Heraldos de una nueva era — Estudia la Biblia Hoy





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Heraldos de una nueva era
Heraldos de una nueva era
Heraldos de una nueva era



Cristo viene pronto, la mayoría de la profecías y señales se han cumplido.
Mateo 24:44
RVR1960 44 Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis. NTV 44 Ustedes también deben estar preparados todo el tiempo, porque el Hijo del Hombre vendrá cuando menos lo esperen.

Una de las verdades más solemnes y más gloriosas que revela la Biblia, es la de la segunda venida de Cristo para completar la gran obra de la redención. Al pueblo peregrino de Dios, que por tanto tiempo hubo de morar “en región y sombra de muerte,” le es dada una valiosa esperanza inspiradora de alegría con la promesa de la venida de Aquel que es “la resurrección y la vida” para hacer “volver a su propio desterrado.” La doctrina del segundo advenimiento es verdaderamente la nota tónica de las Sagradas Escrituras. Desde el día en que la primera pareja se alejara apesadumbrada del Edén, los hijos de la fe han esperado la venida del Prometido que había de aniquilar el poder destructor de Satanás y volverlos a llevar al paraíso perdido. Hubo santos desde los antiguos tiempos que miraban hacia el tiempo del advenimiento glorioso del Mesías como hacia la consumación de sus esperanzas. Enoc, que se contó entre la séptima generación descendiente de los que moraran en el Edén y que por tres siglos anduvo con Dios en la tierra, pudo contemplar desde lejos la venida del Libertador. “He aquí que viene el Señor, con las huestes innumerables de sus santos ángeles, para ejecutar juicio sobre todos.” Judas 1:14-15
RVR1960 14 De éstos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares, 15 para hacer juicio contra todos, y dejar convictos a todos los impíos de todas sus obras impías que han hecho impíamente, y de todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra él. NTV 14 Enoc, quien vivió en la séptima generación después de Adán, profetizó acerca de estas personas. Dijo: «¡Escuchen! El Señor viene con incontables millares de sus santos 15 para ejecutar juicio sobre la gente de este mundo. Declarará culpables a los seres humanos por todos los actos perversos que cada uno haya hecho y a los pecadores rebeldes por todos los insultos que hayan dicho contra él».
El patriarca Job, en la lobreguez de su aflicción, exclamaba con confianza inquebrantable: “Pues yo sé que mi Redentor vive, y que en lo venidero ha de levantarse sobre la tierra; ... aun desde mi carne he de ver a Dios; a quien yo tengo de ver por mí mismo, y mis ojos le mirarán; y ya no como a un extraño.” Job 19:25-27
RVR1960 25 Yo sé que mi Redentor vive, Y al fin se levantará sobre el polvo; 26 Y después de deshecha esta mi piel, En mi carne he de ver a Dios; 27 Al cual veré por mí mismo, Y mis ojos lo verán, y no otro, Aunque mi corazón desfallece dentro de mí. NTV 25 »Pero en cuanto a mí, sé que mi Redentor vive, y un día por fin estará sobre la tierra. 26 Y después que mi cuerpo se haya descompuesto, ¡todavía en mi cuerpo veré a Dios! 27 Yo mismo lo veré; así es, lo veré con mis propios ojos. ¡Este pensamiento me llena de asombro!

La venida de Cristo que ha de inaugurar el reino de la justicia, ha inspirado los más sublimes y conmovedores acentos de los escritores sagrados. Los poetas y profetas de la Biblia hablaron de ella con ardientes palabras de fuego celestial. El salmista cantó el poder y la majestad del Rey de Israel: “¡Desde Sión, perfección de la hermosura, ha resplandecido Dios! Vendrá nuestro Dios, y no guardará silencio... Convocará a los altos cielos, y a la tierra, para juzgar a su pueblo.” “Alégrense los cielos, y gócese la tierra ... delante de Jehová; porque viene, sí, porque viene a juzgar la tierra. ¡Juzgará al mundo con justicia, y a los pueblos con su verdad!” Salmos 50:2-4
RVR1960 2 De Sion, perfección de hermosura, Dios ha resplandecido. 3 Vendrá nuestro Dios, y no callará; Fuego consumirá delante de él, Y tempestad poderosa le rodeará. 4 Convocará a los cielos de arriba, Y a la tierra, para juzgar a su pueblo. NTV 2 Desde el monte Sion, la perfección de la belleza, Dios brilla con un resplandor glorioso. 3 Nuestro Dios se acerca, pero no en silencio. A su paso el fuego devora todo lo que encuentra, y a su alrededor se desata una gran tormenta. 4 Pone al cielo arriba y a la tierra abajo como testigos del juicio a su pueblo.
96:11-13

El profeta Isaías dice: “¡Despertad, y cantad, vosotros que moráis en el polvo! porque como el rocío de hierbas es tu rocío, y la tierra echará fuera los muertos.” “¡Vivirán tus muertos; los cadáveres de mi pueblo se levantarán!” “¡Tragado ha a la muerte para siempre; y Jehová el Señor enjugará las lágrimas de sobre todas las caras, y quitará el oprobio de su pueblo de sobre toda la tierra! porque Jehová así lo ha dicho. Y se dirá en aquel día: iHe aquí, éste es nuestro Dios; le hemos esperado, y él nos salvará! ¡éste es Jehová, le hemos esperado; estaremos alegres, y nos regocijaremos en su salvación!” Isaías 26:19
RVR1960 19 Tus muertos vivirán; sus cadáveres resucitarán. ! ! Despertad y cantad, moradores del polvo! porque tu rocío es cual rocío de hortalizas, y la tierra dará sus muertos. NTV 19 Pero los que mueren en el Señor vivirán; ¡sus cuerpos se levantarán otra vez! Los que duermen en la tierra se levantarán y cantarán de alegría. Pues tu luz que da vida descenderá como el rocío sobre tu pueblo, en el lugar de los muertos.
Isaías 25:8-9
RVR1960 8 Destruirá a la muerte para siempre; y enjugará Jehová el Señor toda lágrima de todos los rostros; y quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra; porque Jehová lo ha dicho. 9 Y se dirá en aquel día: He aquí, éste es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará; éste es Jehová a quien hemos esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación. NTV 8 ¡Él devorará a la muerte para siempre! El Señor Soberano secará todas las lágrimas y quitará para siempre los insultos y las burlas contra su tierra y su pueblo. ¡El Señor ha hablado! 9 En aquel día, la gente proclamará: «¡Este es nuestro Dios! ¡Confiamos en él, y él nos salvó! Este es el Señor en quien confiamos. ¡Alegrémonos en la salvación que nos trae! ».

