arrogantes y tercos, y no prestaron ninguna atención a tus mandatos. 17 Se negaron a obedecerte y no se acordaron de los milagros que habías hecho a favor de ellos. En cambio, se pusieron tercos y nombraron a un líder para que los llevara de regreso a su esclavitud en Egipto; pero tú eres Dios de perdón, bondadoso y misericordioso, lento para enojarte y rico en amor inagotable. No los abandonaste, 18 ni siquiera cuando se hicieron un ídolo en forma de becerro y dijeron: “¡Este es tu dios que te sacó de Egipto!”. Cometieron terribles blasfemias. 19 »En tu gran misericordia no los abandonaste para que murieran en el desierto. La columna de nube todavía los guiaba de día, y la columna de fuego les mostraba el camino durante la noche. 20 Enviaste tu buen Espíritu para que les enseñara, y no dejaste de alimentarlos con maná del cielo ni de darles agua para su sed. 21 Durante cuarenta años los sustentaste en el desierto, y nada les faltó. ¡No se les desgastó la ropa, ni se les hincharon los pies! 22 »Luego ayudaste a nuestros antepasados a conquistar reinos y naciones, y colocaste a tu pueblo en todos los rincones de la tierra. Se apoderaron de la tierra del rey Sehón de Hesbón, y de la tierra del rey Og de Basán. 23 Hiciste que sus descendientes fueran tan numerosos como las estrellas del cielo y los llevaste a la tierra que habías prometido a sus antepasados. 24 »Entraron y tomaron posesión de la tierra. Tú sometiste naciones enteras delante de ellos. ¡Hasta los cananeos, que habitaban esa tierra, se sintieron impotentes! Tu pueblo pudo hacer lo que quiso con esas naciones y con sus reyes. 25 Nuestros antepasados conquistaron ciudades fortificadas y tierras fértiles. Se apoderaron de casas llenas de cosas buenas, con cisternas ya cavadas y viñedos y olivares, además de frutales en abundancia. De modo que comieron hasta saciarse y engordaron y disfrutaron de todas tus bendiciones. 26 »Sin embargo, a pesar de todo esto, fueron desobedientes y se rebelaron contra ti. Dieron la espalda a tu ley, mataron a tus profetas, quienes les advertían que volvieran a ti, y cometieron terribles blasfemias. 27 Así que los entregaste en manos de sus enemigos, quienes los hicieron sufrir; pero en sus momentos de angustia clamaron a ti, y desde el cielo los escuchaste. En tu gran misericordia, les enviaste libertadores que los rescataron de sus enemigos. 28 »No obstante, apenas tenían paz, volvían a cometer maldades ante tus ojos, y una vez más permitiste que sus enemigos los conquistaran. Sin embargo, cada vez que tu pueblo volvía y nuevamente clamaba a ti por ayuda, desde el cielo tú lo escuchabas una vez más. En tu maravillosa misericordia, los rescataste muchas veces. 29 »Les advertías que regresaran a tu ley, pero ellos se volvieron orgullosos y obstinados, y desobedecieron tus mandatos. No siguieron tus ordenanzas que dan vida a quienes las obedecen. Tercamente te dieron la espalda y se negaron a escuchar. 30 En tu amor fuiste paciente con ellos durante muchos años. Enviaste tu Espíritu, quien les advertía por medio de los profetas. ¡Pero aun así no quisieron escuchar! Entonces nuevamente permitiste que los pueblos de la tierra los conquistaran; 31 pero en tu gran misericordia no los destruiste por completo ni los abandonaste para siempre. ¡Qué Dios tan bondadoso y misericordioso eres tú! 32 »Ahora, Dios nuestro — Dios grande, poderoso y temible que cumple su pacto de amor inagotable — , no permitas que todas las privaciones que hemos sufrido te parezcan insignificantes. Grandes dificultades cayeron sobre nosotros, nuestros reyes, nuestros líderes, nuestros sacerdotes, nuestros profetas y nuestros antepasados — todo tu pueblo — , desde los días cuando los reyes de Asiria por primera vez nos vencieron hasta el día de hoy. 33 Cada vez que nos castigaste actuaste con justicia. Hemos pecado grandemente, y nos diste solo lo que merecíamos.
demostrando así la insondable profundidad de su compasión y su amor misericordioso. De hecho, según Salmos 78:38
RVR1960 38 Pero él, misericordioso, perdonaba la maldad, y no los destruía; Y apartó muchas veces su ira, Y no despertó todo su enojo. NTV 38 Sin embargo, él tuvo misericordia y perdonó sus pecados, y no los destruyó a todos. Muchas veces contuvo su enojo y no desató su furia.
«Él [Dios], misericordioso, perdonaba la maldad y no los destruía; apartó muchas veces su ira y no despertó todo su enojo».

Seguramente te has airado alguna vez por el mal hecho a otros. ¿Cómo te ayuda esa emoción a comprender mejor la ira de Dios contra el mal?

LUNES — Dios es lento en airarse

Dios se enoja ante el mal porque él es amor. Es tan compasivo y lleno de gracia que un profeta bíblico incluso llegó a reprocharle por ser demasiado misericordioso.

Considera la historia de Jonás y reflexiona acerca de su reacción ante el perdón compasivo de Dios para con los ninivitas en Jonás 4:1-4
RVR1960 1 Pero Jonás se apesadumbró en extremo, y se enojó. 2 Y oró a Jehová y dijo: Ahora, oh Jehová, ¿no es esto lo que yo decía estando aún en mi tierra? Por eso me apresuré a huir a Tarsis; porque sabía yo que tú eres Dios clemente y piadoso, tardo en enojarte, y de grande misericordia, y que te arrepientes del mal. 3 Ahora pues, oh Jehová, te ruego que me quites la vida; porque mejor me es la muerte que la vida. 4 Y Jehová le dijo: ¿Haces tú bien en enojarte tanto? NTV 1 Este cambio de planes molestó mucho a Jonás y se enfureció. 2 Entonces le reclamó al Señor: — Señor, ¿no te dije antes de salir de casa que tú harías precisamente esto? ¡Por eso hui a Tarsis! Sabía que tú eres un Dios misericordioso y compasivo, lento para enojarte y lleno de amor inagotable. Estás dispuesto a perdonar y no destruir a la gente. 3 ¡Quítame la vida ahora, Señor! Prefiero estar muerto y no vivo si lo que yo predije no sucederá. 4 El Señor le respondió: — ¿Te parece bien enojarte por esto?

