“Si no hubiera confesado el pecado de mi corazón, mi Señor no me habría escuchado”.
Salmos 66:18
RVR1960
18 Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, El Señor no me habría escuchado.
NTV
18 Si no hubiera confesado el pecado de mi corazón, mi Señor no me habría escuchado.
Cuan importante es que en mi corazón no habite el pecado y que esté limpio de toda maldad y de todo aquello que me aparta de Dios, para que cuando yo le hago algún pedido, eso no sea obstáculo para que El conteste mi oración.
Dedica tiempo para pensar en aquello que podría ser tropiezo y con mucha oración pídele a Dios que lo saque de tu vida para que puedas gozar de paz y veas la poderosa mano de Dios manifestarse en tu vida.