Habacuc también, arrobado en santa visión, vio la venida de Cristo. “¡Viene Dios desde Temán, y el Santo desde el monte Parán: su gloria cubre los cielos, y la tierra se llena de su alabanza! También su resplandor es como el fuego.” “¡Se para y mide la tierra! ¡echa una mirada, y hace estremecer a las naciones! se esparcen también como polvo las montañas sempiternas, se hunden los collados eternos; ¡suyos son los senderos de la eternidad!” “Para que cabalgues sobre tus caballos, sobre tus carros de salvación.” “¡Te ven las montañas, y se retuercen en angustia: ... el abismo da su voz y levanta en alto sus manos! ¡El sol y la luna se paran en sus moradas! a la luz de sus flechas pasan adelante, al brillo de su relumbrante lanza.” “Sales para la salvación de tu pueblo, para la salvación de tu ungido.” Habacuc 3:3-13
RVR1960 3 Dios vendrá de Temán, Y el Santo desde el monte de Parán. Selah Su gloria cubrió los cielos, Y la tierra se llenó de su alabanza. 4 Y el resplandor fue como la luz; Rayos brillantes salían de su mano, Y allí estaba escondido su poder. 5 Delante de su rostro iba mortandad, Y a sus pies salían carbones encendidos. 6 Se levantó, y midió la tierra; Miró, e hizo temblar las gentes; Los montes antiguos fueron desmenuzados, Los collados antiguos se humillaron. Sus caminos son eternos. 7 He visto las tiendas de Cusán en aflicción; Las tiendas de la tierra de Madián temblaron. 8 ¿Te airaste, oh Jehová, contra los ríos? ¿Contra los ríos te airaste? ¿Fue tu ira contra el mar Cuando montaste en tus caballos, Y en tus carros de victoria? 9 Se descubrió enteramente tu arco; Los juramentos a las tribus fueron palabra segura. Selah Hendiste la tierra con ríos. 10 Te vieron y tuvieron temor los montes; Pasó la inundación de las aguas; El abismo dio su voz, A lo alto alzó sus manos. 11 El sol y la luna se pararon en su lugar; A la luz de tus saetas anduvieron, Y al resplandor de tu fulgente lanza. 12 Con ira hollaste la tierra, Con furor trillaste las naciones. 13 Saliste para socorrer a tu pueblo, Para socorrer a tu ungido. Traspasaste la cabeza de la casa del impío, Descubriendo el cimiento hasta la roca. Selah NTV 3 »¡Veo a Dios cruzando el desierto de Edom; el Santo viene desde el monte Parán! Su brillante esplendor llena los cielos, y la tierra se llena de su alabanza. 4 Su llegada es tan radiante como la salida del sol. Rayos de luz salen de sus manos, donde se esconde su imponente poder. 5 La pestilencia marcha delante de él; la plaga lo sigue de cerca. 6 Cuando él se detiene, la tierra se estremece. Cuando mira, las naciones tiemblan. Él derrumba las montañas perpetuas y arrasa las antiguas colinas. ¡Él es el Eterno! 7 Veo al pueblo de Cusán en angustia y a la nación de Madián temblando de terror. 8 »¿Estabas enojado, Señor, cuando golpeaste los ríos y dividiste el mar? ¿Estabas disgustado con ellos? ¡No! ¡Enviabas tus carros de salvación! 9 Blandiste tu arco y tu aljaba de flechas. Partiste la tierra con caudalosos ríos. 10 Las montañas observaron y temblaron. Avanzaron las tempestuosas aguas. Las profundidades del mar rugieron levantando sus manos en sumisión. 11 El sol y la luna se detuvieron en el cielo cuando volaron tus radiantes flechas y brilló tu deslumbrante lanza. 12 »Con enojo marchaste a través de la tierra y con furor pisoteaste las naciones. 13 Saliste a rescatar a tu pueblo elegido, a salvar a tus ungidos. Aplastaste las cabezas de los perversos y descarnaste sus huesos de pies a cabeza.

Cuando el Señor estuvo a punto de separarse de sus discípulos, los consoló en su aflicción asegurándoles que volvería: “¡No se turbe vuestro corazón! ... En la casa de mi Padre muchas moradas hay; ... voy a prepararos el lugar. Y si yo fuere y os preparare el lugar, vendré otra vez, y os recibiré conmigo.” “Cuando el Hijo del hombre vendrá en su gloria, y todos los ángeles con él, entonces se sentará sobre el trono de su gloria; y delante de él serán juntadas todas las naciones.” Juan 14:1-3
RVR1960 1 No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. 2 En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. 3 Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. NTV 1 »No dejen que el corazón se les llene de angustia; confíen en Dios y confíen también en mí. 2 En el hogar de mi Padre, hay lugar más que suficiente. Si no fuera así, ¿acaso les habría dicho que voy a prepararles un lugar? 3 Cuando todo esté listo, volveré para llevarlos, para que siempre estén conmigo donde yo estoy.
Mateo 25:31-32
RVR1960 31 Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, 32 y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. NTV 31 »Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria acompañado por todos los ángeles, entonces se sentará sobre su trono glorioso. 32 Todas las naciones se reunirán en su presencia, y él separará a la gente como un pastor separa a las ovejas de las cabras.

Los ángeles que estuvieron en el Monte de los Olivos después de la ascensión de Cristo, repitieron a los discípulos la promesa de volver que él les hiciera: “Este mismo Jesús que ha sido tomado de vosotros arriba al cielo, así vendrá del mismo modo que le habéis visto ir al cielo.” Y el apóstol Pablo, hablando por inspiración, asegura: “El Señor mismo descenderá del cielo con mandato soberano, con la voz del arcángel y con trompeta de Dios.” El profeta de Patmos dice: “¡He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá!” Hechos 1:11
RVR1960 11 los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo. NTV 11 «Hombres de Galilea — les dijeron — , ¿por qué están aquí parados, mirando al cielo? Jesús fue tomado de entre ustedes y llevado al cielo, ¡pero un día volverá del cielo de la misma manera en que lo vieron irse! ».
1 Tesalonicenses 4:16
RVR1960 16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. NTV 16 Pues el Señor mismo descenderá del cielo con un grito de mando, con voz de arcángel y con el llamado de trompeta de Dios. Primero, los creyentes que hayan muerto se levantarán de sus tumbas.
Apocalipsis 1:7
RVR1960 7 He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén. NTV 7 ¡Miren! Él viene en las nubes del cielo. Y todos lo verán, incluso aquellos que lo traspasaron. Y todas las naciones del mundo se lamentarán por él. ¡Sí! ¡Amén!

En torno de su venida se agrupan las glorias de “la restauración de todas las cosas, de la cual habló Dios por boca de sus santos profetas, que ha habido desde la antigüedad.” Entonces será quebrantado el poder del mal que tanto tiempo duró; “¡el reino del mundo” vendrá “a ser el reino de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará para siempre jamás!” “¡Será manifestada la gloria de Jehová, y la verá toda carne juntamente!” “Jehová hará crecer justicia y alabanza en presencia de todas las naciones.” El “será corona de gloria y diadema de hermosura para el resto de su pueblo.” Hechos 3:21
RVR1960 21 a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo. NTV 21 Pues él debe permanecer en el cielo hasta el tiempo de la restauración final de todas las cosas, así como Dios lo prometió desde hace mucho mediante sus santos profetas.
Apocalipsis 11:15
RVR1960 15 El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos. NTV 15 Entonces el séptimo ángel tocó su trompeta, y hubo fuertes voces que gritaban en el cielo: «Ahora el mundo ya es el reino de nuestro Señor y de su Cristo, y él reinará por siempre y para siempre».
Isaías 40:5
RVR1960 5 Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha hablado. NTV 5 Entonces se revelará la gloria del Señor y todas las personas la verán. ¡El Señor ha hablado! ».
Isaías 61:11
RVR1960 11 Porque como la tierra produce su renuevo, y como el huerto hace brotar su semilla, así Jehová el Señor hará brotar justicia y alabanza delante de todas las naciones. NTV 11 El Señor Soberano mostrará su justicia a las naciones del mundo. ¡Todos lo alabarán! Su justicia será como un huerto a comienzos de la primavera, cuando brotan las plantas por todas partes.
Isaías 28:5
RVR1960 5 En aquel día Jehová de los ejércitos será por corona de gloria y diadema de hermosura al remanente de su pueblo; NTV 5 Entonces por fin el Señor de los Ejércitos Celestiales será la corona gloriosa de Israel; será el orgullo y la alegría del remanente de su pueblo.