¿Qué nos dice esto acerca de Jonás? Ver también Mateo 10:8
RVR1960 8 Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia. NTV 8 Sanen a los enfermos, resuciten a los muertos, curen a los que tienen lepra y expulsen a los demonios. ¡Den tan gratuitamente como han recibido!

La reacción de Jonás ante la misericordia de Dios es reveladora en dos aspectos principales. En primer lugar, muestra la dureza de corazón de Jonás. Odiaba tanto a los asirios por lo que habían hecho a Israel que no quería que Dios les mostrara misericordia.

¡Qué lección para nosotros! Debemos guardarnos de esta misma actitud, por comprensible que sea. De todas las personas, las que han recibido el beneficio de la gracia de Dios deberían reconocer cuán inmerecida es y, por lo tanto, estar dispuestas a mostrar misericordia a los demás.

En segundo lugar, la reacción de Jonás destaca cuán centrales son la compasión y la gracia de Dios en su carácter. Jonás estaba tan familiarizado con la misericordia de Dios que, precisamente porque es «clemente y piadoso, tardo en enojar[se] y de gran misericordia» Jonás 4:2
RVR1960 2 Y oró a Jehová y dijo: Ahora, oh Jehová, ¿no es esto lo que yo decía estando aún en mi tierra? Por eso me apresuré a huir a Tarsis; porque sabía yo que tú eres Dios clemente y piadoso, tardo en enojarte, y de grande misericordia, y que te arrepientes del mal. NTV 2 Entonces le reclamó al Señor: — Señor, ¿no te dije antes de salir de casa que tú harías precisamente esto? ¡Por eso hui a Tarsis! Sabía que tú eres un Dios misericordioso y compasivo, lento para enojarte y lleno de amor inagotable. Estás dispuesto a perdonar y no destruir a la gente.
sabía que el Señor suspendería su juicio contra Nínive. Dios trata con justicia y misericordia a todos los pueblos y las naciones.

La frase hebrea traducida como «tardo en enojarte», o «longánime», podría traducirse literalmente como «largo de nariz». En el idioma hebreo, la ira estaba asociada metafóricamente con la nariz, y la longitud de esta representaba metafóricamente el tiempo que tardaba uno en enojarse.

Por lo tanto, las referencias a Dios como «narigudo» pretenden transmitir la idea de que es paciente y lento en airarse. Mientras que los seres humanos no tardan en airarse, Dios es sumamente paciente y concede su gracia libre y abundantemente, pero sin justificar el pecado ni ser indiferente a la injusticia. Por el contrario, Dios mismo expía el pecado y el mal en la Cruz para ser justo y justificar a quienes creen en él Romanos 3:25-26
RVR1960 25 a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, 26 con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús. NTV 25 Pues Dios ofreció a Jesús como el sacrificio por el pecado. Las personas son declaradas justas a los ojos de Dios cuando creen que Jesús sacrificó su vida al derramar su sangre. Ese sacrificio muestra que Dios actuó con justicia cuando se contuvo y no castigó a los que pecaron en el pasado, 26 porque miraba hacia el futuro y de ese modo los incluiría en lo que llevaría a cabo en el tiempo presente. Dios hizo todo eso para demostrar su justicia, porque él mismo es justo e imparcial, y a los pecadores los hace justos a sus ojos cuando creen en Jesús.

¿Dejaste alguna vez de mostrar misericordia a alguien que te ofendió? ¿Cómo puedes recordar mejor lo que Dios ha hecho por ti para que así seas más misericordioso con los demás en respuesta a la abundante gracia que Dios te ha mostrado? Por otra parte, ¿cómo podemos hacer esto, mostrar misericordia y gracia, pero sin dar licencia al pecado o permitir el abuso o la opresión?

MARTES — Indignación justa

Aunque hay muchas formas inapropiadas de la ira, la Biblia también enseña que existe la «justa indignación».

Imaginemos a una madre que observa a su hija de tres años jugando en el parque y que es atacada de pronto por un hombre. ¿No debería airarse? Por supuesto que sí. La ira es la respuesta apropiada del amor en tal circunstancia. Este ejemplo nos ayuda a entender la «justa indignación» de Dios.

Lee Mateo 21:12-13
RVR1960 (Mr. 11.
15-19; Lc. 19.
45-48; Jn. 2.
13-22) 12 Y entró Jesús en el templo de Dios, y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el templo, y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas; 13 y les dijo: Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.
NTV 12 Jesús entró en el templo y comenzó a echar a todos los que compraban y vendían animales para el sacrificio. Volcó las mesas de los cambistas y las sillas de los que vendían palomas. 13 Les dijo: «Las Escrituras declaran: “Mi templo será llamado casa de oración”, ¡pero ustedes lo han convertido en una cueva de ladrones! ».
Juan 2:14-15
RVR1960 14 y halló en el templo a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas allí sentados. 15 Y haciendo un azote de cuerdas, echó fuera del templo a todos, y las ovejas y los bueyes; y esparció las monedas de los cambistas, y volcó las mesas; NTV 14 Vio que en la zona del templo había unos comerciantes que vendían ganado, ovejas y palomas para los sacrificios; vio a otros que estaban en sus mesas cambiando dinero extranjero. 15 Jesús se hizo un látigo con unas cuerdas y expulsó a todos del templo. Echó las ovejas y el ganado, arrojó por el suelo las monedas de los cambistas y les volteó las mesas.