Entonces el reino de paz del Mesías esperado por tan largo tiempo, será establecido por toda la tierra. “Jehová ha consolado a Sión, ha consolado todas sus desolaciones; y ha convertido su desierto en un Edén, y su soledad en jardín de Jehová.” “La gloria del Líbano le será dada, la hermosura del Carmelo y de Sarón.” “Ya no serás llamada Azuba [Dejada], y tu tierra en adelante no será llamada Asolamiento; sino que serás llamada Héfzi-ba [mi deleite en ella], y tu tierra, Beúla [Casada].” “De la manera que el novio se regocija sobre la novia, así tu Dios se regocijará sobre ti.” Isaías 51:3
RVR1960 3 Ciertamente consolará Jehová a Sion; consolará todas sus soledades, y cambiará su desierto en paraíso, y su soledad en huerto de Jehová; se hallará en ella alegría y gozo, alabanza y voces de canto. NTV 3 El Señor volverá a consolar a Israel y tendrá piedad de sus ruinas. Su desierto florecerá como el Edén, sus lugares desolados como el huerto del Señor. Allí se encontrarán gozo y alegría; los cantos de gratitud llenarán el aire.
Isaías 35:2
RVR1960 2 Florecerá profusamente, y también se alegrará y cantará con júbilo; la gloria del Líbano le será dada, la hermosura del Carmelo y de Sarón. Ellos verán la gloria de Jehová, la hermosura del Dios nuestro. NTV 2 Así es, habrá abundancia de flores, de cantos y de alegría. Los desiertos se pondrán tan verdes como los montes del Líbano, tan bellos como el monte Carmelo o la llanura de Sarón. Allí el Señor manifestará su gloria, el esplendor de nuestro Dios.
Isaías 62:4-5
RVR1960 4 Nunca más te llamarán Desamparada, ni tu tierra se dirá más Desolada; sino que serás llamada Hefzi-bá, y tu tierra, Beula; porque el amor de Jehová estará en ti, y tu tierra será desposada. 5 Pues como el joven se desposa con la virgen, se desposarán contigo tus hijos; y como el gozo del esposo con la esposa, así se gozará contigo el Dios tuyo. NTV 4 Nunca más te llamarán «La ciudad abandonada» ni «La tierra desolada». Tu nuevo nombre será «La ciudad del deleite de Dios» y «La esposa de Dios», porque el Señor se deleita en ti y te reclamará como su esposa. 5 Tus hijos se dedicarán a ti, oh Jerusalén, como un joven se dedica a su esposa. Entonces Dios se regocijará por ti como el esposo se regocija por su esposa.

La venida del Señor ha sido en todo tiempo la esperanza de sus verdaderos discípulos. La promesa que hizo el Salvador al despedirse en el Monte de los Olivos, de que volvería, iluminó el porvenir para sus discípulos al llenar sus corazones de una alegría y una esperanza que las penas no podían apagar ni las pruebas disminuir. Entre los sufrimientos y las persecuciones, “el aparecimiento en gloria del gran Dios y Salvador nuestro, Jesucristo” era la “esperanza bienaventurada.” Cuando los cristianos de Tesalónica, agobiados por el dolor, enterraban a sus amados que habían esperado vivir hasta ser testigos de la venida del Señor, Pablo, su maestro, les recordaba la resurrección, que había de verificarse cuando viniese el Señor. Entonces los que hubiesen muerto en Cristo resucitarían, y juntamente con los vivos serían arrebatados para recibir a Cristo en el aire. “Y así — dijo — estaremos siempre con el Señor. Consolaos pues los unos a los otros con estas palabras.” 1 Tesalonicenses 4:16-18
RVR1960 16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. 17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. 18 Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras. NTV 16 Pues el Señor mismo descenderá del cielo con un grito de mando, con voz de arcángel y con el llamado de trompeta de Dios. Primero, los creyentes que hayan muerto se levantarán de sus tumbas. 17 Luego, junto con ellos, nosotros, los que aún sigamos vivos sobre la tierra, seremos arrebatados en las nubes para encontrarnos con el Señor en el aire. Entonces estaremos con el Señor para siempre. 18 Así que anímense unos a otros con estas palabras.

En la isla peñascosa de Patmos, el discípulo amado oyó la promesa: “Ciertamente, vengo en breve.” Y su anhelante respuesta expresa la oración que la iglesia exhaló durante toda su peregrinación: “¡Ven, Señor Jesús!” Apocalipsis 22:20
RVR1960 20 El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús. NTV 20 Aquel que es el testigo fiel de todas esas cosas dice: «¡Sí, yo vengo pronto! ». ¡Amén! ¡Ven, Señor Jesús!

Desde la cárcel, la hoguera y el patíbulo, donde los santos y los mártires dieron testimonio de la verdad, llega hasta nosotros a través de los siglos la expresión de su fe y esperanza. Estando “seguros de la resurrección personal de Cristo, y, por consiguiente, de la suya propia, a la venida de Aquel — como dice uno de estos cristianos, — ellos despreciaban la muerte y la superaban.” — Daniel T. Taylor, The Reign of Christ on Earth; or, The Voice of the Church in all Ages, pág. 33. Estaban dispuestos a bajar a la tumba, a fin de que pudiesen “resucitar libertados.” Esperaban al “Señor que debía venir del cielo entre las nubes con la gloria de su Padre,” “trayendo para los justos el reino eterno.” Los valdenses acariciaban la misma fe. Wiclef aguardaba la aparición del Redentor como la esperanza de la iglesia. (Id., 54, 129-134.)

Lutero declaró: “Estoy verdaderamente convencido de que el día del juicio no tardará más de trescientos años. Dios no quiere ni puede sufrir por más tiempo a este mundo malvado.” “Se acerca el gran día en que el reino de las abominaciones será derrocado.” — Id., 158, 134.

“Este viejo mundo no está lejos de su fin,” decía Melanchton. Calvino invita a los cristianos a “desear sin vacilar y con ardor el día de la venida de Cristo como el más propicio de todos los acontecimientos,” y declara que “toda la familia de los fieles no perderá de vista ese día.” “Debemos tener hambre de Cristo — dice — debemos buscarle, contemplarle hasta la aurora de aquel gran día en que nuestro Señor manifestará la gloria de su reino en su plenitud.” — Ibid.

“¿No llevó acaso nuestro Señor Jesús nuestra carne al cielo? — dice Knox, el reformador escocés, — ¿y no ha de regresar por ventura? Sabemos que volverá, y esto con prontitud.” Ridley y Látimer, que dieron su vida por la verdad, esperaban con fe la venida del Señor. Ridley escribió: “El mundo llega sin duda a su fin. Así lo creo y por eso lo digo. Clamemos del fondo de nuestros corazones a nuestro Salvador, Cristo, con Juan el siervo de Dios: Ven, Señor Jesús, ven.” — Id., 151, 145.

“El pensar en la venida del Señor — decía Baxter — es dulce en extremo para mí y me llena de alegría.” “Es obra de fe y un rasgo característico de sus santos desear con ansia su advenimiento y vivir con tan bendita esperanza.” “Si la muerte es el último enemigo que ha de ser destruído en la resurrección, podemos representarnos con cuánto ardor los creyentes esperarán y orarán por la segunda venida de Cristo, cuando esta completa y definitiva victoria será alcanzada.” “Ese es el día que todos los creyentes deberían desear con ansia por ser el día en que habrá de quedar consumada toda la obra de su redención, cumplidos todos los deseos y esfuerzos de sus almas.” “¡Apresura, oh Señor, ese día bendito!” — Ricardo Baxter, Works, tomo 17:555, 500, 182, 183. Tal fue la esperanza de la iglesia apostólica, de la “iglesia del desierto, ” y de los reformadores.

No sólo predecían las profecías cómo ha de producirse la venida de Cristo y el objeto de ella, sino también las señales que iban a anunciar a los hombres cuándo se acercaría ese acontecimiento. Jesús dijo: “Habrá señales en el sol, y en la luna, y en las estrellas.” Lucas 21:25
RVR1960 25 Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas; NTV 25 »Y habrá señales extrañas en el sol, en la luna y en las estrellas. Y aquí en la tierra, las naciones del mundo estarán en caos, perplejas por los mares rugientes y las mareas extrañas.
“El sol se obscurecerá, y la luna no dará su resplandor; y las estrellas caerán del cielo, y las virtudes que están en los cielos serán conmovidas; y entonces verán al Hijo del hombre, que vendrá en las nubes con mucha potestad y gloria.” Marcos 13:24-26
RVR1960 24 Pero en aquellos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, 25 y las estrellas caerán del cielo, y las potencias que están en los cielos serán conmovidas. 26 Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en las nubes con gran poder y gloria. NTV 24 »En ese tiempo, después de la angustia de esos días, el sol se oscurecerá, la luna no dará luz, 25 las estrellas caerán del cielo, y los poderes de los cielos serán sacudidos. 26 Entonces todos verán al Hijo del Hombre venir en las nubes con gran poder y gloria.
El revelador describe así la primera de las señales que iban a preceder el segundo advenimiento: “Fué hecho un gran terremoto; y el sol se puso negro como un saco de cilicio, y la luna se puso toda como sangre.” Apocalipsis 6:12
RVR1960 12 Miré cuando abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto; y el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre; NTV 12 Mientras yo miraba, el Cordero rompió el sexto sello, y hubo un gran terremoto. El sol se volvió tan oscuro como tela negra, y la luna se volvió tan roja como la sangre.

Estas señales se vieron antes de principios del siglo XIX. En cumplimiento de esta profecía, en 1755 se sintió el más espantoso terremoto que se haya registrado. Aunque generalmente se lo llama el terremoto de Lisboa, se extendió por la mayor parte de Europa, Africa y América. Se sintió en Groenlandia, en las Antillas, en la isla de Madera, en Noruega, en Suecia, en Gran Bretaña e Irlanda. Abarcó por lo menos diez millones de kilómetros cuadrados. La conmoción fue casi tan violenta en Africa como en Europa. Gran parte de Argel fue destruída; y a corta distancia de Marruecos, un pueblo de ocho a diez mil habitantes desapareció en el abismo. Una ola formidable barrió las costas de España y Africa, sumergiendo ciudades y causando inmensa desolación.

Fué en España y Portugal donde la sacudida alcanzó su mayor violencia. Se dice que en Cádiz, la oleada llegó a sesenta pies de altura. Algunas de las montañas “más importantes de Portugal fueron sacudidas hasta sus cimientos y algunas de ellas se abrieron en sus cumbres, que quedaron partidas de un modo asombroso, en tanto que trozos enormes se desprendieron sobre los valles adyacentes. Se dice que de esas montañas salieron llamaradas de fuego.” — Sir Carlos Lyell, Principles of Geology, pág. 495.

En Lisboa “se oyó bajo la tierra un ruido de trueno, e inmediatamente después una violenta sacudida derribó la mayor parte de la ciudad. En unos seis minutos murieron sesenta mil personas. El mar se retiró primero y dejó seca la barra, luego volvió en una ola que se elevaba hasta cincuenta pies sobre su nivel ordinario.” “Entre los sucesos extraordinarios ocurridos en Lisboa durante la catástrofe, se cuenta la sumersión del nuevo malecón, construído completamente de mármol y con ingente gasto. Un gran gentío se había reunido allí en busca de un sitio fuera del alcance del derrumbe general; pero de pronto el muelle se hundió con todo el gentío que lo llenaba, y ni uno de los cadáveres salió jamás a la superficie.” — Ibid.

“La sacudida” del terremoto “fué seguida instantáneamente del hundimiento de todas las iglesias y conventos, de casi todos los grandes edificios públicos y más de la cuarta parte de las casas. Unas horas después estallaron en diferentes barrios incendios que se propagaron con tal violencia durante casi tres días que la ciudad quedó completamente destruída. El terremoto sobrevino en un día de fiesta en que las iglesias y conventos estaban llenos de gente, y escaparon muy pocas personas.” — Encyclopædia Americana, art. Lisboa, nota (ed. 1831). “El terror del pueblo era indescriptible. Nadie lloraba; el siniestro superaba la capacidad de derramar lágrimas. Todos corrían de un lado a otro, delirantes de horror y espanto, golpeándose la cara y el pecho, gritando: ‘¡Misericordia! ¡Llegó el fin del mundo!’ Las madres se olvidaban de sus hijos y corrían de un lado a otro llevando crucifijos. Desgraciadamente, muchos corrieron a refugiarse en las iglesias; pero en vano se expuso el sacramento; en vano aquella pobre gente abrazaba los altares; imágenes, sacerdotes y feligreses fueron envueltos en la misma ruina.” Se calcula que noventa mil personas perdieron la vida en aquel aciago día.

Veinticinco años después apareció la segunda señal mencionada en la profecía: el obscurecimiento del sol y de la luna. Lo que hacía esto aun más sorprendente, era la circunstancia de que el tiempo de su cumplimiento había sido indicado de un modo preciso. En su conversación con los discípulos en el Monte de los Olivos, después de describir el largo período de prueba por el que debía pasar la iglesia, es decir, los mil doscientos sesenta años de la persecución papal, acerca de los cuales había prometido que la tribulación sería acortada, el Salvador mencionó en las siguientes palabras ciertos acontecimientos que debían preceder su venida y fijó además el tiempo en que se realizaría el primero de éstos: “En aquellos días, después de aquella aflicción, el sol se obscurecerá, y la luna no dará su resplandor.” Marcos 13:24
RVR1960 24 Pero en aquellos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, NTV 24 »En ese tiempo, después de la angustia de esos días, el sol se oscurecerá, la luna no dará luz,
Los 1.260 días, o años, terminaron en 1798. La persecución había concluido casi por completo desde hacía casi un cuarto de siglo. Después de esta persecución, según las palabras de Cristo, el sol debía obscurecerse. Pues bien, el 19 de mayo de 1780 se cumplió esta profecía.

“Unico o casi único en su especie, por lo misterioso del hasta ahora inexplicado fenómeno que en él se verificó, ... fue el día obscuro del 19 de mayo de 1780, inexplicable obscurecimiento de todo el cielo visible y atmósfera de Nueva Inglaterra.” — R. M. Devens, Our First Century, 89.

Un testigo ocular que vivía en Massachusetts describe el acontecimiento del modo siguiente: “Por la mañana salió el sol despejado, pero pronto se anubló. Las nubes fueron espesándose y del seno de la obscuridad que ostentaban brillaron relámpagos, se oyeron truenos y descargóse leve aguacero. A eso de las nueve, las nubes se atenuaron y, revistiendo un tinte cobrizo, demudaron el aspecto del suelo, peñas y árboles al punto que no parecían ser de nuestra tierra. A los pocos minutos, un denso nubarrón negro se extendió por todo el firmamento dejando tan sólo un estrecho borde en el horizonte, y haciendo tan obscuro el día como suele serlo en verano a las nueve de la noche...

“Temor, zozobra y terror se apoderaron gradualmente de los ánimos. Desde las puertas de sus casas, las mujeres contemplaban la lóbrega escena; los hombres volvían de las faenas del campo; el carpintero dejaba las herramientas, el herrero la fragua, el comerciante el mostrador. Los niños fueron despedidos de las escuelas y huyeron a sus casas llenos de miedo. Los caminantes hacían alto en la primera casa que encontraban. ¿Qué va a pasar? preguntaban todos. No parecía sino que un huracán fuera a desatarse por toda la región, o que el día del juicio estuviera inminente.

“Hubo que prender velas, y la lumbre del hogar brillaba como en noche de otoño sin luna... Las aves se recogieron en sus gallineros, el ganado se juntó en sus encierros, las ranas cantaron, los pájaros entonaron sus melodías del anochecer, y los murciélagos se pusieron a revolotear. Sólo el hombre sabía que no había llegado la noche...

“El Dr. N. Whittaker, pastor de la iglesia del Tabernáculo, en Salem, dirigió cultos en la sala de reuniones, y predicó un sermón en el cual sostuvo que la obscuridad era sobrenatural. Otras congregaciones también se reunieron en otros puntos. En todos los casos, los textos de los sermones improvisados fueron los que parecían indicar que la obscuridad concordaba con la profecía bíblica... La obscuridad alcanzó su mayor densidad poco después de las once.” — The Essex Antiquarian, abril de 1899, tomo 3, No. 4, págs. 53, 54. En la mayor parte del país fue tanta la obscuridad durante el día, que la gente no podía decir qué hora era ni por reloj de bolsillo ni por reloj de pared. Tampoco pudo comer, ni atender a los quehaceres de casa sin vela prendida...

“La extensión de esta obscuridad fue también muy notable. Se la observó al este hasta Falmouth, y al oeste, hasta la parte más lejana del estado de Connecticut y en la ciudad de Albany; hacia el sur fue observada a lo largo de toda la costa, y por el norte lo fue hasta donde se extendían las colonias americanas.” — Guillermo Gordon, History of the Rise, Progress, and Establishment of the Independence of the U.S.A., tomo 3, pág. 57.