¿Qué nos dice la reacción de Jesús ante la forma indebida en que era utilizado el Templo acerca del enojo divino en respuesta al mal?

En estos casos, Jesús muestra el «celo piadoso» de la justa indignación contra quienes trataban el Templo de Dios como algo vulgar y lo habían convertido en una «cueva de ladrones» para aprovecharse de las viudas, los huérfanos y los pobres Mateo 21:13
RVR1960 13 y les dijo: Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones. NTV 13 Les dijo: «Las Escrituras declaran: “Mi templo será llamado casa de oración”, ¡pero ustedes lo han convertido en una cueva de ladrones! ».
compara con Juan 2:16
RVR1960 16 y dijo a los que vendían palomas: Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre casa de mercado. NTV 16 Luego se dirigió a los que vendían palomas y les dijo: «Saquen todas esas cosas de aquí. ¡Dejen de convertir la casa de mi Padre en un mercado! ».
El Templo y los servicios religiosos celebrados en él, que se suponía debían tipificar el perdón misericordioso de Dios y su obra para limpiar a los pecadores de sus pecados, estaban siendo utilizados para engañar y oprimir a algunos de los más vulnerables. Era lógico que Jesús se airara a causa de esa abominación.

Marcos 10:13-14
RVR1960 (Mt. 19.
13-15; Lc. 18.
15-17) 13 Y le presentaban niños para que los tocase; y los discípulos reprendían a los que los presentaban. 14 Viéndolo Jesús, se indignó, y les dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios.
NTV 13 Cierto día, algunos padres llevaron a sus niños a Jesús para que los tocara y los bendijera, pero los discípulos regañaron a los padres por molestarlo. 14 Cuando Jesús vio lo que sucedía, se enojó con sus discípulos y les dijo: «Dejen que los niños vengan a mí. ¡No los detengan! Pues el reino de Dios pertenece a los que son como estos niños.
Marcos 3:4-5
RVR1960 4 Y les dijo: ¿Es lícito en los días de reposo hacer bien, o hacer mal; salvar la vida, o quitarla? Pero ellos callaban. 5 Entonces, mirándolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y la mano le fue restaurada sana. NTV 4 Luego se dirigió a sus acusadores y les preguntó: «¿Permite la ley hacer buenas acciones en el día de descanso o es un día para hacer el mal? ¿Es un día para salvar la vida o para destruirla? ». Pero ellos no quisieron contestarle. 5 Jesús miró con enojo a los que lo rodeaban, profundamente entristecido por la dureza de su corazón. Entonces le dijo al hombre: «Extiende la mano». Así que el hombre la extendió, ¡y la mano quedó restaurada!
ofrecen más ejemplos de su justa indignación. Cuando la gente traía niños pequeños a él y los discípulos reprendían a quienes los traían, Jesús «se enojó»; literalmente, «se indignó». Les dijo: «Dejad a los niños venir a mí» Marcos 10:13-14
RVR1960 (Mt. 19.
13-15; Lc. 18.
15-17) 13 Y le presentaban niños para que los tocase; y los discípulos reprendían a los que los presentaban. 14 Viéndolo Jesús, se indignó, y les dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios.
NTV 13 Cierto día, algunos padres llevaron a sus niños a Jesús para que los tocara y los bendijera, pero los discípulos regañaron a los padres por molestarlo. 14 Cuando Jesús vio lo que sucedía, se enojó con sus discípulos y les dijo: «Dejen que los niños vengan a mí. ¡No los detengan! Pues el reino de Dios pertenece a los que son como estos niños.

En otra ocasión, cuando los fariseos esperaban que Jesús sanara a alguien para acusarlo de quebrantar el sábado, el Señor les preguntó: «¿Es lícito en los sábados hacer bien, o hacer mal; salvar la vida, o quitarla?» Marcos 3:4
RVR1960 4 Y les dijo: ¿Es lícito en los días de reposo hacer bien, o hacer mal; salvar la vida, o quitarla? Pero ellos callaban. NTV 4 Luego se dirigió a sus acusadores y les preguntó: «¿Permite la ley hacer buenas acciones en el día de descanso o es un día para hacer el mal? ¿Es un día para salvar la vida o para destruirla? ». Pero ellos no quisieron contestarle.
«Los miró con enojo y tristeza, al ver la dureza de sus corazones» y procedió a curar al hombre Marcos 3:5
RVR1960 5 Entonces, mirándolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y la mano le fue restaurada sana. NTV 5 Jesús miró con enojo a los que lo rodeaban, profundamente entristecido por la dureza de su corazón. Entonces le dijo al hombre: «Extiende la mano». Así que el hombre la extendió, ¡y la mano quedó restaurada!
La ira de Cristo se asocia aquí con el dolor por la dureza de ellos; es la justa ira del amor, la misma atribuida a Dios en el Antiguo Testamento. ¿Cómo podría el amor no sentirse molesto por el mal, especialmente cuando este hiere a quienes son objeto de ese amor?

¿Cómo podemos cuidarnos de justificar la ira egoísta como si fuera «justa indignación»? ¿Por qué es tan fácil cometer ese error y cómo podemos protegernos de esa trampa sutil pero real?

MIERCOLES — Dios no se complace en afligir

A lo largo de la Biblia, Dios muestra repetidamente su pasión en favor de los oprimidos y su correspondiente justa indignación contra los victimarios y opresores. Si no existiera el mal, Dios no se enfadaría. Su ira se expresa solo y siempre contra lo que daña a su Creación.

Según Lamentaciones 3:32-33
RVR1960 32 Antes si aflige, también se compadece según la multitud de sus misericordias; 33 Porque no aflige ni entristece voluntariamente a los hijos de los hombres. NTV 32 Aunque trae dolor, también muestra compasión debido a la grandeza de su amor inagotable. 33 Pues él no se complace en herir a la gente o en causarles dolor.
Dios no se complace en afligir (literalmente, Dios no aflige «de corazón»). No quiere dañar a los malhechores, pero el amor exige justicia.

Esta verdad es ejemplificada por el reiterado perdón concedido por Dios a su pueblo y por las repetidas oportunidades que le dio de arrepentirse y reconciliarse con él. Por medio de los profetas, Dios llamó una y otra vez a su pueblo, pero este se negó a escuchar ver Jeremías 35:14-17
RVR1960 14 Fue firme la palabra de Jonadab hijo de Recab, el cual mandó a sus hijos que no bebiesen vino, y no lo han bebido hasta hoy, por obedecer al mandamiento de su padre; y yo os he hablado a vosotros desde temprano y sin cesar, y no me habéis oído. 15 Y envié a vosotros todos mis siervos los profetas, desde temprano y sin cesar, para deciros: Volveos ahora cada uno de vuestro mal camino, y enmendad vuestras obras, y no vayáis tras dioses ajenos para servirles, y viviréis en la tierra que di a vosotros y a vuestros padres; mas no inclinasteis vuestro oído, ni me oísteis. 16 Ciertamente los hijos de Jonadab hijo de Recab tuvieron por firme el mandamiento que les dio su padre; pero este pueblo no me ha obedecido. 17 Por tanto, así ha dicho Jehová Dios de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí traeré yo sobre Judá y sobre todos los moradores de Jerusalén todo el mal que contra ellos he hablado; porque les hablé, y no oyeron; los llamé, y no han respondido. NTV 14 Los recabitas no beben vino hasta el día de hoy porque su antepasado Jonadab les dijo que no; pero yo les hablé a ustedes una y otra vez y se negaron a obedecerme. 15 Vez tras vez les envié profetas que decían: ‘Apártense de su conducta perversa y comiencen a hacer lo que es correcto. Dejen de rendir culto a otros dioses para que vivan en paz aquí en la tierra que les di a ustedes y a sus antepasados’; pero ustedes no querían escucharme ni obedecerme. 16 Los descendientes de Jonadab, hijo de Recab, han obedecido a su antepasado en todo, pero ustedes rehusaron escucharme”. 17 »Por lo tanto, esto dice el Señor Dios de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: “Dado que ustedes se niegan a escuchar o a responder cuando llamo, enviaré sobre Judá y Jerusalén todos los desastres con que los amenacé”».
Salmos 81:11-14
RVR1960 11 Pero mi pueblo no oyó mi voz, E Israel no me quiso a mí. 12 Los dejé, por tanto, a la dureza de su corazón; Caminaron en sus propios consejos. 13 ¡Oh, si me hubiera oído mi pueblo, Si en mis caminos hubiera andado Israel! 14 En un momento habría yo derribado a sus enemigos, Y vuelto mi mano contra sus adversarios. NTV 11 »Pero no, mi pueblo no quiso escuchar; Israel no quiso que estuviera cerca. 12 Así que dejé que siguiera sus tercos deseos y que viviera según sus propias ideas. 13 ¡Oh, si mi pueblo me escuchara! ¡Oh, si Israel me siguiera y caminara por mis senderos! 14 ¡Qué rápido sometería a sus adversarios! ¡Qué pronto pondría mis manos sobre sus enemigos!

Lee Esdras 5:12
RVR1960 12 Mas después que nuestros padres provocaron a ira al Dios de los cielos, él los entregó en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, caldeo, el cual destruyó esta casa y llevó cautivo al pueblo a Babilonia. NTV 12 No obstante, debido a que nuestros antepasados hicieron enojar al Dios del cielo, él los entregó en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, quien destruyó el templo y desterró al pueblo a Babilonia.
y compáralo con Jeremías 51:24-25
RVR1960 24 Y pagaré a Babilonia y a todos los moradores de Caldea, todo el mal que ellos hicieron en Sion delante de vuestros ojos, dice Jehová. 25 He aquí yo estoy contra ti, oh monte destruidor, dice Jehová, que destruiste toda la tierra; y extenderé mi mano contra ti, y te haré rodar de las peñas, y te reduciré a monte quemado. NTV 24 »Le daré a Babilonia y a sus habitantes el pago que se merecen por todo el mal que le hizo a mi pueblo en Jerusalén», dice el Señor. 25 «¡Mira, oh poderosa montaña, destructora de la tierra! Yo soy tu enemigo — dice el Señor — . Levantaré mi puño contra ti, para derribarte desde las cumbres. Cuando termine contigo, no serás más que un montón de escombros quemados.
Jeremías 51:44
RVR1960 44 Y juzgaré a Bel en Babilonia, y sacaré de su boca lo que se ha tragado; y no vendrán más naciones a él, y el muro de Babilonia caerá. NTV 44 Entonces yo castigaré a Bel, el dios de Babilonia, y haré que vomite todo lo que se comió. Nunca más las naciones vendrán a rendirle culto. ¡La muralla de Babilonia ha caído!

¿Qué enseñan estos textos acerca del juicio divino que sobrevino a Jerusalén por medio de los babilonios? Ver también 2 Crónicas 36:16
RVR1960 16 Mas ellos hacían escarnio de los mensajeros de Dios, y menospreciaban sus palabras, burlándose de sus profetas, hasta que subió la ira de Jehová contra su pueblo, y no hubo ya remedio. NTV 16 Sin embargo, el pueblo se mofaba de estos mensajeros de Dios y despreciaba sus palabras. Se burlaron con desprecio de los profetas hasta que el enojo del Señor no pudo ser contenido y ya no se podía hacer nada.