La profunda obscuridad del día fue seguida, una o dos horas antes de la caída de la tarde, por un aclaramiento parcial del cielo, pues apareció el sol, aunque obscurecido por una neblina negra y densa. “Después de la puesta del sol, las nubes volvieron a apiñarse y obscureció muy pronto.” “La obscuridad de la noche no fue menos extraordinaria y terrorífica que la del día, pues no obstante ser casi tiempo de luna llena, ningún objeto se distinguía sin la ayuda de luz artificial, la cual vista de las casas vecinas u otros lugares distantes parecía pasar por una obscuridad como la de Egipto, casi impenetrable para sus rayos.” — Isaías Thomas, Massachusetts Spy; or American Oracle of Liberty, tomo 9, No. 472 (25 de mayo, 1780). Un testigo ocular de la escena dice: “No pude substraerme, en aquel momento, a la idea de que si todos los cuerpos luminosos del universo hubiesen quedado envueltos en impenetrable obscuridad, o hubiesen dejado de existir, las tinieblas no habrían podido ser más intensas.” — Carta del Dr. S. Tenney, de Exeter, N. H., diciembre de 1785 (Massachusetts Historical Society Collections, 1792, serie 1, tomo 1, pág. 97). Aunque la luna llegó aquella noche a su plenitud, “no logró en lo más mínimo disipar las sombras sepulcrales.” Después de media noche desapareció la obscuridad, y cuando la luna volvió a verse, parecía de sangre.

El 19 de mayo de 1780 figura en la historia como el “día obscuro.” Desde el tiempo de Moisés, no se ha registrado jamás período alguno de obscuridad tan densa y de igual extensión y duración. La descripción de este acontecimiento que han hecho los historiadores no es más que un eco de las palabras del Señor, expresadas por el profeta Joel, dos mil quinientos años antes de su cumplimiento: “El sol se tornará en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso de Jehová.” Joel 2:31
RVR1960 31 El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso de Jehová. NTV 31 El sol se oscurecerá, y la luna se pondrá roja como la sangre antes de que llegue el grande y terrible día del Señor.
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Cristo había mandado a sus discípulos que se fijasen en las señales de su advenimiento, y que se alegrasen cuando viesen las pruebas de que se acercaba. “Cuando estas cosas comenzaren a hacerse — dijo, — mirad, y levantad vuestras cabezas, porque vuestra redención está cerca.” Llamó la atención de sus discípulos a los árboles a punto de brotar en primavera, y dijo: “Cuando ya brotan, viéndolo, de vosotros mismos entendéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando viereis hacerse estas cosas, entended que está cerca el reino de Dios.” Lucas 21:28
RVR1960 28 Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca. NTV 28 Por lo tanto, cuando todas estas cosas comiencen a suceder, pónganse de pie y levanten la mirada, ¡porque la salvación está cerca!
Lucas 30-31
RVR1960 NTV

Pero a medida que el espíritu de humildad y piedad fue reemplazado en la iglesia por el orgullo y formalismo, se enfriaron el amor a Cristo y la fe en su venida. Absorbido por la mundanalidad y la búsqueda de placeres, el profeso pueblo de Dios fue quedando ciego y no vio las instrucciones del Señor referentes a las señales de su venida. La doctrina del segundo advenimiento había sido descuidada; los pasajes de las Sagradas Escrituras que a ella se refieren fueron obscurecidos por falsas interpretaciones, hasta quedar ignorados y olvidados casi por completo. Tal fue el caso especialmente en las iglesias de los Estados Unidos de Norteamérica. La libertad y comodidad de que gozaban todas las clases de la sociedad, el deseo ambicioso de riquezas y lujo, que creaba una atención exclusiva a juntar dinero, la ardiente persecución de la popularidad y del poder, que parecían estar al alcance de todos, indujeron a los hombres a concentrar sus intereses y esperanzas en las cosas de esta vida, y a posponer para el lejano porvenir aquel solemne día en que el presente estado de cosas habrá de acabar.

Cuando el Salvador dirigió la atención de sus discípulos hacia las señales de su regreso, predijo el estado de apostasía que existiría precisamente antes de su segundo advenimiento. Habría, como en los días de Noé, actividad febril en los negocios mundanos y sed de placeres, y los seres humanos iban a comprar, vender, sembrar, edificar, casarse y darse en matrimonio, olvidándose entre tanto de Dios y de la vida futura. La amonestación de Cristo para los que vivieran en aquel tiempo es: “Mirad, pues, por vosotros mismos, no sea que vuestros corazones sean entorpecidos con la glotonería, y la embriaguez, y los cuidados de esta vida, y así os sobrevenga de improviso aquel día.” “Velad, pues, en todo tiempo, y orad, a fin de que logréis evitar todas estas cosas que van a suceder, y estar en pie delante del Hijo del hombre.” Lucas 21:34
RVR1960 34 Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día. NTV 34 »¡Tengan cuidado! No dejen que su corazón se entorpezca con parrandas y borracheras, ni por las preocupaciones de esta vida. No dejen que ese día los agarre desprevenidos,
Lucas 21:36
RVR1960 36 Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre. NTV 36 Manténganse siempre alerta. Y oren para que sean suficientemente fuertes para escapar de los horrores que vendrán y para presentarse delante del Hijo del Hombre.

La condición en que se hallaría entonces la iglesia está descrita en las palabras del Salvador en el Apocalipsis: “Tienes nombre que vives, y estás muerto.” Y a los que no quieren dejar su indolente descuido, se les dirige el solemne aviso: “Si no velares, vendré a ti como ladrón, y no sabrás en qué hora vendré a ti.” Apocalipsis 3:1
RVR1960 1 Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas, dice esto: Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto. NTV 1 »Escribe esta carta al ángel de la iglesia de Sardis. Este es el mensaje de aquel que tiene el Espíritu de Dios de siete aspectos y las siete estrellas: »Yo sé todo lo que haces y que tienes la fama de estar vivo, pero estás muerto.
Apocalipsis 3:3
RVR1960 3 Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti. NTV 3 Vuelve a lo que escuchaste y creíste al principio, y retenlo con firmeza. Arrepiéntete y regresa a mí. Si no despiertas, vendré a ti de repente, cuando menos lo esperes, como lo hace un ladrón.