Según Esdras  5, después de que el pueblo provocara persistente e impenitentemente la ira de Dios, el Señor acabó por retirarse y «entregó» al pueblo «en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia» Esdras 5:12
RVR1960 12 Mas después que nuestros padres provocaron a ira al Dios de los cielos, él los entregó en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, caldeo, el cual destruyó esta casa y llevó cautivo al pueblo a Babilonia. NTV 12 No obstante, debido a que nuestros antepasados hicieron enojar al Dios del cielo, él los entregó en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, quien destruyó el templo y desterró al pueblo a Babilonia.
Pero Dios lo hizo solamente después de que «ya no hubo remedio» 2 Crónicas 36:16
RVR1960 16 Mas ellos hacían escarnio de los mensajeros de Dios, y menospreciaban sus palabras, burlándose de sus profetas, hasta que subió la ira de Jehová contra su pueblo, y no hubo ya remedio. NTV 16 Sin embargo, el pueblo se mofaba de estos mensajeros de Dios y despreciaba sus palabras. Se burlaron con desprecio de los profetas hasta que el enojo del Señor no pudo ser contenido y ya no se podía hacer nada.
y más tarde juzgó a Babilonia por la devastación excesiva que infligió a Judá Jeremías 51:24
RVR1960 24 Y pagaré a Babilonia y a todos los moradores de Caldea, todo el mal que ellos hicieron en Sion delante de vuestros ojos, dice Jehová. NTV 24 »Le daré a Babilonia y a sus habitantes el pago que se merecen por todo el mal que le hizo a mi pueblo en Jerusalén», dice el Señor.
Jeremías 51:25-44
RVR1960 25 He aquí yo estoy contra ti, oh monte destruidor, dice Jehová, que destruiste toda la tierra; y extenderé mi mano contra ti, y te haré rodar de las peñas, y te reduciré a monte quemado. 26 Y nadie tomará de ti piedra para esquina, ni piedra para cimiento; porque perpetuo asolamiento serás, ha dicho Jehová. 27 Alzad bandera en la tierra, tocad trompeta en las naciones, preparad pueblos contra ella; juntad contra ella los reinos de Ararat, de Mini y de Askenaz; señalad contra ella capitán, haced subir caballos como langostas erizadas. 28 Preparad contra ella naciones; los reyes de Media, sus capitanes y todos sus príncipes, y todo territorio de su dominio. 29 Temblará la tierra, y se afligirá; porque es confirmado contra Babilonia todo el pensamiento de Jehová, para poner la tierra de Babilonia en soledad, para que no haya morador en ella. 30 Los valientes de Babilonia dejaron de pelear, se encerraron en sus fortalezas; les faltaron las fuerzas, se volvieron como mujeres; incendiadas están sus casas, rotos sus cerrojos. 31 Correo se encontrará con correo, mensajero se encontrará con mensajero, para anunciar al rey de Babilonia que su ciudad es tomada por todas partes. 32 Los vados fueron tomados, y los baluartes quemados a fuego, y se consternaron los hombres de guerra. 33 Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: La hija de Babilonia es como una era cuando está de trillar; de aquí a poco le vendrá el tiempo de la siega. 34 Me devoró, me desmenuzó Nabucodonosor rey de Babilonia, y me dejó como vaso vacío; me tragó como dragón, llenó su vientre de mis delicadezas, y me echó fuera. 35 Sobre Babilonia caiga la violencia hecha a mí y a mi carne, dirá la moradora de Sion; y mi sangre caiga sobre los moradores de Caldea, dirá Jerusalén. 36 Por tanto, así ha dicho Jehová: He aquí que yo juzgo tu causa y haré tu venganza; y secaré su mar, y haré que su corriente quede seca. 37 Y será Babilonia montones de ruinas, morada de chacales, espanto y burla, sin morador. 38 Todos a una rugirán como leones; como cachorros de leones gruñirán. 39 En medio de su calor les pondré banquetes, y haré que se embriaguen, para que se alegren, y duerman eterno sueño y no despierten, dice Jehová. 40 Los haré traer como corderos al matadero, como carneros y machos cabríos. 41 ¡Cómo fue apresada Babilonia, y fue tomada la que era alabada por toda la tierra! ¡Cómo vino a ser Babilonia objeto de espanto entre las naciones! 42 Subió el mar sobre Babilonia; de la multitud de sus olas fue cubierta. 43 Sus ciudades fueron asoladas, la tierra seca y desierta, tierra en que no morará nadie, ni pasará por ella hijo de hombre. 44 Y juzgaré a Bel en Babilonia, y sacaré de su boca lo que se ha tragado; y no vendrán más naciones a él, y el muro de Babilonia caerá. NTV 25 «¡Mira, oh poderosa montaña, destructora de la tierra! Yo soy tu enemigo — dice el Señor — . Levantaré mi puño contra ti, para derribarte desde las cumbres. Cuando termine contigo, no serás más que un montón de escombros quemados. 26 Para siempre quedarás desolada; aun tus piedras no volverán a usarse para construir. Te aniquilarán por completo», dice el Señor. 27 Levanten una bandera de señales a las naciones. ¡Hagan sonar el grito de guerra! Movilicen a todas contra Babilonia. ¡Prepárenlas para luchar contra ella! Convoquen a los ejércitos de Ararat, Mini y Askenaz. ¡Nombren a un comandante y traigan una multitud de caballos como una nube de langostas! 28 Levanten contra ella a los ejércitos de las naciones dirigidos por los reyes de Media y por todos sus capitanes y oficiales. 29 La tierra tiembla y se retuerce de dolor, porque todos los planes del Señor contra Babilonia no han cambiado. Babilonia quedará desolada, sin un solo habitante. 30 Sus guerreros más poderosos ya no luchan más. Permanecen en sus cuarteles, sin valentía; se volvieron como mujeres. Los invasores quemaron las casas y derribaron las puertas de la ciudad. 31 Las noticias se transmiten de un mensajero al otro, al paso que los mensajeros se apuran a avisarle al rey que la ciudad ha sido tomada. 32 Se han cortado todas las rutas de fuga. Los pantanos están en llamas y el ejército se llenó de pánico. 33 Esto dice el Señor de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: «Babilonia es como el trigo en el campo de trillar a punto de ser pisoteado. Dentro de poco, comenzará la cosecha». 34 «Nabucodonosor, rey de Babilonia, nos devoró, nos aplastó y nos dejó sin fuerzas. Nos tragó como un gran monstruo y llenó su barriga con nuestras riquezas. Nos echó de nuestro propio país. 35 Hagan que Babilonia sufra como nos hizo sufrir a nosotros — dice la gente de Sion — . Hagan que el pueblo de Babilonia pague por derramar nuestra sangre», dice Jerusalén. 36 Esto dice el Señor a Jerusalén: «Yo seré tu abogado para defender tu causa y te vengaré. Secaré su río, tal como sus fuentes de agua, 37 y Babilonia se convertirá en un montón de ruinas, frecuentada por chacales. Será objeto de horror y menosprecio, un lugar donde no vive nadie. 38 Sus habitantes rugirán juntos como leones fuertes; gruñirán como cachorros de león. 39 Y mientras estén sonrojados por el vino, les prepararé otra clase de banquete. Los haré beber hasta que se duerman y nunca se despertarán — dice el Señor — . 40 Los llevaré como a corderos al matadero, como a carneros y chivos para el sacrificio. 41 »¡Cómo ha caído Babilonia, la gran Babilonia, aclamada en toda la tierra! Ahora se ha convertido en objeto de horror entre las naciones. 42 El mar ha subido sobre Babilonia; está cubierta por las violentas olas. 43 Sus ciudades ahora quedan en ruinas; es una árida tierra baldía donde no vive nadie, ni nadie pasa por allí. 44 Entonces yo castigaré a Bel, el dios de Babilonia, y haré que vomite todo lo que se comió. Nunca más las naciones vendrán a rendirle culto. ¡La muralla de Babilonia ha caído!
compara con Zacarías 1:15
RVR1960 15 Y estoy muy airado contra las naciones que están reposadas; porque cuando yo estaba enojado un poco, ellos agravaron el mal. NTV 15 Sin embargo, estoy muy enojado con las otras naciones que ahora disfrutan de paz y seguridad. Solo me enojé un poco con mi pueblo, pero las naciones le causaron mucho más daño del que me proponía.