Era necesario despertar a los hombres y hacerles sentir su peligro para inducirlos a que se preparasen para los solemnes acontecimientos relacionados con el fin del tiempo de gracia. El profeta de Dios declara: “Grande es el día de Jehová, y muy terrible: ¿quién lo podrá sufrir?” Joel 2:11
RVR1960 11 Y Jehová dará su orden delante de su ejército; porque muy grande es su campamento; fuerte es el que ejecuta su orden; porque grande es el día de Jehová, y muy terrible; ¿quién podrá soportarlo? NTV 11 El Señor va a la cabeza de la columna; con un grito los guía. Este es su ejército poderoso y ellos siguen sus órdenes. El día del Señor es algo imponente y pavoroso. ¿Quién lo podrá sobrevivir?
¿Quién soportará la aparición de Aquel de quien está escrito: “Tú eres de ojos demasiado puros para mirar el mal, ni puedes contemplar la iniquidad”? Habacuc 1:13
RVR1960 13 Muy limpio eres de ojos para ver el mal, ni puedes ver el agravio; ¿por qué ves a los menospreciadores, y callas cuando destruye el impío al más justo que él, NTV 13 Pero tú eres puro y no soportas ver la maldad. ¿Serás indiferente ante la traición de ellos? ¿Guardarás silencio mientras los perversos se tragan a gente más justa que ellos?
Para los que claman: “Dios mío, te hemos conocido,” y sin embargo han quebrantado su pacto y se apresuraron tras otro dios, encubriendo la iniquidad en sus corazones y amando las sendas del pecado, para los tales “será el día de Jehová tinieblas, y no luz; oscuridad, que no tiene resplandor.” Oseas 8:2
RVR1960 2 A mí clamará Israel: Dios mío, te hemos conocido. NTV 2 Ahora Israel me suplica: “¡Ayúdanos, porque tú eres nuestro Dios!”.
Oseas 8:1
RVR1960 1 Pon a tu boca trompeta. Como águila viene contra la casa de Jehová, porque traspasaron mi pacto, y se rebelaron contra mi ley. NTV 1 »¡Toquen alarma! El enemigo desciende como un águila sobre el pueblo del Señor, porque rompieron mi pacto y se rebelaron contra mi ley.
Salmos 16:4
RVR1960 4 Se multiplicarán los dolores de aquellos que sirven diligentes a otro dios. No ofreceré yo sus libaciones de sangre, Ni en mis labios tomaré sus nombres. NTV 4 A quienes andan detrás de otros dioses se les multiplican los problemas. No participaré en sus sacrificios de sangre; ni siquiera mencionaré los nombres de sus dioses.
Amós 5:20
RVR1960 20 ¿No será el día de Jehová tinieblas, y no luz; oscuridad, que no tiene resplandor? NTV 20 Así es, el día del Señor será oscuro y sin remedio, sin un rayo de alegría ni esperanza.
“Sucederá en aquel tiempo — dice el Señor — que yo registraré a Jerusalem con lámparas, y castigaré a los hombres que, como vino, están asentados sobre sus heces; los cuales dicen en su corazón: ¡Jehová no hará bien, ni tampoco hará mal!” “Castigaré el mundo por su maldad, y los impíos por su iniquidad; y acabaré con la arrogancia de los presumídos, y humillaré la altivez de los terribles.” “No podrá librarlos su plata ni su oro;” “y sus riquezas vendrán a ser despojo, y sus casas una desolación.” Sofonías 1:12
RVR1960 12 Acontecerá en aquel tiempo que yo escudriñaré a Jerusalén con linterna, y castigaré a los hombres que reposan tranquilos como el vino asentado, los cuales dicen en su corazón: Jehová ni hará bien ni hará mal. NTV 12 »Buscaré con linternas en los rincones más oscuros de Jerusalén para castigar a quienes descansen cómodos con sus pecados. Piensan que el Señor no les hará nada, ni bueno ni malo.
Sofonías 1:18
RVR1960 18 Ni su plata ni su oro podrá librarlos en el día de la ira de Jehová, pues toda la tierra será consumida con el fuego de su celo; porque ciertamente destrucción apresurada hará de todos los habitantes de la tierra. NTV 18 Ni su plata ni su oro los salvará en el día de la ira del Señor. Pues toda la tierra será devorada por el fuego de su celo. Él dará un final aterrador a toda la gente de la tierra.
Sofonías 1:13
RVR1960 13 Por tanto, serán saqueados sus bienes, y sus casas asoladas; edificarán casas, mas no las habitarán, y plantarán viñas, mas no beberán el vino de ellas. NTV 13 Por eso serán despojados de sus posesiones, y sus casas serán saqueadas. Construirán nuevas casas, pero nunca vivirán en ellas. Plantarán viñedos, pero nunca beberán su vino.
Isaías 13:11
RVR1960 11 Y castigaré al mundo por su maldad, y a los impíos por su iniquidad; y haré que cese la arrogancia de los soberbios, y abatiré la altivez de los fuertes. NTV 11 «Yo, el Señor, castigaré al mundo por su maldad y a los perversos por su pecado. Aplastaré la arrogancia de los soberbios y humillaré el orgullo de los poderosos.

El profeta Jeremías mirando hacia lo por venir, hacia aquel tiempo terrible, exclamó: “¡Se conmueve mi corazón; no puede estarse quieto, por cuanto has oído, oh alma mía, el sonido de la trompeta y la alarma de guerra! ¡Destrucción sobre destrucción es anunciada!” Jeremías 4:19-20
RVR1960 19 ! ! Mis entrañas, mis entrañas! Me duelen las fibras de mi corazón; mi corazón se agita dentro de mí; no callaré; porque sonido de trompeta has oído, oh alma mía, pregón de guerra. 20 Quebrantamiento sobre quebrantamiento es anunciado; porque toda la tierra es destruida; de repente son destruidas mis tiendas, en un momento mis cortinas. NTV 19 ¡Mi corazón, mi corazón, me retuerzo de dolor! ¡Mi corazón retumba dentro de mí! No puedo quedarme quieto. Pues he escuchado el sonar de las trompetas enemigas y el bramido de sus gritos de guerra. 20 Olas de destrucción cubren la tierra, hasta dejarla en completa desolación. Súbitamente mis carpas son destruidas; de repente mis refugios son demolidos.

“Día de ira es aquel día; día de apretura y de angustia, día de devastación y desolación, día de tinieblas y de espesa obscuridad, día de nubes y densas tinieblas; día de trompeta y de grito de guerra.” “He aquí que viene el día de Jehová, ... para convertir la tierra en desolación, y para destruir de en medio de ella sus pecadores.” Sofonías 1:15-16
RVR1960 15 Día de ira aquel día, día de angustia y de aprieto, día de alboroto y de asolamiento, día de tiniebla y de oscuridad, día de nublado y de entenebrecimiento, 16 día de trompeta y de algazara sobre las ciudades fortificadas, y sobre las altas torres. NTV 15 Será un día cuando el Señor derramará su ira, un día de terrible aflicción y angustia, un día de ruina y desolación, un día de oscuridad y penumbra, un día de nubes y de negrura, 16 un día de sonido de trompeta y gritos de batalla. ¡Caen las ciudades amuralladas y las más sólidas fortificaciones!
Isaías 13:9
RVR1960 9 He aquí el día de Jehová viene, terrible, y de indignación y ardor de ira, para convertir la tierra en soledad, y raer de ella a sus pecadores. NTV 9 Pues miren, el día del Señor ya viene, el día terrible de su furia y de su ira feroz. La tierra quedará desolada, y con ella los pecadores serán destruidos.

Ante la perspectiva de aquel gran día, la Palabra de Dios exhorta a su pueblo del modo más solemne y expresivo a que despierte de su letargo espiritual, y a que busque su faz con arrepentimiento y humillación: “¡Tocad trompeta en Sión, y sonad alarma en mi santo monte! ¡tiemblen todos los moradores de la tierra! porque viene el día de Jehová, porque está ya cercano.” “¡Proclamad riguroso ayuno! ¡convocad asamblea solemnísima! ¡Reunid al pueblo! ¡proclamad una convocación obligatoria! ¡congregad a los ancianos! ¡juntad a los muchachos! ... ¡salga el novio de su recámara, y la novia de su tálamo! Entre el pórtico y el altar, lloren los sacerdotes, ministros de Jehová.” “Volveos a mí de todo vuestro corazón; con ayuno también, y con llanto, y con lamentos; rasgad vuestros corazones y no vuestros vestidos, y volveos a Jehová vuestro Dios; porque él es clemente y compasivo, lento en iras y grande en misericordia.” Joel 2:1
RVR1960 1 Tocad trompeta en Sion, y dad alarma en mi santo monte; tiemblen todos los moradores de la tierra, porque viene el día de Jehová, porque está cercano. NTV 1 ¡Toquen las trompetas en Jerusalén! ¡Den la alarma en mi monte santo! Que todos tiemblen de miedo porque está cerca el día del Señor.
Joel 2:15-17
RVR1960 15 Tocad trompeta en Sion, proclamad ayuno, convocad asamblea. 16 Reunid al pueblo, santificad la reunión, juntad a los ancianos, congregad a los niños y a los que maman, salga de su cámara el novio, y de su tálamo la novia. 17 Entre la entrada y el altar lloren los sacerdotes ministros de Jehová, y digan: Perdona, oh Jehová, a tu pueblo, y no entregues al oprobio tu heredad, para que las naciones se enseñoreen de ella. ¿Por qué han de decir entre los pueblos: Dónde está su Dios? NTV 15 ¡Toquen el cuerno de carnero en Jerusalén! Proclamen un tiempo de ayuno; convoquen al pueblo a una reunión solemne. 16 Reúnan a toda la gente: ancianos, niños y aun los bebés. Llamen al novio de su habitación y a la novia de su cuarto de espera. 17 Que los sacerdotes, quienes sirven en la presencia del Señor, se levanten y lloren entre la entrada del templo y el altar. Que oren: «¡Perdona a tu pueblo, Señor! No permitas que tu preciada posesión se convierta en objeto de burla. No dejes que lleguen a ser la burla de los extranjeros incrédulos que dicen: “¿Los ha abandonado el Dios de Israel?”».
Joel 2:12-13
RVR1960 12 Por eso pues, ahora, dice Jehová, convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento. 13 Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo. NTV 12 Por eso dice el Señor: «Vuélvanse a mí ahora, mientras haya tiempo; entréguenme su corazón. Acérquense con ayuno, llanto y luto. 13 No se desgarren la ropa en su dolor sino desgarren sus corazones». Regresen al Señor su Dios, porque él es misericordioso y compasivo, lento para enojarse y lleno de amor inagotable. Está deseoso de desistir y no de castigar.