Muchos otros juicios que las Escrituras describen como desencadenados por Dios se explican como casos en los que él «entrega» al pueblo a sus enemigos Jueces 2:13-14
RVR1960 13 Y dejaron a Jehová, y adoraron a Baal y a Astarot. 14 Y se encendió contra Israel el furor de Jehová, el cual los entregó en manos de robadores que los despojaron, y los vendió en mano de sus enemigos de alrededor; y no pudieron ya hacer frente a sus enemigos. NTV 13 Abandonaron al Señor para servir a Baal y a las imágenes de Astoret, 14 lo cual hizo que el Señor ardiera de enojo contra Israel y que los entregara en manos de saqueadores, quienes les robaron sus posesiones. Los vendió a los enemigos que tenían a su alrededor, y ya no podían vencerlos.
Salmos 106:41-42
RVR1960 41 Los entregó en poder de las naciones, Y se enseñorearon de ellos los que les aborrecían. 42 Sus enemigos los oprimieron, Y fueron quebrantados debajo de su mano. NTV 41 Los entregó a las naciones paganas y quedaron bajo el gobierno de quienes los odiaban. 42 Sus enemigos los aplastaron y los sometieron a su cruel poder.
en respuesta a la decisión del pueblo de abandonar al Señor y servir a los «dioses» de las naciones Deuteronomio 29:24-26
RVR1960 24 más aún, todas las naciones dirán: ¿Por qué hizo esto Jehová a esta tierra? ¿Qué significa el ardor de esta gran ira? 25 Y responderán: Por cuanto dejaron el pacto de Jehová el Dios de sus padres, que él concertó con ellos cuando los sacó de la tierra de Egipto, 26 y fueron y sirvieron a dioses ajenos, y se inclinaron a ellos, dioses que no conocían, y que ninguna cosa les habían dado. NTV 24 »Todas las naciones vecinas preguntarán: “¿Por qué el Señor afligió así a esa tierra? ¿Por qué se enojó tanto?”. 25 »Y la respuesta será: “Sucedió porque el pueblo de esa tierra abandonó el pacto que el Señor, Dios de sus antepasados, hizo con ellos cuando los sacó de la tierra de Egipto. 26 En cambio, se apartaron de él para servir y rendir culto a dioses que no conocían, dioses que no provenían del Señor.
Jueces 10:6-16
RVR1960 6 Pero los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová, y sirvieron a los baales y a Astarot, a los dioses de Siria, a los dioses de Sidón, a los dioses de Moab, a los dioses de los hijos de Amón y a los dioses de los filisteos; y dejaron a Jehová, y no le sirvieron. 7 Y se encendió la ira de Jehová contra Israel, y los entregó en mano de los filisteos, y en mano de los hijos de Amón; 8 los cuales oprimieron y quebrantaron a los hijos de Israel en aquel tiempo dieciocho años, a todos los hijos de Israel que estaban al otro lado del Jordán en la tierra del amorreo, que está en Galaad. 9 Y los hijos de Amón pasaron el Jordán para hacer también guerra contra Judá y contra Benjamín y la casa de Efraín, y fue afligido Israel en gran manera. 10 Entonces los hijos de Israel clamaron a Jehová, diciendo: Nosotros hemos pecado contra ti; porque hemos dejado a nuestro Dios, y servido a los baales. 11 Y Jehová respondió a los hijos de Israel: ¿No habéis sido oprimidos de Egipto, de los amorreos, de los amonitas, de los filisteos, 12 de los de Sidón, de Amalec y de Maón, y clamando a mí no os libré de sus manos? 13 Mas vosotros me habéis dejado, y habéis servido a dioses ajenos; por tanto, yo no os libraré más. 14 Andad y clamad a los dioses que os habéis elegido; que os libren ellos en el tiempo de vuestra aflicción. 15 Y los hijos de Israel respondieron a Jehová: Hemos pecado; haz tú con nosotros como bien te parezca; solo te rogamos que nos libres en este día. 16 Y quitaron de entre sí los dioses ajenos, y sirvieron a Jehová; y él fue angustiado a causa de la aflicción de Israel. NTV 6 Una vez más, los israelitas hicieron lo malo a los ojos del Señor. Sirvieron a las imágenes de Baal y de Astoret, y a los dioses de Aram, de Sidón, de Moab, de Amón y de Filistea. Abandonaron al Señor y dejaron de servirle por completo. 7 Entonces el Señor ardió de enojo contra los israelitas y los entregó en manos de los filisteos y los amonitas, 8 quienes comenzaron a oprimirlos ese mismo año. Durante dieciocho años oprimieron a los israelitas que vivían al oriente del río Jordán, en la tierra de los amorreos (es decir, Galaad). 9 Los amonitas también cruzaron al lado occidental del Jordán y atacaron a Judá, a Benjamín y a Efraín. Los israelitas estaban muy angustiados. 10 Finalmente clamaron al Señor por ayuda y dijeron: — Hemos pecado contra ti, porque te hemos abandonado como nuestro Dios para servir a las imágenes de Baal. 11 El Señor respondió: — ¿Acaso no los rescaté yo de los egipcios, los amorreos, los amonitas, los filisteos, 12 los sidonios, los amalecitas y los maonitas? Cuando ellos los oprimían, ustedes clamaban a mí por ayuda, y yo los rescataba. 13 Sin embargo, ustedes me abandonaron y sirvieron a otros dioses. Así que ya no los rescataré más. 14 ¡Vayan a clamar a los dioses que han escogido! ¡Que los rescaten ellos de este momento de angustia! 15 Pero los israelitas rogaron al Señor diciendo: — Hemos pecado. Castíganos como bien te parezca, pero rescátanos hoy de nuestros enemigos. 16 Entonces los israelitas dejaron los dioses ajenos para servir al Señor, y él se entristeció a causa del sufrimiento que experimentaban.
La ira de Dios contra el mal, que finalmente culminará en su erradicación, procede de su amor por todos y de su deseo del bien final del universo, que a su vez está en juego en toda la cuestión del pecado, la rebelión y el mal.