Una gran obra de reforma debía realizarse para preparar a un pueblo que pudiese subsistir en el día de Dios. El Señor vio que muchos de los que profesaban pertenecer a su pueblo no edificaban para la eternidad, y en su misericordia iba a enviar una amonestación para despertarlos de su estupor e inducirlos a prepararse para la venida de su Señor.

Esta amonestación nos es presentada en el capítulo catorce del Apocalipsis. En él encontramos un triple mensaje proclamado por seres celestiales y seguido inmediatamente por la venida del Hijo del hombre para segar “la mies de la tierra.” La primera de estas amonestaciones anuncia la llegada del juicio. El profeta vio un ángel “volando en medio del cielo, teniendo un evangelio eterno que anunciar a los que habitan sobre la tierra, y a cada nación, y tribu, y lengua, y pueblo; y dice a gran voz: ¡Temed a Dios y dadle gloria; porque ha llegado la hora de su juicio; y adorad al que hizo el cielo y la tierra, y el mar y las fuentes de agua!” Apocalipsis 14:6-7
RVR1960 6 Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo, 7 diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas. NTV 6 Y vi a otro ángel, que volaba por el cielo y llevaba la eterna Buena Noticia para proclamarla a los que pertenecen a este mundo: a todo pueblo y toda nación, tribu y lengua. 7 «Teman a Dios — gritaba — . Denle gloria a él, porque ha llegado el tiempo en que ocupe su lugar como juez. Adoren al que hizo los cielos, la tierra, el mar y todos los manantiales de agua».

Este mensaje es declarado parte del “evangelio eterno.” La predicación del Evangelio no ha sido encargada a los ángeles, sino a los hombres. En la dirección de esta obra se han empleado ángeles santos y ellos tienen a su cargo los grandes movimientos para la salvación de los hombres; pero la proclamación misma del Evangelio es llevada a cabo por los siervos de Cristo en la tierra.

Hombres fieles, obedientes a los impulsos del Espíritu de Dios y a las enseñanzas de su Palabra, iban a pregonar al mundo esta amonestación. Eran los que habían estado atentos a la “firme ... palabra profética,” la “lámpara que luce en un lugar tenebroso, hasta que el día esclarezca, y el lucero nazca.” 2 Pedro 1:19
RVR1960 19 Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones; NTV 19 Debido a esa experiencia, ahora confiamos aún más en el mensaje que proclamaron los profetas. Ustedes deben prestar mucha atención a lo que ellos escribieron, porque sus palabras son como una lámpara que brilla en un lugar oscuro hasta que el Día amanezca y Cristo, la Estrella de la Mañana, brille en el corazón de ustedes.
Habían estado buscando el conocimiento de Dios más que todos los tesoros escondidos, estimándolo más que “la ganancia de plata,” y “su ré- dito” más “que el oro puro.” Proverbios 3:14
RVR1960 14 Porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata, Y sus frutos más que el oro fino. NTV 14 Pues la sabiduría da más ganancia que la plata y su paga es mejor que el oro.
Y el Señor les reveló los grandes asuntos del reino. “El secreto de Jehová es para los que le temen; y a ellos hará conocer su alianza.” Salmos 25:14
RVR1960 14 La comunión íntima de Jehová es con los que le temen, Y a ellos hará conocer su pacto. NTV 14 El Señor es amigo de los que le temen; a ellos les enseña su pacto.

Los que llegaron a comprender esta verdad y se dedicaron a proclamarla no fueron los teólogos eruditos. Si éstos hubiesen sido centinelas fieles y hubieran escudriñado las Santas Escrituras con diligencia y oración, habrían sabido qué hora era de la noche; las profecías les habrían revelado los acontecimientos que estaban por realizarse. Pero tal no fue su actitud, y fueron hombres más humildes los que proclamaron el mensaje. Jesús había dicho: “Andad entre tanto que tenéis luz, porque no os sorprendan las tinieblas.” Juan 12:35
RVR1960 35 Entonces Jesús les dijo: Aún por un poco está la luz entre vosotros; andad entre tanto que tenéis luz, para que no os sorprendan las tinieblas; porque el que anda en tinieblas, no sabe a dónde va. NTV 35 Jesús contestó: — Mi luz brillará para ustedes solo un poco más de tiempo. Caminen en la luz mientras puedan, para que la oscuridad no los tome por sorpresa, porque los que andan en la oscuridad no pueden ver adónde van.
Los que se apartan de la luz que Dios les ha dado, o no la procuran cuando está a su alcance, son dejados en las tinieblas. Pero el Salvador dice también: “El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.” Juan 8:12
RVR1960 12 Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. NTV 12 Jesús habló una vez más al pueblo y dijo: «Yo soy la luz del mundo. Si ustedes me siguen, no tendrán que andar en la oscuridad porque tendrán la luz que lleva a la vida».
Cualquiera que con rectitud de corazón trate de hacer la voluntad de Dios siguiendo atentamente la luz que ya le ha sido dada, recibirá aun más luz; a esa alma le será enviada alguna estrella de celestial resplandor para guiarla a la plenitud de la verdad.

Cuando se produjo el primer advenimiento de Cristo, los sacerdotes y los fariseos de la ciudad santa, a quienes fueran confiados los oráculos de Dios, habrían podido discernir las señales de los tiempos y proclamar la venida del Mesías prometido. La profecía de Miqueas señalaba el lugar de su nacimiento. Miqueas 5:2
RVR1960 2 Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad. NTV 2 Pero tú, oh Belén Efrata, eres solo una pequeña aldea entre todo el pueblo de Judá. No obstante, en mi nombre, saldrá de ti un gobernante para Israel, cuyos orígenes vienen desde la eternidad.
Daniel especificaba el tiempo de su advenimiento. Daniel 9:25
RVR1960 25 Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos. NTV 25 ¡Ahora escucha y entiende! Pasarán siete conjuntos de siete más sesenta y dos conjuntos de siete desde el momento en que se dé la orden de reconstruir Jerusalén hasta que venga un gobernante, el Ungido. Jerusalén será reconstruida con calles y fuertes defensas, a pesar de los tiempos peligrosos.
Dios había encomendado estas profecías a los caudillos de Israel; no tenían pues excusa por no saber que el Mesías estaba a punto de llegar y por no habérselo dicho al pueblo. Su ignorancia era resultado de culpable descuido. Los judíos estaban levantando monumentos a los profetas de Dios que habían sido muertos, mientras que con la deferencia con que trataban a los grandes de la tierra estaban rindiendo homenaje a los siervos de Satanás. Absortos en sus luchas ambiciosas por los honores mundanos y el poder, perdieron de vista los honores divinos que el Rey de los cielos les había ofrecido.

Los ancianos de Israel deberían haber estudiado con profundo y reverente interés el lugar, el tiempo, las circunstancias del mayor acontecimiento de la historia del mundo: la venida del Hijo de Dios para realizar la redención del hombre. Todo el pueblo debería haber estado velando y esperando para hallarse entre los primeros en saludar al Redentor del mundo. En vez de todo esto, vemos, en Belén, a dos caminantes cansados que vienen de los collados de Nazaret, y que recorren toda la longitud de la angosta calle del pueblo hasta el extremo este de la ciudad, buscando en vano lugar de descanso y abrigo para la noche. Ninguna puerta se abre para recibirlos. En un miserable cobertizo para el ganado, encuentran al fin un refugio, y allí fue donde nació el Salvador del mundo.