¿Cómo influye en tu comprensión de la ira divina el hecho de que Dios no desea condenar a nadie? Si Dios es lento en airarse, ¿no deberíamos ser más pacientes y magnánimos con los que nos rodean? ¿Cómo podemos hacerlo sin dejar de proteger a las víctimas de las malas acciones?

JUEVES — Mostrar compasión

Aunque la ira divina es algo «terrible», de ningún modo es inmoral o contraria al amor. Al contrario, en el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, Dios expresa su ira contra el mal a causa de su amor. La ira divina es terrible debido a la naturaleza insidiosa del mal en contraste con la pura bondad y el esplendor de Dios.

En este sentido, el amor, no la ira, es esencial para Dios. Donde no hay maldad ni injusticia, no hay ira. En última instancia, la acción más amorosa de Dios, consistente en erradicar el mal del universo, también hará desaparecer la ira y el enojo, pues la injusticia y la maldad dejarán de existir para siempre. Solo la dicha y la justicia existirán por la eternidad como resultado de una relación de amor perfecta. Nunca más habrá ira divina porque nunca más habrá necesidad de ella. ¡Qué pensamiento tan maravilloso!

A algunos les preocupa que la ira divina pueda interpretarse involuntariamente como una licencia para la venganza humana.

Lee Deuteronomio 32:35
RVR1960 35 Mía es la venganza y la retribución; A su tiempo su pie resbalará, Porque el día de su aflicción está cercano, Y lo que les está preparado se apresura. NTV 35 Yo tomaré venganza; yo les pagaré lo que se merecen. A su debido tiempo, sus pies resbalarán. Les llegará el día de la calamidad, y su destino los alcanzará”.
Proverbios 20:22
RVR1960 22 No digas: Yo me vengaré; Espera a Jehová, y él te salvará. NTV 22 No digas: «Me voy a vengar de este mal»; espera a que el Señor se ocupe del asunto.
Proverbios 24:29
RVR1960 29 No digas: Como me hizo, así le haré; Daré el pago al hombre según su obra. NTV 29 No digas: «¡Ahora me voy a vengar de lo que me hicieron! ¡Me desquitaré con ellos! ».
Romanos 12:17-21
RVR1960 17 No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. 18 Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. 19 No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. 20 Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. 21 No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal. NTV 17 Nunca devuelvan a nadie mal por mal. Compórtense de tal manera que todo el mundo vea que ustedes son personas honradas. 18 Hagan todo lo posible por vivir en paz con todos. 19 Queridos amigos, nunca tomen venganza. Dejen que se encargue la justa ira de Dios. Pues dicen las Escrituras: «Yo tomaré venganza; yo les pagaré lo que se merecen», dice el Señor. 20 En cambio, «Si tus enemigos tienen hambre, dales de comer. Si tienen sed, dales de beber. Al hacer eso, amontonarás carbones encendidos de vergüenza sobre su cabeza». 21 No dejen que el mal los venza, más bien venzan el mal haciendo el bien.
Hebreos 10:30
RVR1960 30 Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. NTV 30 Pues conocemos al que dijo: «Yo tomaré venganza; yo les pagaré lo que se merecen». También dijo: «El Señor juzgará a su propio pueblo».

¿Cómo nos protegen estos textos contra la tentación de vengarnos?

Según las Escrituras, Dios tiene derecho a dictar sentencia y siempre lo hace con perfecta justicia. Tanto el Antiguo Testamento como el Nuevo Testamento reservan explícitamente la venganza a Dios. Como escribe Pablo en Romanos 12:19
RVR1960 19 No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. (A) NTV 19 Queridos amigos, nunca tomen venganza. Dejen que se encargue la justa ira de Dios. Pues dicen las Escrituras: «Yo tomaré venganza; yo les pagaré lo que se merecen», dice el Señor.
citando Deuteronomio 32:35
RVR1960 35 Mía es la venganza y la retribución; A su tiempo su pie resbalará, Porque el día de su aflicción está cercano, Y lo que les está preparado se apresura. NTV 35 Yo tomaré venganza; yo les pagaré lo que se merecen. A su debido tiempo, sus pies resbalarán. Les llegará el día de la calamidad, y su destino los alcanzará”.
«No busquemos vengarnos, amados míos. Mejor dejemos que actúe la ira de Dios, porque está escrito: “Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor”» (RVC).

Si bien Dios es quien termina juzgando la injusticia y el mal, Cristo ha abierto un camino para todos los que creen en él. De hecho, Jesús es quien «nos libra de la ira venidera» 1 Tesalonicenses 1:10
RVR1960 10 y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera. NTV 10 También comentan cómo ustedes esperan con ansias la venida, desde el cielo, del Hijo de Dios, Jesús, a quien Dios levantó de los muertos. Él es quien nos rescató de los horrores del juicio venidero.
compara con Romanos 5:8-9
RVR1960 8 Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. 9 Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira. NTV 8 pero Dios mostró el gran amor que nos tiene al enviar a Cristo a morir por nosotros cuando todavía éramos pecadores. 9 Entonces, ya que hemos sido hechos justos a los ojos de Dios por la sangre de Cristo, con toda seguridad él nos salvará de la condenación de Dios.
Esto está de acuerdo con el plan de Dios: «Dios no nos ha puesto para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo» 1 Tesalonicenses 5:9
RVR1960 9 Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, NTV 9 Pues Dios escogió salvarnos por medio de nuestro Señor Jesucristo y no derramar su enojo sobre nosotros.
La ira divina no queda anulada, pero quienes tienen fe en Jesús serán liberados de ella gracias a Cristo.

¿De qué manera la expiación de Cristo ha preservado la justicia a la vez que nos ha librado de la ira? Puesto que se ha hecho esa provisión para cada uno de nosotros a pesar de nuestros defectos, ¿cuánto más misericordiosos deberíamos ser con los demás?

VIERNES - Para Estudiar y Meditar

Lee el capítulo titulado «La idolatría en el Sinaí» en las páginas 287 a 300 del libro Patriarcas y profetas, de Elena G. de White.

En el contexto del pecado del becerro de oro, Elena G. de White escribió:

«Los israelitas eran culpables de haber traicionado a un Rey que los había colmado de beneficios, y cuya autoridad se habían comprometido voluntariamente a obedecer. Para que el gobierno divino pudiera ser mantenido, debía hacerse justicia con los traidores. Sin embargo, aun entonces se manifestó la misericordia de Dios. Mientras sostenía el rigor de su Ley, les concedió libertad para elegir y oportunidad para que todos se arrepintieran. Únicamente fueron exterminados los que persistieron en la rebelión.

»Era necesario castigar ese pecado para atestiguar ante las naciones circunvecinas cuánto desagrada a Dios la idolatría. Al hacer justicia en los culpables, Moisés, como instrumento de Dios, debía dejar escrita una solemne y pública protesta contra el crimen cometido. Como en lo sucesivo los israelitas debían condenar la idolatría de las tribus vecinas, sus enemigos podrían acusarlos de que, teniendo como Dios a Jehová, habían hecho un becerro y lo habían adorado en Horeb. Cuando así ocurriera, aunque obligado a reconocer la verdad vergonzosa, Israel podría señalar la terrible suerte que corrieron los transgresores, como evidencia de que su pecado no había sido sancionado ni disculpado.

»El amor, no menos que la justicia, exigía que este pecado fuera castigado [...]. Por obra de la misericordia de Dios miles de personas sufrieron para evitar la necesidad de castigar a millones. Para salvar a muchos, había que castigar a los pocos» (Elena G. de White, Patriarcas y profetas, pp. 294, 295).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

PREGUNTA 1

¿Por qué crees que tantas personas tienen dificultades con el concepto de la ira divina? ¿Qué te ayuda a entender ese concepto?

PREGUNTA 2

¿Qué problemas surgen siempre que las personas procuran vengarse, pero que nunca ocurren cuando la venganza es dejada en manos de Dios?

PREGUNTA 3

¿De qué manera el juicio de Dios contra Israel después de la rebelión del becerro de oro fue también un ejemplo de la misericordia divina? ¿Qué otros ejemplos bíblicos muestran que incluso el juicio de Dios es un acto de amor?

PREGUNTA 4

Aunque entendemos que Dios se indigna justamente contra el mal y juzga con perfecta justicia, ¿qué importancia tiene que nos abstengamos de condenar a los demás? Discute esto particularmente a la luz de 1 Corintios 4:5
RVR1960 5 Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios. NTV 5 Así que no juzguen a nadie antes de tiempo, es decir, antes de que el Señor vuelva. Pues él sacará a la luz nuestros secretos más oscuros y revelará nuestras intenciones más íntimas. Entonces Dios le dará a cada uno el reconocimiento que le corresponda.

Repaso de la Lección

LECCIONES DE VIDA - Pr. Robert Costa

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