Los ángeles celestiales habían visto la gloria de la cual el Hijo de Dios participaba con el Padre antes que el mundo existiese, y habían esperado con intenso interés su advenimiento en la tierra como acontecimiento del mayor gozo para todos los pueblos. Fueron escogidos ángeles para llevar las buenas nuevas a los que estaban preparados para recibirlas, y que gozosos las darían a conocer a los habitantes de la tierra. Cristo había condescendido en revestir la naturaleza humana; iba a llevar una carga infinita de desgracia al ofrendar su alma por el pecado; sin embargo los ángeles deseaban que aun en su humillación el Hijo del Altísimo apareciese ante los hombres con la dignidad y gloria que correspondían a su carácter. ¿Se juntarían los grandes de la tierra en la capital de Israel para saludar su venida? ¿Sería presentado por legiones de ángeles a la muchedumbre que le esperara?

Un ángel desciende a la tierra para ver quiénes están preparados para dar la bienvenida a Jesús. Pero no puede discernir señal alguna de expectación. No oye ninguna voz de alabanza ni de triunfo que anuncie que la venida del Mesías es inminente. El ángel se cierne durante un momento sobre la ciudad escogida y sobre el templo donde durante siglos y siglos se manifestara la divina presencia; pero allí también se nota la misma indiferencia. Con pompa y orgullo, los sacerdotes ofrecen sacrificios impuros en el templo. Los fariseos hablan al pueblo con grandes voces, o hacen oraciones jactanciosas en las esquinas de las calles. En los palacios de los reyes, en las reuniones de los filósofos, en las escuelas de los rabinos, nadie piensa en el hecho maravilloso que ha llenado todo el cielo de alegría y alabanzas, el hecho de que el Redentor de los hombres está a punto de hacer su aparición en la tierra.

No hay señal de que se espere a Cristo ni preparativos para recibir al Príncipe de la vida. Asombrado, el mensajero celestial está a punto de volverse al cielo con la vergonzosa noticia, cuando descubre un grupo de pastores que están cuidando sus rebaños durante la noche, y que al contemplar el cielo estrellado, meditan en la profecía de un Mesías que debe venir a la tierra y anhelan el advenimiento del Redentor del mundo. Aquí tenemos un grupo de seres humanos preparado para recibir el mensaje celestial. Y de pronto aparece el ángel del Señor proclamando las buenas nuevas de gran gozo. La gloria celestial inunda la llanura, una compañía innumerable de ángeles aparece, y, como si el júbilo fuese demasiado para ser traído del cielo por un solo mensajero, una multitud de voces entonan la antífona que todas las legiones de los rescatados cantarán un día: “¡Gloria en las alturas a Dios, y sobre la tierra paz; entre los hombres buena voluntad!” Lucas 2:14
RVR1960 14 ! ! Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres! m NTV 14 «Gloria a Dios en el cielo más alto y paz en la tierra para aquellos en quienes Dios se complace».

¡Oh! ¡qué lección encierra esta maravillosa historia de Belén! ¡Qué reconvención para nuestra incredulidad, nuestro orgullo y amor propio! ¡Cómo nos amonesta a que tengamos cuidado, no sea que por nuestra criminal indiferencia, nosotros también dejemos de discernir las señales de los tiempos, y no conozcamos el día de nuestra visitación!

No fue sólo sobre los collados de Judea, ni entre los humildes pastores, donde los ángeles encontraron a quienes velaban esperando la venida del Mesías. En tierra de paganos había también quienes le esperaban; eran sabios, ricos y nobles filósofos del oriente. Observadores de la naturaleza, los magos habían visto a Dios en sus obras. Por las Escrituras hebraicas tenían conocimiento de la estrella que debía proceder de Jacob, y con ardiente deseo esperaban la venida de Aquel que sería no sólo la “consolación de Israel,” sino una “luz para iluminación de las naciones” y “salvación hasta los fines de la tierra.” Lucas 2:25
RVR1960 25 Y he aquí había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él. NTV 25 En ese tiempo, había en Jerusalén un hombre llamado Simeón. Era justo y devoto, y esperaba con anhelo que llegara el Mesías y rescatara a Israel. El Espíritu Santo estaba sobre él
Lucas 2:32
RVR1960 32 Luz para revelación a los gentiles, Y gloria de tu pueblo Israel. m NTV 32 Él es una luz para revelar a Dios a las naciones, ¡y es la gloria de tu pueblo Israel! ».
Hechos 13:47
RVR1960 47 Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto para luz de los gentiles, A fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra. NTV 47 Pues el Señor nos dio este mandato cuando dijo: “Yo te he hecho luz para los gentiles, a fin de llevar salvación a los rincones más lejanos de la tierra”».
Buscaban luz, y la luz del trono de Dios iluminó su senda. Mientras los sacerdotes y rabinos de Jerusalén, guardianes y expositores titulados de la verdad, quedaban envueltos en tinieblas, la estrella enviada del cielo guió a los gentiles del extranjero al lugar en que el Rey acababa de nacer.

Es “para la salvación de los que le esperan” para lo que Cristo aparecerá “la segunda vez, sin pecado.” Hebreos 9:28
RVR1960 28 así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan. NTV 28 así también Cristo fue ofrecido una sola vez y para siempre, a fin de quitar los pecados de muchas personas. Cristo vendrá otra vez, no para ocuparse de nuestros pecados, sino para traer salvación a todos los que esperan con anhelo su venida.
Como las nuevas del nacimiento del Salvador, el mensaje del segundo advenimiento no fue confiado a los caudillos religiosos del pueblo. No habían conservado éstos la unión con Dios, y habían rehusado la luz divina; por consiguiente no se encontraban entre aquellos de quienes habla el apóstol Pablo cuando dice: “Vosotros, empero, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día a vosotros os sorprenda como ladrón: porque todos vosotros sois hijos de la luz e hijos del día; nosotros no somos de la noche, ni de las tinieblas.” 1 Tesalonicenses 5:4-5
RVR1960 4 Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón. 5 Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. NTV 4 Pero ustedes, amados hermanos, no están a oscuras acerca de estos temas, y no serán sorprendidos cuando el día del Señor venga como un ladrón. 5 Pues todos ustedes son hijos de la luz y del día; no pertenecemos a la oscuridad y a la noche.

Los centinelas apostados sobre los muros de Sión deberían haber sido los primeros en recoger como al vuelo las buenas nuevas del advenimiento del Salvador, los primeros en alzar la voz para proclamarle cerca y advertir al pueblo que se preparase para su venida. Pero en vez de eso, estaban soñando tranquilamente en paz, mientras el pueblo seguía durmiendo en sus pecados. Jesús vio su iglesia, semejante a la higuera estéril, cubierta de hojas de presunción y sin embargo carente de rica fruta. Se observaban con jactancia las formas de religión, mientras que faltaba el espíritu de verdadera humildad, arrepentimiento y fe, o sea lo único que podía hacer aceptable el servicio ofrecido a Dios. En lugar de los frutos del Espíritu, lo que se notaba era orgullo, formalismo, vanagloria, egoísmo y opresión. Era aquélla una iglesia apóstata que cerraba los ojos a las señales de los tiempos. Dios no la había abandonado ni había dejado de ser fiel para con ella; pero ella se alejó de él y se apartó de su amor. Como se negara a satisfacer las condiciones, tampoco las promesas divinas se cumplieron para con ella.

Esto es lo que sucede infaliblemente cuando se dejan de apreciar y aprovechar la luz y los privilegios que Dios concede. A menos que la iglesia siga el sendero que le abre la Providencia, y aceptando cada rayo de luz, cumpla todo deber que le sea revelado, la religión degenerará inevitablemente en mera observancia de formas, y el espíritu de verdadera piedad desaparecerá. Esta verdad ha sido demostrada repetidas veces en la historia de la iglesia. Dios requiere de su pueblo obras de fe y obediencia que correspondan a las bendiciones y privilegios que él le concede. La obediencia requiere sacrificios y entraña una cruz; y por esto fueron tantos los profesos discípulos de Cristo que se negaron a recibir la luz del cielo, y, como los judíos de antaño, no conocieron el tiempo de su visitación. Lucas 19:44
RVR1960 44 y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación. NTV 44 Te aplastarán contra el suelo, y a tus hijos contigo. Tus enemigos no dejarán una sola piedra en su lugar, porque no reconociste cuando Dios te visitó».
A causa de su orgullo e incredulidad, el Señor los dejó a un lado y reveló su verdad a los que, cual los pastores de Belén y los magos de oriente, prestaron atención a toda la luz que habían recibido.

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